La polémica boda de Marta Luisa de Noruega y el chamán a la que la realeza europea dio la espalda

Los jardines del hotel Union, en la zona alta de Geiranger, un pueblo turístico de un fiordo de la costa oeste, han acogido la extraña boda de la princesa Marta Luisa de Noruega y el autoproclamado «chamán», el estadounidense Durek Verrett. La ubicación se mantuvo en secreto hasta el final para intentar que se celebrara de la manera más discreta posible, puesto que han vendido la exclusiva a la revista ¡Hola!. La obsesión por embolsarse una buena cifra ha sido tal, que los novios han sido cubiertos en sábanas blancas para que no se filtrasen imágenes a la prensa. Un ridículo show impropio de una monarquía. Finalmente, acabaron publicando las fotos en agencias.

Durante una emisión en directo de la televisión Noruega 'TV2', Marta Luisa se ha agachado y su figura se ha visto debajo de la sábana blanca. Se ha desvelado entonces el vestido de color marfil que ha elegido, donde llama la atención un pronunciado escote, el encaje y las flores rosas. Una filtración que ha obligado a la revista a empezar a publicar imágenes de los novios antes de lo previsto.

Marta Luisa ha lucido la tiara de la cebada, realizada en platino y repleta de diamantes, con espigas de trigo y de ahí su nombre. Un regalo del Rey Olav, que Marta Luisa recibió el día de su 18 cumpleaños. El novio ha elegido traje de esmoquin negro que ha combinado con fajín y corbata doradas, un guiño a la indumentaria cortesana del siglo XVIII, según informa ¡Hola!. Los monogramas de la pareja estaban bordados en la chaqueta del esmoquin, también en dorado.

La pareja se ha dado el «sí, quiero» ante 350 invitados, entre los que se encontraban sus amigos y familiares más cercanos. Muy escasa la presencia de otras monarquías europeas, que no han querido participar en esta extraña boda. Tras el intercambio de votos, todos ellos han disfrutado de un almuerzo en la recepción del hotel.

La Familia Real de Noruega acudió a la boda de Marta Luisa con sus trajes regionales de gala. Solo el Rey Harald de Noruega y su hijo Haakon han optado por el esmoquin. La Reina Sonia, la Princesa Mette-Marit y los Príncipes Ingrid y Sverre sí han lucido la vestimenta tradicional. Todos han posado a su llegada a Geiranger en el barco 'Norge', donde se hospedan durante la boda.

La Princesa Marta Luisa también ha estado acompañada de sus tres hijas, fruto de su matrimonio con Ari Behn, quien se suicidó el día de Navidad de 2019. Maud, Leah y Emma, de 21, 19 y 16 años respectivamente, han vestido trajes en satén dorado, pero con diferentes diseños.

Solo dos Casas Reales europeas se han prestado a estar presentes en la boda. Los Príncipes Victoria y Daniel de Suecia, junto a los Príncipes Carlos Felipe y Sofía. Y Constantin y Laurentin de los Países Bajos.

Marta Luisa de Noruega, de 52 años, asegura que tiene una suerte de clarividencia y que es capaz de comunicarse con los ángeles, un don del que ha sacado rédito impartiendo cursos y escribiendo libros. Durek Verrett, de 49 años, se presenta como un «chamán de sexta generación» que vende, a precio de oro, un medallón supuestamente salvador.

«Soy muy espiritual, es tan bueno estar con alguien que lo apoya», comentó la princesa en Instagram en junio de 2022, unos días después de que se anunciase su compromiso.