El lado más personal de Teresa Ribera: tres hijas, marido jurista y casa en Menorca

Teresa Ribera Rodríguez, la vicepresidenta tercera del Gobierno y ministra para la Transición Ecológica, ha sido protagonista de recientes polémicas que han puesto en duda su capacidad de liderazgo en situaciones de emergencia. En plena crisis por la DANA que afectó a la Comunidad Valenciana, Ribera se mantuvo en un llamativo silencio, a pesar de que la Confederación Hidrográfica del Júcar y la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), instituciones bajo su mando, deberían haber alertado del riesgo.

La falta de respuesta y su decisión de descargar la responsabilidad en la Generalitat Valenciana despertaron críticas en España y Europa, donde su actuación fue evaluada con dureza. La prueba más reciente fue su examen en el Parlamento Europeo como candidata a la Vicepresidencia de la Comisión Europea, donde no convenció al comité, que señaló insatisfacción con sus argumentos. Incluso el eurodiputado alemán Peter Liese declaró sentirse «bastante decepcionado» por la postura de Ribera ante las emergencias.

Su sueldo anual de 84.600 euros y su cargo como cara visible de la transición ecológica en España le han permitido una influencia considerable, pero sus decisiones han puesto en duda su gestión.

Nacida el 19 de junio de 1969 en Madrid, es licenciada en Derecho por la Universidad Complutense y cuenta con una diplomatura en Derecho Constitucional y Ciencia Política por el Centro de Estudios Constitucionales. Ingresó en el Cuerpo Superior de Administradores Civiles del Estado en 1995, consolidando una carrera que la llevaría a puestos de alta responsabilidad. Ha sido profesora de Derecho Público y Filosofía del Derecho en la Universidad Autónoma, y sus estudios le han permitido trabajar en iniciativas medioambientales en foros de renombre.

Su perfil técnico y su paso por organismos internacionales también incluyen su trabajo como directora del Instituto de Desarrollo Sostenible y Relaciones Internacionales en París, donde estuvo entre 2014 y 2018, destacándose en políticas de sostenibilidad. Esta experiencia le abrió las puertas a la Secretaría de Estado de Cambio Climático durante el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero (2008-2011), y más tarde, en 2020, a su actual puesto en el Gobierno de Pedro Sánchez como vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico.

La inclinación de Ribera por la política y el medio ambiente tiene raíces profundas en su vida familiar. Es la mayor de cinco hermanas en una familia que siempre estuvo rodeada de pensamiento intelectual. Su madre, Teresa Rodríguez, es una reconocida experta en krausismo y estudiosa de la Institución Libre de Enseñanza, mientras que su padre, José Manuel Ribera, es un pionero en la geriatría en España y miembro de la Real Academia de Medicina. Este ambiente de compromiso académico y social la marcó desde pequeña.

Casada con Mariano Bacigalupo, consejero de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia, Teresa Ribera es madre de tres hijas, una de las cuales estudia actualmente en Estados Unidos. Bacigalupo, nacido en Buenos Aires y con una carrera que incluye un doctorado en Derecho en Alemania, es un destacado funcionario en el ámbito del derecho y la competencia. La pareja tiene una vida relativamente reservada en Majadahonda, Madrid, aunque también poseen una casa en la isla de Menorca, donde disfrutan de escapadas familiares y momentos de desconexión.

Amante de las caminatas por la sierra de Madrid, especialmente en Cercedilla, suele dedicarse a pasear entre semana y hacer caminatas más largas los fines de semana. Cuando el trabajo se lo permite, disfruta de la lectura y de autores como Almudena Grandes, así como de obras de temática económica y ambiental como Economía rosquilla de Kate Raworth. En su infancia, Ribera solía colocar casitas para pájaros con su abuelo, y en su juventud se unió a movimientos pacifistas y en defensa de las ballenas, reflejando una vocación por el activismo ambiental.

Majadahonda y su refugio en Menorca

Su residencia principal se encuentra en Majadahonda, en la periferia de Madrid, donde la familia vive en un amplio piso de 207 metros cuadrados. Esta vivienda, situada en una zona residencial de alto nivel, es donde Ribera y Bacigalupo residen junto a sus tres hijas, aunque una de ellas estudia en Estados Unidos. La elección de Majadahonda no es casual: la zona ofrece un ambiente más tranquilo y alejado del bullicio del centro, pero con fácil acceso a la ciudad para cumplir con sus obligaciones oficiales.

En cuanto a su refugio vacacional, el matrimonio cuenta con una vivienda en Menorca, un lugar que se ha convertido en su escape ideal. Según Ok Diario, la pareja posee un apartamento de 90 metros cuadrados con una terraza de 32 metros en la tranquila zona de Son Blanc, cerca de Ciudadela. Esta propiedad está situada a menos de 300 metros de la playa de Sa Caleta, un enclave que les permite disfrutar de la naturaleza y la privacidad. La vivienda en Menorca, adquirida en 2012 en «sociedad de gananciales», es su espacio de desconexión y vacaciones familiares. La ubicación, entre Son Blanc y Sa Caleta y a corta distancia del centro urbano de Ciudadela, hace de este apartamento el lugar perfecto para desconectar.