Gente
Así es la mujer de Puigdemont, 'la maga rumana' que aprendió catalán antes que español
La filóloga y periodista Marcela Topor es fan de la magia, el ocultismo y la adivinación
Fugado en el extranjero desde su fallida e ilegal declaración de independencia de Cataluña, Carles Puigdemont podría regresar a España en el tramo final de la campaña electoral catalana, aún arriesgándose a ser detenido. Hasta ahora, el expresidente ha preparado el 12-M desde el sur de Francia. La casa que ha alquilado en la región del Vallespir, a una treintena de kilómetros de la frontera española, ha sido su centro de operaciones estos meses, echando el cierre, así, a la que bautizó como Casa de la República en Waterloo.
La remota ciudad de Bélgica donde Napoleón fue derrotado ha sido el refugio que evitó que fuese juzgado por su participación en la organización del referéndum ilegal de independencia del 1 de octubre de 2017. Hasta allí viajaban, siempre que los estudios se lo permitían, sus dos hijas adolescentes, de 15 y 17 años. Lo hacían acompañadas de su madre, Marcela Topor, mujer de Puigdemont desde hace más de dos décadas y a la que siempre ha querido mantener en la sombra.
En 2021, después de pasarse años viajando cada quince días hasta Bruselas, la familia se instaló junto al prófugo. Las adolescentes estudiaron en un colegio francés de la localidad pero no acabaron de adaptarse y terminaron regresando en compañía de su madre al chalet de Gerona donde vivían antes de la fuga.
De nacionalidad rumana, Topor conoció al político en 1996 en Gerona cuando ella hacía sus pinitos como actriz en la compañía de teatro Lucic Theatre. Su relación a distancia se consolidó con el tiempo. Ella vivía en Lasi, antigua capital del Principado de Moldavia, por lo que el político se trasladaba con asiduidad para verla. Durante el cortejo, Mars, como la conocen sus amigos, se fue familiarizando con el catalán, hasta el punto de que llegó a aprenderlo antes que el propio castellano. Cuatro años más tarde, la pareja se dio el 'sí quiero' en dos ceremonias diferentes: una civil en Roses (España) y, la segunda, en Rumanía, esta por el rito ortodoxo.
Fue entonces cuando lo dejó todo por amor y se instaló en España, donde comenzó a trabajar de periodista. Filóloga de profesión, Topor fue engrosando su currículum en la Agencia Catalana de Noticias, dirigida por aquel entonces por el propio Puigdemont, y después pasó por diversos medios, como el canal Punt-Avui, hasta aterrizar en la Red de Televisiones Locales de Barcelona, donde presenta The Weekly Mag, un espacio enteramente en inglés que se emite durante la temporada televisiva, de septiembre a junio.
Es, además, editora de Catalonia Today, una revista que difunde noticias en inglés desde «un punto de vista catalán», según indica la página del medio. De acuerdo con diversos medios nacionales, la periodista cobra 36.000 euros trimestrales (unos 6.000 al mes) por su trabajo al frente del programa de televisión que apenas ven 15.000 personas.
Sin embargo, si hay algo de su vida que destaca es su fascinación por la magia y la adivinación. «Es una especie de maga», han llegado a comentar varios amigos cercanos. Fiel creyente de los espíritus desde pequeña, suele recurrir a ellos, así como al poder de los amuletos y de la naturaleza para predecir el futuro. De hecho, Puigdemont, en su victoria, llevaba en el bolsillo el gallo de Horezu, una conocida cerámica rumana de la suerte de la región de Bucoviona.
Por si fuera poco, es habitual que Topor se vista de nigromante y lea libros de magia y ocultismo. Teniendo en cuenta su fanatismo místico, entendemos que fue ella quien eligió el destino de su luna de miel. La pareja viajó hasta Transilvania, la región de Valaquia cuna del conde Drácula repleta de leyendas.