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Ilustración en el Libro del ajedrez de Alfonso X el Sabio

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Picotazos de historia

La partida de ajedrez que salvó a Yusuf III de Granada

Se envió un mensajero portando el mensaje con la orden de ejecutar a Yusuf y a sus hijos y que llegó ante el alcaide del castillo de Salobreña cuando este había iniciado una partida de ajedrez con su cautivo Yusuf

En 1391 fue proclamado Rey de Granada Yusuf II de la dinastía nazarí. Siguiendo la costumbre de los reinos musulmanes –y de otros muy cristianos– lo primero que hizo fue eliminar a la familia directa y buena parte de la indirecta. Esto era una medida necesaria que garantizaba la pacífica sucesión para su progenie y un gobierno libre de problemas de familia. De poco le sirvió a Yusuf pues, apenas iniciado su reinado, empezó a darle la murga y a sublevarse con idea de deponerlo y reinar en su lugar, su levantisco hijo segundo Mohammed. Para terminar con la revuelta y poner a Mohammed en vereda, Yusuf tuvo que buscar alianza con el sultán de los Benimerines, al otro lado del estrecho. Pero en política todo es relativo y Yusuf terminaría envenenado –se sospecha de una aljuba (tipo de vestimenta abotonada y entallada que se usaba entonces) que le regaló el sultán de los benimerines y que se piensa que estaba hasta arriba de veneno– y su revoltoso hijo Mohammed accediendo al trono como Mohammed VII, despojando al legítimo heredero: su hermano mayor Yusuf. Esto ocurrió en el año de 1392.

Mohammed no quiso dar matarile a su hermano Yusuf, no por escrúpulos –¡Qué tontería!– sino por una posible utilidad futura. De momento lo empaquetó, junto con sus mujeres e hijos, y lo envió al castillo de Salobreña, donde permanecería preso y vigilado, aunque con el respeto y consideración debido a su rango. Mohammed VII hizo paces con los Benimerines de Marruecos y con Castilla. Su máxima prioridad era tener las manos libres para pacificar y asegurar su poder sobre Granada. Una vez que se sintió fuerte y consolidado su poder, rompió la tregua con Castilla lo que le llevó a una guerra que le costaría Zahara de la Sierra.

En 1408 decidió Mohammed dar carpetazo al inconcluso expediente de su hermano Yusuf. El motivo era doble: por un lado, quería asegurar la sucesión en su hijo primogénito, por otro el descontento entre sus súbditos estaba haciéndose cada vez más patente y las diferentes facciones estaban invocando el nombre del cautivo Yusuf como elemento aglutinador.

Cuentan que se envió un mensajero portando el mensaje con la orden de ejecutar a Yusuf y a sus hijos y que llegó ante el alcaide del castillo de Salobreña cuando este había iniciado una partida de ajedrez con su cautivo Yusuf. El prisionero no se engañó sobre el mensaje y su premura, llevaba años esperando su llegada y aceptó su suerte. Con corteses palabras agradeció al alcaide –de nombre Abdalá– las atenciones que siempre había tenido para con él y solicitó una última gracia de su amabilidad: ya que habían empezado la partida, terminarla. Y que Abdalá pusiera toda su atención y empeño en ganar. Puesto que sería la última oportunidad de hacerlo que tendría.

Tanto el mensajero de Mohammed como Abdalá no vieron mal alguno en dar gusto a la petición del condenado. Se reanudó la partida con el mensajero como espectador. Ganó Yusuf. Se dice que dio jaque mate con un alfil. Instantes antes de ejecutar esta jugada había llegado otro mensajero al castillo. Este, nada más ser llevado ante la presencia de los jugadores y el primer mensajero, saludó a Yusuf como el nuevo soberano del reino de Granada. Esto ocurrió un 13 de mayo de ese año de 1408.

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