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Fuerzas Spetsnaz rusas, en Daguestán

Fuerzas Spetsnaz rusas, en Daguestán

Conflictos postsoviéticos

La pugna interna que desató la guerra del Daguestán: Gobierno islámico o lealtad a Moscú

El objetivo era comenzar la guerra en el Daguestán e iniciar una campaña pancaucásica islamista para establecer un Estado islámico a costa del territorio ruso en la región

Después del tratado de paz de 1996, Chechenia se convirtió en un Estado independiente de facto, pero no de iure que pronto acabó siendo un Estado fallido y una grave amenaza a la seguridad de la región: la inestabilidad política, dividida ya en facciones irreconciliables entre laicos, moderados, tradicionalistas e islamistas; la lucha por el poder; el terrorismo y la inseguridad ciudadana, que había convertido al país en un paraíso para mafias locales, traficantes de drogas y terroristas hizo que el país fuera ingobernable.

La situación era desastrosa, gran parte de la población estaba aún en campos de refugiados. Los chechenos y rusos de Chechenia de clase media y alta, así como intelectuales y técnicos, habían huido a Rusia o a los países vecinos. Las infraestructuras, severamente dañadas por la guerra, nunca se terminaron de reconstruir y el trabajo era escaso.

Entre los prorrusos se encontraba la familia Kadyrov, antes fervientes nacionalistas o Alú Aljanov, uno de los pocos chechenos prorrusos desde los años noventa. Los nacionalistas chechenos, estaban divididos entre los que intentaban instaurar una república viable, como fue el caso de Ahmad Zakayev o Aslán Masjadov, y los que pretendían crear un emirato en Chechenia que se expandiere todo el Cáucaso, tesis que defendían Samil Basayev e Ibn al Jattab. Esta tesis tomó más poder con la llegada (huidos del Daguestán) de Bagauddin Magomedov, un líder wahabista del pueblo avar daguestaní, junto con sus milicianos y que acabó creando una línea política que hizo que en 2007 Dokku Umarov proclamara el Emirato Islámico del Cáucaso.

El descontrol de la región, convertida en un santuario de Al Qaeda y de grupos mafiosos propios, rusos o georgianos y con lazos internacionales evidenció el fracaso de Aslán Masjadov y de sus antecesores, Dhzojar Dudayev y Zelimján Yandarbiyev.

Pugna entre Basayev y Masjadov

De hecho, la pugna interna en Chechenia se daba entre Samil Basayev y Aslán Masjadov, debido a que el primero deseaba la unión de la República rusa de Daguestán para la creación del emirato islámico y provocar la expulsión de los rusos. Masjadov, consciente de que esto era una locura decidió aplacar a Basayev imponiendo la Sharía en la República de Chechenia, lo que contribuyó a oprimir aún más a la población civil, dio más poder a los islamistas de Basayev y convenció a los indecisos que habían luchado contra Rusia apenas dos años antes a replantearse la relación con Moscú.

Los lideres de los rebeldes chechenos Shamil Basayev y Aslan Maskhadov

Los líderes de los rebeldes chechenos Shamil Basayev y Aslan Maskhadov©GTRESONLINE

La situación era que los islamistas de Basayev y Al Jattab habían logrado crear un Estado dentro del Estado con una estructura y red social y militar que les permitía mantener una estructura propia capaz de enfrentarse al gobierno separatista de Grozny y tomar sus propias decisiones.

Ibn al Jattab (que era de Arabia Saudí) reclutó un ejército miliciano internacionalista copiando el modelo de Usama Bin Laden durante la Primer Guerra de Afganistán. El núcleo duro lo formarían los chechenos, daguestaníes de Magomedov y los demás voluntarios del Cáucaso, mientras que el grueso del ejército vendrían del resto del mundo islámico.

Se estimaba mayoritariamente la llegada de saudíes, debido a los vínculos de Ibn al Jattab, bosníacos, afganos y azeríes, por las vinculaciones de Samil Basayev, con la colaboración de Al Qaeda central que movería sus organizaciones para facilitar la llegada de voluntarios desde África hasta Pakistán o Malasia.

La guerra en el Daguestán

El objetivo de este ejército, creado frente a la impotencia de Aslán Masjadov y las intrigas de los prorusos con el gobierno, era comenzar la guerra en el Daguestán e iniciar una campaña pancaucásica islamista para establecer un Estado islámico a costa del territorio ruso en la región, uno de los objetivos, además, era lograr sacar a Chechenia de su aislamiento del mar.

Vladimir Putin, en aquel momento director del servicio secreto ruso fue avisado, según Turpal-Ali Atgeriyev, de la inminente invasión por parte de las fuerzas islamistas que se lanzaron a la conquista de la región planteando una guerra de guerrillas que duró un mes y doce días y produjo 1.000 muertos entre los islamistas y 59 muertos además de 200 heridos entre los rusos y entre 10.000 y 11.000 desplazados.

La guerra se inició el 4 de agosto de 1999 cuando fuerzas daguestaníes comandadas por Bagaudin Kebedov atacaron las fronteras regionales que separaban Rusia de la República de Chechenia. Esos choques fronterizos se siguieron produciendo hasta que el día siete de agosto las fuerzas islamistas de Basayev y Jattab (entre 1.000 y 2.500 combatientes) penetraron en el territorio para conquistarlo, ocupando aldeas fronterizas de Daguestán y declararon el Estado Islámico independiente de Daguestán uniéndolo al emirato del Cáucaso (un Estado dentro del estado fallido checheno) al mismo tiempo que declaraban la guerra al gobierno de la República de Daguestán y al conjunto de Rusia.

Reacción de Moscú

Esta guerra pretendía, aparte de adquirir territorios, tumbar al gobierno de Masjadov para sustituirlo por el gobierno islámico propuesto por Basayev. El gobierno de Moscú, ante este panorama, se movilizó lentamente, calibrando mal la magnitud de las operaciones islamistas y dejando en manos de la policía de Daguestán y los efectivos desplazados en la región la defensa del territorio.

Una de las grandes decepciones de los islamistas fue la escasa respuesta de los daguestaníes para con la causa yihadista ya que frente al escaso reclutamiento en la zona tanto la policía y el ejército ruso acuartelado en el territorio de Daguestán mantuvieron su lealtad a Moscú y; de hecho, se crearon milicias ciudadanas y de aldeanos que defendían sus tierras de los invasores.

Esta movilización antiterrorista y popular secundada por las fuerzas de seguridad rusas frenó en seco a los islamistas chechenos, que no pudieron penetrar en el territorio más de lo que lograron con el avance rápido y por sorpresa. Ante a este freno al avance de las milicias de Basayev y la estabilización del frente, Moscú reaccionó y aprovechó el tiempo ganado lanzando una operación militar desplegando a los Spetsnaz, brigadas blindadas y artillería siendo que las armas rusas, en esta guerra, serían probadas en detrimento del parque armamentístico soviético.

Rusia entendió que Chechenia era una cuestión que debía de ser tratada urgentemente y que era un grave problema para la seguridad del Estado

Milicias osetas y abjasias acudieron a luchar contra los islamistas y asistir a los daguestaníes. En este contexto los ataques rusos, dirigidos por Viktor Kazantsev, deshicieron las defensas islamistas debido a que se centraron en primer lugar en desmantelar las rutas de suministro desde Chechenia, de hecho no solo las posiciones de los islamistas (que se atrincheraron en el territorio) fue atacado sino que el santuario yihadista en el sur de Chechenia y la logística fue destruida también.

Los islamistas, atrincherados y a la defensiva pretendieron abrir un nuevo frente con una incursión en las tierras bajas daguestaníes, pero de nuevo la defensa popular, la policía y los militares rusos lo impidieron de tal forma que el objetivo de intentar ganar la iniciativa replicando el modelo de la guerra de Chechenia de 1994-1996 fue imposible y las fuerzas de Basayev no lograron mantener sus posiciones. Fueron expulsados totalmente del territorio apenas nueve días después de abrir este segundo frente el 14 de septiembre de 1999.

La esperada victoria rusa

Yeltsin, por fin, lograba una victoria para los rusos contra los chechenos, la lealtad de los daguestaníes quería totalmente confirmada y la actuación tanto de los militares como del servicio de inteligencia ruso, dirigido por Vladimir Putin en aquel momento, evidenció una gran capacidad de trabajo y planificación.

Lo más importante fue, sin embargo, que Rusia entendió que Chechenia era una cuestión que debía de ser tratada urgentemente y que era un grave problema para la seguridad del Estado: el gobierno oficial de Grozny apenas controlaba algunos sectores y desde dentro del estado separatista algunas voces comenzaron a replantear su estrategia de poder no en base a la independencia, que se había demostrado caótica, sino dentro de Rusia con una autonomía avanzada.

En el tránsito del año 2000, el objetivo de los prorrusos era derrocar a los separatistas moderados y a los terroristas para lograr el poder dependiendo de Moscú y para el gobierno ruso los chechenos favorables a Moscú eran la herramienta perfecta para reintegrar el territorio en la federación y acabar con la amenaza a la seguridad de Rusia, amenaza que tuvo un pretexto real, y que sería explotado, en esta guerra del Daguestán; prólogo de la segunda guerra de Chechenia.

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