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Alejandra Silva y Richard Gere

Alejandra Silva y Richard Gere

Los negocios de la mujer de Richard Gere

Desde 2007, Alejandra Silva ha estado comprometida con causas relacionadas con la responsabilidad social

Aunque Alejandra Silva, al casarse con Richard Gere, adoptó su apellido, su vida profesional va mucho más allá de ser solo la esposa de una de las estrellas más famosas de Hollywood. Alejandra tiene una identidad propia y ha construido una exitosa carrera en el mundo empresarial. Nacida el 16 de febrero de 1983 en La Coruña, su trayectoria refleja una historia de esfuerzo y logros por méritos propios.

Proviene de una familia con un historial destacado. Su padre, Ignacio Silva Botas, fue vicepresidente económico del Real Madrid durante la presidencia de Lorenzo Sanz. Desde pequeña, fue socia abonada del club y, siendo joven, solía asistir a las fiestas madridistas. También tuvo una relación con el futbolista brasileño Roberto Carlos, quien jugó en el equipo blanco durante más de una década.

Después de estudiar en el prestigioso colegio Mater Salvatoris de Aravaca y pasar parte de su adolescencia en Reino Unido, se mudó a Madrid para formarse en Publicidad y Marketing. Comenzó su carrera profesional como becaria en la agencia de publicidad The Farm, donde rápidamente ascendió a posiciones más importantes. En 2005, dio un paso importante al incorporarse al sector de la aviación privada, ocupando la dirección comercial de una empresa.

Antes de conocer a Richard Gere, Alejandra Silva trabajaba en el exclusivo hotel Treville en Positano, donde tuvo el encuentro que cambiaría su vida con el actor. Este hotel de renombre formaba parte de los negocios de la familia de su exmarido, Govind Friedland, un geólogo e hijo del magnate Robert Friedland. Según Forbes, en 2015, la fortuna de Robert Friedland se estimaba en 750 millones de dólares, gracias a su empresa Ivanhoe Mines Ltd., dedicada a la gestión de importantes yacimientos de oro, cobre y diamantes a nivel global.

Sin embargo, su mayor giro profesional ocurrió en 2015, cuando decidió emprender su propio camino y fundó Shunyata SL, una empresa de representación y defensa de los derechos de imagen. El nombre de la empresa está inspirado en el concepto budista de «lo insustancial», algo que también comparte con su esposo, Richard Gere. Aunque el comienzo fue difícil y el primer año estuvo marcado por pérdidas, según varios medios en 2016, logró superar las adversidades y multiplicó la facturación de su empresa, alcanzando más de 350.000 euros en ingresos y generando beneficios de 37.000 euros.

Es reconocida como «la activista gallega» debido a su trabajo en responsabilidad social, el cual comenzó en 2007. Ha estado comprometida con varias causas solidarias, empezando por la Fundación Beautiful Life, que cofundó junto a la modelo Karolina Kurkova. Esta organización se centró en la vulnerabilidad de los niños refugiados y víctimas de conflictos bélicos, con el objetivo de crear conciencia sobre sus derechos y necesidades.

En 2010, Alejandra amplió su impacto al unirse a la Fundación Real Madrid, donde contribuyó al proyecto «Iniciativa en África Occidental». Este proyecto tenía como fin integrar el deporte en comunidades africanas, utilizando el fútbol como una herramienta de inclusión social y desarrollo. Su pasión por ayudar no se detiene allí: actualmente, dedica gran parte de su tiempo a la Fundación Hogar Sí Rais, una organización en la que actúa como madrina y promueve los derechos de las personas sin hogar. A través de campañas como #personasdecartón, lucha por visibilizar el problema del sinhogarismo y abogar por un hogar digno para todos. Además, ha colaborado con Open Arms, apoyando el rescate de migrantes en el Mediterráneo, un área en la que también se ha mostrado profundamente comprometida.

De hecho, lo que une a Alejandra y su esposo, Richard Gere, es más que el amor; ambos comparten una profunda pasión por las causas sociales. Como Alejandra ha dicho: «Somos como almas gemelas, tenemos los mismos valores y vemos el mundo de la misma manera». Juntos, han decidido mudarse a España, principalmente para comprometerse aún más con la ONG Hogar Sí, que lucha por erradicar el sinhogarismo en el país. «Queremos ayudar a este país a acabar con el sinhogarismo. Nuestro objetivo es que, de aquí a 5 años, nadie duerma en la calle», explicó Alejandra

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