40 años de la guerra de la Malvinas
La guerra de las Malvinas: un combate entre 'naciones amigas'
Olvidando que Argentina era una nación amiga, el 3 de enero de 1833 los ingleses invadieron las Malvinas y expulsaron a la población de las islas
Las Malvinas son un islario de terreno escabroso y pobre, con costas bordeadas de riscos, sin casi valor económico salvo para la cría de ovejas. Un archipiélago casi insignificante en medio del Atlántico sur en el que todo su valor radica en que ha servido básicamente de base naval y aérea para el control de las rutas navales que transitan por el Cabo de Hornos y las aguas que los rodean.
Unas islas que formaban parte del Imperio español hasta que España se vio forzada a dar la independencia a las actuales repúblicas hispanoamericanas en 1816. En este ciclo bélico el apoyo inglés a los insurgentes hispanoamericanos contra Fernando VII fue determinante: diplomacia, hombres, armas, municiones, buques y dinero. El agradecimiento y simpatía de los argentinos llegaba hasta el punto que su Armada llevaba una muestra de luto por Nelson en su uniforme y en las gorras sin visera de su marinería, se dice, que llevaban en la sobregola tres listas blancas en homenaje a las tres grandes batallas del almirante Nelson: Abukir (1798), Copenhague (1801) y Trafalgar (1805).
Los distintos gobiernos argentinos han reclamado sin éxito la devolución de las Malvinas
En 1820 la nueva nación argentina izó su bandera en las Malvinas para que en 1829 poner a Luis Vemet como gobernador del islario.
Inglaterra, dentro de su política naval hegemónica, puso los ojos en las Malvinas como tiempo antes los había puesto en Gibraltar, Singapur, El Cabo y Hong Kong... Su objetivo era tener bases en todos los enclaves geográficos estratégicos que le permitiesen controlar el tráfico marítimo mundial.
Olvidando que Argentina era una nación amiga, el 3 de enero de 1833 los ingleses invadieron las Malvinas y expulsaron a la población de las islas. Desde entonces hasta la actualidad los distintos gobiernos argentinos han reclamado sin éxito la devolución de las Malvinas al pueblo argentino.
Hace 40 años, en abril de 1982, tropas argentinas desembarcaban en Puerto Stanley, capital de las Malvinas. Comenzaba una pequeña guerra que se iba a prolongar a lo largo de 74 días.
Reino Unido es una nación que no da ni devuelve nada contra su voluntad
En Londres gobernaba la Dama de Hierro, Margaret Thatcher, mientras que en Buenos Sires lo hacía la dictadura militar del general Galtieri.
Reino Unido –hay que decirlo en su honor– es una nación que no da ni devuelve nada contra su voluntad. Los británicos son un pueblo guerrero que en momentos de crisis cierra filas en torno a su gobierno tenga este razón o no. ¡Sangre, sudor y lágrimas!
Para echar a las tropas argentinas que habían ocupado sin casi violencia las Malvinas las fuerzas armadas británicas enviaron dos portaviones: el HMS Hermes y el MHS Invencible, con armas nucleares, y a lo mejor de su ejército: gurkas y a paracaidistas tocados con sus famosas boinas rojizas.
Galtieri y su Estado Mayor pensaron que los ingleses no reaccionarían usando la fuerza, aunque en una conversación telefónica, el entonces presidente de Estados Unidos, Ronald Reagan, le recordó al general Galtieri que Inglaterra era un aliado «muy particular de Estados Unidos», afirmando que conocía «a la señora Thatcher» y sabía que era «muy decidida» y que contestaría «todo acto de fuerza con más fuerza». Con Thatcher no había negociación ni diálogo. Contaba con el apoyo de todo el pueblo inglés para aquella nueva guerra en el fin del mundo. Los estibadores ingleses trabajaron gratis el fin de semana para ayudar a la salida de los buques de guerra rumbo a las Malvinas.
España vendió bombas de aviación a Argentina al tiempo que se ponía de perfil con el gobierno de Thatcher
El apoyo español a Argentina
En España seguía gobernando Leopoldo Calvo Sotelo tras el susto del 23-F. España se convirtió en el miembro número 16 de la OTAN el 30 de mayo de 1982. Las simpatías de muchos españoles estaban con Argentina, como consecuencias de la triste sombra de Gibraltar que se proyecta sobre la conciencia nacional de España entere. El Gobierno se encontraba dividido entre su nuevo aliado y los vínculos de todo tipo con los argentinos. Finalmente, España vendió bombas de aviación a Argentina al tiempo que se ponía de perfil con el gobierno de Thatcher.
En las calles de España las cosas eran distintas. Por diferentes motivos, la izquierda y la derecha eran partidarios de los argentinos. El entonces pequeño partido FE de las JONS organizó una manifestación bajo el lema «Malvinas argentinas, Gibraltar español», que logró un enorme apoyo popular. Fruto de aquel inesperado éxito, los jefes de sus milicias, la belicosa Primera Línea, Juanjo M. y Pedro Pablo P. entraron en contacto con la embajada argentina. De forma clandestina se empezó la recluta de voluntarios para ir a luchar a las Malvinas contra los británicos. Antes de que se terminase la recluta, la guerra había quedado sentenciada para Argentina. En junio de aquel año se jugó en España el Mundial de futbol. Hinchas ingleses vejaron en público la bandera española y como consecuencia en las calles de Madrid se produjeron durísimos enfrentamientos entre los hooligans y jóvenes españoles. ¡Los últimos combates de las Malvinas! En el mundial venció el equipo italiano seguido del alemán.