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El entonces Príncipe Carlos y Lady Di, saludando en el balcón real29/07/1981 LONDRESGTRES

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«Es mi diseño, mi trabajo»: la batalla legal que esconde el vestido de boda de Lady Di desde hace 30 años

Más de 7 metros de cola y 10.000 perlas convirtieron el diseño en uno de los más icónicos del siglo pasado

Podría definirse como el vestido que marcó una era. Cuando la Princesa Diana caminó por el pasillo de la catedral de San Pablo para su boda con el entonces Príncipe Carlos de Inglaterra, no solo llevaba una cola de más de 7 metros y 10.000 perlas, sino que también llevaba sobre sus hombros el peso de la historia de la moda.

Setenta y cinco millones de personas sintonizaron a la vez la transmisión para ver cómo los Príncipes de Gales intercambiaban sus votos frente a Dios y la Reina Isabel II. Entre los testigos directos del enlace, además de personalidades, políticos y representantes de todas las Casas Reales europeas, destacaban los diseñadores de tan icónico vestido: David y Elizabeth Emanuel, que también eran pareja en la vida real.

Su idilio romántico que también se extendió al ámbito empresarial bajo el nombre de Emanuel Couture se terminó sin embargo poco después debido a la acumulación de deudas. La separación puso fin a una relación que comenzó en la Harrow School of Art, donde se conocieron en 1974. La pareja se casó dos años más tarde, mientras estaban en medio de un master que cursaron juntos en el Royal College of Art. Al igual que sus homólogos reales, que divorciaron con una diferencia de dos años, su separación no fue amistosa y tres décadas después seguían batallando en los Tribunales.

Durante el confinamiento, David afirmó que su entonces pareja habría infringido sus derechos de autor al reproducir sus bocetos iniciales del vestido de boda de Lady Di para ponerlos a la venta y obtener una destacada cantidad por ellos.

El boceto que despertó el enfrentamiento

El drama legal fue la culminación de décadas de dificultades para Elizabeth, que sigue creando ropa para Courtney Love y Madonna. Además de las dificultades económicas, en un momento dado se le negó el derecho a diseñar con su propio nombre, aunque lo recuperó hace tres años. Dice que estaba molesta y enfadada por lo que era un obstáculo más que tenía que superar, y que sentía que su exmarido no le había dejado otra opción que defenderse en los tribunales.

Afortunadamente, ambos consiguieron acabar su enfrentamiento de forma amistosa con una aplastante victoria para Elizabeth, que ostenta la propiedad absoluta sobre el diseño: «Es muy importante para mí poder reivindicar la autoría de mi trabajo y, por primera vez, poder decir: 'Ese es mi diseño. Ese es mi trabajo'», explicó, antes de añadir que agradecía a David su colaboración.

Diana de Gales, posando con el icónico vestido de Emanuel CoutureGTRES

Además, en relación a la venta de sus bocetos, apuntó: «Solo estaba tratando de mantener mi estudio en marcha y recaudar algo de dinero. Solo estaba tratando de sobrevivir como cualquier otra persona». También, reconoció que la reacción de su exmarido llegó por sorpresa: «No tuve ninguna advertencia. Salió de la nada y no me dejó más remedio que tener que defenderme. Fue muy molesto porque sabía que después de todo lo que había pasado, este era otro obstáculo que tenía que superar».

Elizabeth Emanuel, además de planear un libro de memorias, hay un par de otros «grandes proyectos» en marcha sobre los que ha jurado mantener el secreto: «Honestamente», dice, «ha sido una aventura y, aunque he tenido cosas difíciles, en cierto modo no lo cambiaría porque creo que me ha ayudado creativamente a hacer lo que hago».