El patrimonio económico que ha dejado Caritina Goyanes
A pesar de que estudió Derecho, siempre supo que su verdadera pasión era la hostelería
Era su otra gran familia, la que Caritina Goyanes había forjado con amor y dedicación en su ámbito de trabajo. Entre aquellos que compartieron con ella su gran reto profesional, hoy se respira una tristeza profunda, una incredulidad que pesa en el aire. Apenas pueden comprender que, de un día para otro, han perdido a su mentora, esa guía que iluminaba su camino y les enseñaba a triunfar en su oficio. «Han pasado ya varios caterings sin ti, pero tu presencia se siente más fuerte que nunca», escribieron con dolor sus compañeros de 'Six Sens by Cari', la empresa de catering que la vio alcanzar el éxito, en una carta llena de desconsuelo que compartieron en sus redes sociales seis días después del repentino adiós de Caritina, quien se fue demasiado pronto, a los 46 años.
La publicación, acompañada de una imagen del equipo y una elegante mesa que parece esperar, vacía, es un homenaje silencioso pero elocuente. «Un verdadero honor continuar lo que tú comenzaste», añaden con un nudo en la garganta, expresando la gratitud por aquellos que siguen adelante, aunque sienten su ausencia en cada paso que dan. No es fácil, pero lo hacen por ella, por mantener viva su pasión. Este tributo, tan emotivo como doloroso, recibió el eco de su madre, Cari Lapique, quien respondió con lágrimas en los ojos: «Qué gran equipo sois en todos los sentidos».
Caritina se apagó el pasado lunes en su casa de vacaciones en Marbella, víctima de un paro cardíaco que ha sido un golpe devastador para su familia, ya quebrada por la reciente pérdida de su padre, Carlos Goyanes, hace apenas dos semanas.
A pesar de que estudió derecho, se graduó con honores y ejerció como abogada, Caritina siempre supo que su verdadera pasión, aquella que iluminaba sus días, estaba en el mundo de la hostelería. Pocos conocían esa faceta de su vida, pero fue en ella donde encontró sus mayores alegrías. 'Six Sens by Cari' no era solo un negocio, era su primer gran sueño hecho realidad, un sueño que lideró con el mismo amor con el que vivió, y que se convirtió en una segunda familia para ella. Ahora, esa familia sigue adelante, aunque el vacío que ha dejado parece imposible de llenar.
Ahora, tras su inesperada partida, la incertidumbre envuelve el futuro de su exitosa empresa. Aunque el dolor es profundo, parece que el equipo que ella tanto amó seguirá adelante, al menos según lo sugieren las palabras compartidas en el podcast reciente. Con un peso en el alma, continúan su labor, como lo hicieron en la reciente presentación de Respira, el nuevo éxito de Netflix.
Caritina no se conformó con triunfar en su empresa de catering, sino que decidió ir más allá, lanzando su propia línea de productos gourmet. Pero su espíritu emprendedor no se detuvo ahí. se aventuró en el mundo editorial, compartiendo con el mundo su pasión por la cocina a través de un libro de recetas que lleva su nombre: Las mejores recetas de Caritina con algunos de sus platos favoritos. Ya sea para triunfar en Navidad, en los cumpleaños de tus hijos, en una tarde de té con amigas, en una barbacoa con los vecinos o en una cena romántica.
Por otro lado, más allá de su vida empresarial, la mujer de Antonio Mato era también una madre y esposa dedicada, que encontró en su impresionante casa de Madrid un hogar donde construir una vida llena de amor junto a su marido y sus dos hijos, Pedro y Cari, de 13 y 10 años.
La herencia
A la profunda y reciente pérdida de Caritina se suma ahora el peso de una herencia millonaria que permanece sin repartir, un fardo que la familia Goyanes debe cargar en medio de un dolor que apenas ha comenzado a cicatrizar. Con el trágico fallecimiento de Carlos Goyanes, a los 79 años, el pilar de la familia, la fragilidad de sus seres queridos se ha vuelto aún más evidente, dejando a su paso un vacío que no han tenido tiempo de procesar, mientras enfrentan la compleja tarea de repartir su fortuna.
Goyanes, previendo la inevitabilidad de su partida, dejó en manos de su esposa Cari Lapique todos sus bienes, en un intento de aliviar el duro proceso que sabía que su familia tendría que atravesar. Su fortuna, cercana a los 2 millones de euros, incluye no solo las empresas que tanto esfuerzo le costaron, sino también propiedades de gran valor emocional, como la emblemática casa familiar en el Paseo de la Habana y el lujoso chalet en Marbella donde falleció el empresario.
Ahora, Cari queda como la guardiana de todo el patrimonio familiar, enfrentada a la difícil decisión de cómo repartirlo entre su hija Goyanes y sus nietos, Pedro y Cari, quienes serán los herederos universales de los bienes de Caritina, siempre y cuando ella no haya dejado un testamento que dicte lo contrario. Sin embargo, hasta que sus nietos alcancen la mayoría de edad, será su padre quien asuma la responsabilidad de cuidar ese legado.