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Mercedes de Orleans con Alfonso XII (izquierda) y Alfonso de Orleans y Borbón con Beatriz de Sajonia Coburgo

Dinastías y poder

Los Orleans: la rama española de la familia regicida

Esta rama menor de la familia Borbón ha protagonizado muchos episodios de la historia

Desde que Felipe de Orleans voto «muerte» para su primo Luis XVI en plena Revolución Francesa, esta rama menor de la familia Borbón ha protagonizado muchos episodios de la historia. Luis Felipe se convirtió en Rey de los franceses en pleno proceso de revoluciones liberales y su hijo, Antonio, llegó a España como el conspicuo «duque de Montpensier» para casarse con la infanta Luisa Fernanda, hermana de Isabel II. Convirtieron Sevilla y Sanlúcar de Barrameda en su propia Corte y lograron que su hija Mercedes se casase con Alfonso XII, en uno de los romances más recordados por los españoles. Otro hermano fue el esposo díscolo de Eulalia de Borbón. De esta rama desciende Álvaro de Orleans, el testaferro de don Juan Carlos de quien tanto se ha escrito en los últimos meses.

Era el año 1789. En París el comienzo de la Revolución Francesa amenazaba el trono de los Borbones. Entre los miembros que se sentaban en la bancada que correspondía al tercer estamento, despuntaba una figura de porte regio: Felipe de Orleans, pariente del soberano, pero partidario de terminar con los privilegios de la nobleza y abolir la monarquía. Se hacía llamar «Felipe Igualdad». Luis XVI terminaba en la guillotina en la Plaza de la Concordia en 1793. Y pocos meses después, durante el periodo del terror jacobino, él mismo acababa con su cabeza en el patíbulo. La Revolución devora siempre a sus propios hijos.

Ejecución de Luis XVI, grabado de la Biblioteca NacionalGTRES

Comenzaba para los Orleans que habían sobrevivido a la tragedia, un periodo de exilio. Las galerías de su antigua residencia, el Palais Royal, sede de tantas conspiraciones, se transformaban en espacio para la vida licenciosa y la prostitución. Uno de los hijos de Felipe, Luis Felipe, duque de Chartres, llevaba una existencia errante por diferentes ciudades de Europa hasta que en 1809 se casaba en Palermo con María Amelia de Borbón dos Sicilias, sobrina directa de la malograda María Antonieta. Liquidado el periodo napoleónico y superado el orden absolutista establecido tras el Congreso de Viena, la pareja conseguía volver a Francia. Pero en julio de 1830, una nueva revolución liberal, terminaba colocándolos como soberanos de los franceses. Eran tiempos diferentes en los que Luis Felipe se presentaba como el arquetipo de Rey burgués: trató de impulsar una monarquía constitucional con el apoyo de la burguesía en plena era de la industrialización. Sin embargo, sus ideas no cuajaron en los sectores más exaltados de París. En 1848, una revolución de barricadas abolía la monarquía liberal y daba paso a la efímera Segunda República Francesa, tras la que emergía Napoleón III como Emperador. Parecía que la historia se repetía. Ellos tuvieron que exiliarse a Inglaterra donde recibieron la asistencia de la Reina Victoria.

El matrimonio de Luis Felipe y María Amelia, tuvo muchos hijos, llamados a protagonizar interesantes episodios de historia. El menor, Antonio, duque de Montpensier, se convirtió por su fortuna y gallardía, en el candidato perfecto para desposar a la infanta Luisa Fernanda, hermana de la reina Isabel II. Había, por su parte, un intento claro de alzarse con el trono de España. De aspecto impoluto, galante, cosmopolita… y uno de los principales artífices de la Gloriosa, la Revolución que terminó con su cuñada en el destierro. También se le atribuye cierta participación en el atentado que terminó con la vida de Prim y, que, de algún modo, lo llevó al exilio. Isabel II nunca lo soportó. Por eso, cuando el futuro Alfonso XII, le dijo a su madre que se había enamorado de Mercedes, –su prima e hija de Montpensier– durante una visita a Randan, el palacio que tenía la familia en la región francesa de Auvernia, se llevó las manos a la cabeza. ¡Ver a la hija de Orleans convertida en Reina de España! ¡Eso jamás!

Pero la boda se celebró. Y aunque la antigua soberana no acudió al enlace en la Basílica de Atocha en 1878, Montpensier había colocado a su hija en el trono de España. Cierto es que unas fiebres terminaron con la vida de la joven Mercedes, pero Montpensier tenía todavía un recambio para mantenerse cerca del trono de los Borbones: su único hijo varón, de nombre Antonio como él, duque de Galiera, iba a casarse con una hija de Isabel II, la bella Eulalia, que aceptó muy a regañadientes este matrimonio. Fue en el Palacio Real el 6 de marzo de 1886. Ella heredó las joyas que habían sido de Mercedes, entre las que se encontraba la conocida corona de perlas y brillantes. Pero este matrimonio nunca funcionó y acabó en la primera separación –divorcio en Francia– de un miembro de la Familia Real. Pese a ello, tuvieron dos hijos, Alfonso y Luis, ambos nacidos infantes de España. El segundo Luis, llevará una vida de ocio y derroche en Francia y terminará sus días, sin descendencia, en ambientes turbios. El mayor, Alfonso, será quien continúe con la dinastía de los Orleans en España.

La infanta Eulalia en el centro de la foto junto a su marido el duque de Galliera

Alfonso de Orleans y Borbón, se casó con Beatriz de Sajonia Coburgo, nieta de la Reina Victoria y prima carnal de la Reina Victoria Eugenia. Todos la llamaban Bee. Él sirvió en el Ejército Español y llegó a convertirse en un pionero de la aviación en España. Tuvieron tres hijos: Álvaro, Alfonso (muerto durante la Guerra Civil) y Ataulfo. Álvaro se casó en Roma en 1937 con Carla Perodi-Delfino, hija de un senador de Italia. La edición de ABC de Sevilla publicó la fotografía en portada, aunque se limitó a indicar: «Boda de un príncipe que presta servicio en el Ejército español». De este matrimonio nacieron cuatro hijos. El menor, Álvaro Jaime de Orleans, es quien ha copado, en los últimos meses, algunas páginas de actualidad, por su relación empresarial con don Juan Carlos de Borbón.

Desde 1996, la rama española de los herederos del duque de Montpensier, descendientes a su vez de «Felipe Igualdad», gestionan la «Fundación Infantes Duques de Montpensier» de carácter cultural y dedicada a la ordenación y conservación de los fondos artísticos y documentales legados por su bisabuelo.