80 años
La lección de Jan Karski, el hombre que quiso parar el Holocausto
El legado del polaco, que alertó sin éxito al mundo de lo que perpetraban los alemanes en Auschwitz, es hoy una llamada moral a la acción para proteger los derechos humanos
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Entre 2005 y 2009, asistí a la Universidad de Georgetown, donde cinco décadas antes había dado clases el profesor polaco Jan Karski. A lo largo de los años he pasado por delante de su estatua, una figura elegante y discreta sentada en un banco junto a un tablero de ajedrez. En 2014, mi antiguo profesor, Derek Goldman, me pidió que le ayudara a escribir una obra de teatro para conmemorar el centenario de Karski en Georgetown (Karski murió en el año 2000). Vimos entonces su desgarrador testimonio en el documental Shoah de Claude Lanzmann, en el que habló por primera vez en 35 años sobre sus experiencias en la guerra; también leímos las memorias de Karski, Tajne państwo, y la excelente biografía de E. Thomas Wood sobre Karski: Jak jeden człowiek próbował zatrzymać Holocaust. La historia de Polak es un maravilloso relato sobre el valor moral.
Era esta astucia, coraje y fuerza mental lo que caracterizaban a Jan Karski
El Estado Clandestino Polaco fue creado hace 80 años. El 14 de febrero de 1942, durante la ocupación de Polonia por parte de Alemania y Rusia, por orden del general Władysław Sikorski, se constituyó el Ejército Nacional (Armia Krajowa), el mayor ejército clandestino del mundo. Y Jan Karski fue precisamente mensajero de este Estado Clandestino Polaco. Su tarea consistía en obtener información en la Polonia ocupada por los alemanes y transmitir la información de la resistencia que operaba en Polonia al gobierno polaco en el exilio (en Francia y posteriormente en Inglaterra). Sus habilidades eran perfectas para realizar esta actividad. Tenía memoria fotográfica, conocía numerosos idiomas y se caracterizaba por su gran heroísmo. Los viajes de Karski por la Europa ocupada por los alemanes fueron terriblemente peligrosos. Una vez fue capturado y torturado por la Gestapo. Conspiradores polacos del Estado Clandestino Polaco pudieron ayudarle a escapar en circunstancias dramáticas.
El hecho de actuar como parte del Estado Clandestino Polaco le daba esperanza y un propósito a cumplir. Muchos miembros de la clandestinidad dieron su propia vida para que fuera Karski quien sobreviviera. Para mí fue sorprendente la cantidad de sofisticadas actividades militares y de inteligencia clandestinas llevadas a cabo por los polacos. También la magnitud de la resistencia ejercida, a pesar de los peligros relacionados con estas actividades. Era esta astucia, coraje y fuerza mental lo que caracterizaban a Jan Karski.
En 1942, dirigentes judíos se enteraron de su misión en Inglaterra, donde informaba a numerosos líderes influyentes sobre el estado de la Polonia ocupada. Le imploraron que diera testimonio de los horrores del Holocausto comunicando a los líderes extranjeros que el pueblo judío estaba siendo exterminado. Su testimonio fue muy importante. Atravesó disfrazado los lugares que los alemanes habían organizado en la Polonia conquistada: el gueto de Varsovia y luego el campo de tránsito de Izbica Lubelska. En todas partes fue testigo de la deshumanización, la devastación y la muerte. Redactó y envió informes a los líderes mundiales, entre ellos el presidente de los Estados Unidos, Franklin D. Roosevelt, el juez del Tribunal Supremo de los Estados Unidos, Felix Frankfurter, y el Secretario de Asuntos Exteriores británico, Anthony Eden. Solo escribió la verdad, escribió sobre lo que él mismo había visto.
Algunos estudiosos sostienen que la reunión de Jan Karski con el presidente Franklin D. Roosevelt en 1943 fue, en parte, responsable de que el presidente formara el Consejo por los Refugiados en 1944, que salvó miles de vidas. Otras personas (entre las que me incluyo) creen que las acciones de Roosevelt llegaron demasiado tarde: se podrían haber salvado muchas más vidas. Roosevelt no hizo en ningún momento «ninguna pregunta específica sobre la cuestión judía» –como informó Karski tras reunirse con él. El Secretario de Asuntos Exteriores, Anthony Eden, no permitió que Karski informara al primer ministro Churchill. El juez del Tribunal Supremo de Estados Unidos Felix Frankfurter confesó que no creyó a Karski cuando describió la magnitud de los crímenes perpetrados por los nazis. Sencillamente, no podía comprender cómo la humanidad podía ser capaz de cometer semejante crimen.
Los judíos fueron abandonados para que murieran completamente solos
Las memorias de este heroico polaco, Tajne państwo, se convirtieron en un bestseller en 1944, aunque esto no cambió el sentimiento de la sociedad. Karski consideró su misión como un fracaso. Esta sensación es una de las muchas lecciones importantes que nos enseña Jan Karski.
En 1981, Jan Karski pronunció un poderoso discurso en la Conferencia Internacional de la Liberación, en el que afirmó: «Los judíos fueron abandonados para que murieran completamente solos». Para mí, estas palabras son muy importantes. Habló de cómo líderes y naciones enteras contribuyeron a los horrores del Holocausto al mostrar ignorancia, negligencia e inacción. El legado del heroico mensajero del Ejército Clandestino Polaco es una llamada a la conciencia y un llamamiento moral a la acción. Sigue enseñándonos «que es la comunidad humana, y no el poder de los gobiernos, lo que constituye la única protección real de los derechos humanos».