La traición de un camarero jubilado de Casa Lucio que sorprende a la familia

«No, no sabíamos nada, fue una absoluta sorpresa», explica María, la hija de Lucio a El Debate cuando le preguntamos por el libro que acaba de salir a la luz escrito por un antiguo camarero ya jubilado. «La traición y la puñalada son graves», reconoce María, dolida.

La familia de Casa Lucio, el famoso restaurante madrileño que triunfa con sus sabrosos huevos rotos desde hace cuatro décadas, donde los clientes se sienten como en casa, y donde la discreción es tanto o más importante que la propia comida, está muy molesta. «Afortunadamente, mi padre no se ha enterado de nada», reconoce. Un golpe duro de asumir, pues el antiguo camarero, autor del libro, ha estado visitando el restaurante con frecuencia tras su jubilación y nunca dijo cuáles eran sus intenciones. La sorpresa para la familia de Casa Lucio fue mayúscula.

El libro, escrito por Jaime Barona, revela los secretos y las conversaciones del autor, cuando trabajaba en el mítico restaurante, con clientes célebres que según opina María, «algunas no se han podido dar porque él no atendía esas mesas». La hija de Lucio se siente molesta con este libro pero agradecida a los clientes que «saben distinguir» y son conscientes de que todos en el equipo de Casa Lucio siguen siendo tumbas. El libro revela anécdotas y romances indiscretos que son desconocidos incluso hasta por los más veteranos de la prensa rosa de este país. Famosos en la carta es un libro que no le gusta, ni a María ni a sus dos hermanos.

«No nos hace ninguna gracia que se publique este libro. Mi padre siempre ha sido un caballero, y muy respetuoso con la vida de todos sus clientes», confiesa su hija muy contrariada. «Sienta mal, la verdad. ¡Con lo que hemos vivido aquí... !» y siempre en silencio. «Hay dos libros de Casa Lucio ya publicados contando historias muy bonitas», añade.

«No nos hace ninguna gracia que se publique este libro. Mi padre siempre ha sido un caballero, y muy respetuoso con la vida de todos sus clientes», confiesa su hija María

Además, la hija de Lucio, en conversación con El Debate, explica que Jaime Barona nunca ha sido maître, es decir, jefe de sala. «En esta casa sólo hubo dos maîtres, que son Teodoro, el actual y Manuel Díaz, el anterior. Él ha sido camarero». En el número 26 de la calle Cava Baja de Madrid siguen ocurriendo historias que no se cuentan en público y siguen llenando sus mesas de manteles blancos como el primer día.

Casa Lucio continúa abierto en el mismo lugar que estaba en su día el ‘Mesón El Segoviano’, el local donde un joven Lucio empezó a trabajar, siendo un niño, con su dueña doña Petra, quien le quería como a un hijo. Con los años, le vendió el local y Lucio lo convirtió en Casa Lucio, y hasta hoy. Lucio presume poco, pero cuenta con orgullo que en el mes de julio de 2015, logró una foto para la historia. Reunió al Rey Juan Carlos con los cuatro presidentes de la democracia: Rajoy, Aznar, Zapatero y González. «Soy íntimo amigo de los cuatro y los quiero a todos», reconoce con la humildad que le caracteriza.

Lucio, un genio

Llegó a Madrid desde Ávila siendo un niño para trabajar como camarero. Y dando de comer se comió el mundo. Desde los 12 años, poco a poco, con honestidad y una sonrisa, ha vivido atendiendo a los demás. Con elegancia, con señorío, y hasta con torería. Hoy en día, a sus 92 años recién cumplidos, el empresario más famoso de la hostelería madrileña sigue acercándose cada mañana hasta el emblemático restaurante. No perdona la visita diaria a su templo gastronómico donde tantos amigos y clientes fieles le saludan cariñosamente.

«El secreto de mi éxito es tratar lo mismo al rico que al pobre; el cliente tiene que portarse y yo me comporto», confesaba Lucio en una entrevista reciente, a esta periodista. Casa Lucio, fundada en 1974, es el más antiguo de los tres restaurantes que abrió en Madrid este brillante emprendedor con chaquetilla blanca. Fernando, María y Javier, sus tres hijos están al frente del negocio actualmente y siguen sus pasos.