El escándalo del hijo de la princesa Mette-Marit pone en jaque a la Casa Real noruega
El arresto de Marius Borg Høiby por agredir presuntamente a una joven puede terminar con él en prisión
Noruega se ha visto sacudida por un escándalo que ha colocado a la familia real en el centro de un torbellino mediático. Marius Borg Høiby, de 27 años, hijo de la Princesa Mette-Marit y nacido de su anterior relación con Morten Borg, un hombre que cumplió condena por tráfico de drogas, ha sido arrestado en un incidente que ha desatado un aluvión de especulaciones y alarma.
Aunque Marius no ostenta ningún título real ni forma parte oficial de la familia real noruega, su vínculo con la Princesa Mette-Marit ha captado la atención de los medios. Su madre, Mette-Marit, lo tuvo antes de casarse con el Príncipe Haakon, quien ha conocido a Marius desde que era un niño. A lo largo de los años, Marius vivió con la familia real y participó en numerosos actos oficiales hasta 2017, cuando se mudó a Estados Unidos para estudiar económicas. El arresto de Marius ha desatado una tormenta de atención mediática, llevando a la familia real a enfrentar una crisis inesperada. A pesar de no ser un miembro oficial de la monarquía, la conexión de Marius con la familia real ha intensificado el escrutinio público sobre el caso.
El caos comenzó en la madrugada del 1 al 2 de agosto en Oslo, cuando Marius presuntamente protagonizó un ataque físico y psicológico contra una joven de 20 años. La agresión, que tuvo lugar tanto dentro como fuera de un apartamento en la capital noruega, dejó a la víctima con una conmoción cerebral severa, exigiendo atención médica urgente. La policía, alertada por el llamado desesperado de la joven, llegó rápidamente al lugar, pero Marius, en un intento desesperado de evadir la justicia, emprendió una fuga que terminó con su arresto tras una breve persecución.
Varios medios han confirmado que Marius pasó cerca de 30 horas bajo custodia antes de ser liberado con cargos el 5 de agosto. La magnitud de este escándalo ha sido tal que ha llevado a la Princesa Mette-Marit a cancelar su tan esperado viaje a París, donde debía apoyar a Noruega en los Juegos Olímpicos. En vez de participar en el fervor olímpico, Mette-Marit se ha refugiado en la residencia de los príncipes herederos en Skaugum, en Asker, en las afueras de Oslo, lidiando con las consecuencias de la crisis desde el corazón del hogar real. Mientras tanto, el Príncipe Haakon, quien estaba en París disfrutando de las competiciones, también se ha visto envuelto en el drama.
Por otro lado, el abogado defensor de Marius ha intentado minimizar la gravedad de las acusaciones, argumentando que las lesiones alegadas caen bajo la categoría de violencia menor según la legislación noruega. Sin embargo, a pesar de esta defensa, la potencial pena de prisión, de hasta seis años, y el aluvión de cobertura mediática podrían infligir un daño considerable a la reputación de la monarquía. Por el momento, la investigación continúa y se espera que revelará más detalles que podrían impactar profundamente tanto a Marius como a la familia real.
El palacio guarda silencio
Mientras el Palacio Real y la Princesa Mette-Marit mantienen un mutismo absoluto ante la crisis que sacude a la familia real noruega, el Príncipe Haakon ha decidido hablar desde París, donde se encuentra por los Juegos Olímpicos. En medio de la controversia, Mette-Marit enfrenta no solo el tumulto mediático, sino también la difícil situación de su salud debido a la fibrosis pulmonar crónica, lo que añade una capa adicional de presión y necesidad de apoyo.
En sus declaraciones a diversos medios desde la capital francesa, Haakon ha señalado: «Es un asunto grave cuando la política está involucrada en la forma en que lo hace, pero al mismo tiempo no me corresponde entrar en detalles del caso.» Su comentario refleja la seriedad de la situación y la voluntad de la familia real de no profundizar en el caso en este momento.