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La finca española que visitan Máxima y Guillermo de Holanda para cazar
Es uno de los cotos de caza más emblemáticos de nuestro país
Mientras muchos turistas viajan a España atraídos por las playas de Ibiza, Menorca o la vibrante vida nocturna de Madrid, la Reina Máxima de los Países Bajos tiene un plan mucho más singular: venir a cazar. Sí, España, además de ser un destino de sol y playa, es conocida por tener algunos de los cotos de caza más exclusivos del mundo, y figuras como Máxima, su esposo Guillermo de Holanda y sus hijas no dudan en aprovechar esta riqueza natural.
Por ejemplo, en Almodóvar del Campo, Ciudad Real, se encuentra La Garganta, un coto de caza de 15.000 hectáreas que combina lujo, naturaleza y exclusividad. Esta finca, propiedad de Hugh Grosvenor, duque de Westminster, no solo es conocida por su impresionante paisaje de montañas y dehesas, sino también por ser un lugar habitual para las escapadas de la realeza británica, como los príncipes Guillermo y Enrique. Aquí, la caza de venados y jabalíes se convierte en una experiencia casi ceremonial, enmarcada por la hospitalidad de una finca diseñada para ofrecer todo tipo de comodidades.
Pero no todo se centra en La Garganta. Otro destino estrella es la finca La Ventosilla, en Polán, Toledo. Este histórico enclave, rodeado de encinas y fauna salvaje, ha sido testigo de generaciones de cazadores, incluidos miembros de la realeza europea. Con un legado que se remonta a la época de los Reyes Católicos, La Ventosilla combina tradición y lujo, consolidándose como uno de los destinos favoritos para los amantes de la caza de perdices. Recientemente, según Es La Mañana de Federico, esta finca fue el escenario de una jornada cinegética que reunió a los Reyes de los Países Bajos, Guillermo y Máxima, junto con sus tres hijas, y a los monarcas belgas, Felipe y Matilde. La actividad central fue una tradicional montería, donde los invitados pudieron disfrutar de las famosas perdices de la finca, conocidas por su calidad.
Pero según cuentan la diversión no terminó con la caza. Al parecer, los Reyes Máxima y Guillermo no se conformaron con el éxito en el campo y se llevaron el protagonismo en el ágape posterior. Mientras la Reina animaba el ambiente musical eligiendo canciones para bailar, el Rey mostró su lado más distendido participando en un peculiar juego: los asistentes debían recoger copas de un cajón de madera utilizando únicamente la boca.
En contraste, los Reyes de Bélgica optaron por un perfil mucho más discreto. Felipe y Matilde, conocidos por su sobriedad, prefirieron mantenerse al margen, observando desde sus asientos las ocurrencias de sus colegas neerlandeses. Estos ejemplos no hacen más que confirmar lo que muchos ya saben: España es un referente internacional en el ámbito cinegético.
La Ventosilla
La Ventosilla es un reconocido destino para la caza de perdiz y venado, valorado por su tradición y su excelencia en el ámbito cinegético. Además de la caza, la finca brinda una experiencia completa con servicios exclusivos, que incluyen alojamiento de primer nivel y una gastronomía local cuidadosamente elaborada.
Los visitantes pueden disfrutar de un entorno natural único mientras se relajan y aprovechan la cálida hospitalidad y el confort que hacen de este lugar un referente en su categoría. Esta finca no solo destaca por su presente, sino también por su pasado.
Enclavada en un terreno cubierto de encinas, La Ventosilla fue desde tiempos antiguos un refugio predilecto para aves, ciervos y jabalíes. Su nombre, que evoca la suavidad de los vientos que allí se sienten, resonó por primera vez en la historia de la mano de la Reina Isabel de Castilla, quien cazó en estos mismos parajes. Sin embargo, fue durante la época del duque de Lerma, Don Francisco de Rojas y Sandoval, cuando alcanzó su máximo esplendor. En el siglo XVII, el duque ofrecía espectaculares cacerías al Rey Felipe III y su corte, haciendo de ella un punto de encuentro para la élite política, económica y cultural de la época. Incluso Rubens llegó a visitar la finca, pincel en mano.
El legado del duque incluye la construcción de una capilla con un retablo de estilo gótico tardío, así como un palacete de piedra de inspiración herreriana, actualmente en restauración. Hoy en día, es una finca privada que combina la tradición cinegética con una explotación agrícola y ganadera sostenible. Aquí se crían perdices, ganado vacuno y ovino, y se producen cultivos de cereal y vino bajo la marca «Real Sitio de la Ventosilla».
La finca ha sabido modernizarse sin perder su esencia, atrayendo a cazadores de todo el mundo, incluidos los más selectos. Aunque la caza sigue siendo una actividad que genera opiniones encontradas, su popularidad entre las élites europeas demuestra que sigue ocupando un lugar destacado en la cultura de muchos países. España, con enclaves como La Ventosilla, se consolida como destino de referencia para quienes buscan vivir una experiencia que combina naturaleza, historia y exclusividad.