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Desembarco de Alhucemas en la parte del Guerra del Rif

Desembarco de Alhucemas en la parte del Guerra del Rif

Bilbao honró a un héroe español: José Espinosa de Orive, teniente en el desembarco de Alhucemas

En un tercer asalto, al coronar otra nueva trinchera, recibió una tercera herida, esta vez letal, y murió en el campo de batalla arengando a sus hombres

Leyendo de J. M. Gárate Córdoba, España en sus héroes: historia bélica del siglo xx, un viejo libro de 1969, descubrimos otro héroe del desembarco de Alhucemas, un joven teniente legionario del que la Real Academia de la Historia da cuenta en una nota de José Luis Isabel.

José Espinosa de Orive nace en Bilbao, el 24 de enero de 1900. Hijo de José Espinosa Rodríguez y Consuelo de Orive y Ontiveros. Ingresó en la Academia de Infantería en septiembre de 1920, con la XXVII Promoción de su arma, siendo en diciembre de 1922 promovido al empleo de alférez y destinado al Regimiento de Garellano, de guarnición en Bilbao.

Retrato de José Espinosa de Orive

Retrato de José Espinosa de Orive

África

En el mes de julio de 1923, Espinosa embarcó hacia Melilla con un batallón expedicionario de su regimiento. Durante ese año intervino en diversos combates. Explica Alfredo López, su sobrino-nieto, que «pronto, sintió que aquello se le quedaba pequeño, solicitando ser agregado al Grupo de Fuerzas Regulares Indígenas de Melilla 2, haciendo su presentación el 14 de agosto de 1924, donde permanecerá entrando en combate, hasta el 23.05.1925 en que se le concede el destino al Tercio por Orden Circular de 22 del mismo mes». Ya lucía las dos estrellas de teniente.

En mayo de su último año de vida ocupó su destino legionario en la segunda compañía de la VI Bandera a las órdenes del coronel Francisco Franco. El 8 de septiembre de 1925 participa en el desembarco de Alhucemas. Con su Compañía ocupó la playa de la Cebadilla, quedando en servicio de fortificación bajo el fuego enemigo. Una vez consolidada la cabeza de playa, comenzaron el día 23 el avance para ocupar las alturas que dominaban la bahía. Ese día marchó a la toma y ocupación del Monte Malmusi (Alhucemas) al mando de la vanguardia de una compañía de la Sexta Bandera del Tercio de Extranjeros.

El enemigo, bien fortificado en trincheras, cuevas y barrancos, oponía pertinaz resistencia al avance, por lo que el teniente Espinosa, derrochando decisión y energía ejemplares, levantó la moral de algunas fuerzas de la vanguardia que titubeaban ante el eficaz fuego de los insurrectos. Sin dudarlo, se lanzó a la cabeza de su sección legionaria al asalto a la bayoneta de la primera trinchera, ocupada por un enemigo que les superaba en número. En lucha cuerpo a cuerpo, dio buena cuenta de algunos de ellos, pero recibió un disparo en el vientre. Despreciando la herida, «cuando más duro era el fuego y la pelea más fiera» avanzó sin dejar de alentar a sus legionarios. Fue el primero en entrar en la segunda trinchera, que desalojaron a tiros y bayonetazos. De nuevo herido, mantuvo su indomable espíritu de acometividad, «buscando acortar la distancia con el enemigo» pero en un tercer asalto, al coronar otra nueva trinchera, recibió una tercera herida, esta vez letal, y murió en el campo de batalla arengando a sus hombres.

Su gallardo comportamiento fue recompensado, cuatro años después a título póstumo, por Real Orden de 19 de julio de 1929 con la Cruz Laureada de San Fernando. Anteriormente había ganado la Cruz de María Cristina de 1.ª Clase.

El entierro

Fue sepultado en la Galería Militar del cementerio de Melilla y el 17 de abril de 1930 trasladado al de Derio (Vizcaya). Tres días después tuvo lugar en Bilbao la recepción de los restos del infortunado héroe, que llegaron en tren a la ciudad y fueron trasladados al Palacio de la Diputación en cortejo fúnebre, encabezado por personal portando coronas y acompañados por la banda municipal. A continuación marchaban dos hileras de miñones, guardias municipales y sacerdotes de la basílica de Santiago, que escoltaban al coche fúnebre tirado por cuatro caballos, flanqueado por un grupo de militares. Seguía una primera presidencia, formada por el gobernador militar, en representación del capitán general, alcalde de Bilbao, presidente de la Diputación, gobernador civil y otras autoridades, y una segunda presidencia compuesta por el padre y hermanos del fallecido, marchando al final del mismo tropa del Regimiento de Garellano con la banda de música, y un numeroso público.

Tumba del teniente José Espinosa de Orive

Tumba del teniente José Espinosa de OriveGustavo Morales

Al llegar a la Diputación, y colocado el féretro sobre el catafalco, la Sociedad Coral cantó el Libérame de Guridi, sonando a continuación el Himno Nacional interpretado por las bandas municipal y del Garellano. Por último, ante todas las fuerzas de la guarnición formadas, se dio lectura a la orden de la Plaza, que decía: «El pueblo de Bilbao recibe hoy los restos de un héroe. Para nadie y menos para nosotros, pueden significar la postrera manifestación de una vida rota, sino una afirmación rotunda de inmortalidad. El teniente de Infantería señor don José Espinosa de Orive, murió gloriosamente en una de las más duras y fecundas jornadas de la campaña de Marruecos. Por su tenaz arrojo y animoso espíritu de sacrificio, por su probado culto a un valor sin límites, conquistó la más alta y soñada recompensa militar».

En su lápida

En una placa de remate curvo, bajo el emblema del cuerpo: «Legión extranjera. Tercio Extranjeros. Teniente D. José Espinosa de Orive, muerto por la patria en Alhucemas, el 23 de septiembre 1925, sus compañeros». Esta lápida ha sido profanada por ya saben quién. En dos lápidas rectangulares dispuestas a los lados; a la izquierda: «el Excmo Ayuntamiento de Bilbao dedica este homenaje al heroico teniente del Tercio José Espinosa y Orive» y a la derecha: «la Excma Diputación de Vizcaya, muerto gloriosamente por la civilización y la patria».

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