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El encuentro de Antonio y Cleopatra (1885), de Lawrence Alma-Tadema

La última batalla de Cleopatra: del combate naval Accio a la nueva docuserie de Netflix

La célebre Reina de Egipto, inmortalizada por la literatura y el cine, habría de seguir librando batallas incluso miles de años más tarde. La última, debido a la muy polémica docuserie de Netflix

La última batalla en vida de la Reina Cleopatra tuvo lugar en el año 31 antes de Cristo en el golfo de Ambracia, (Grecia), en donde se libró el combate naval de Actium o Accio. La contienda enfrentó a dos de los tres triunviros que sucedieron a Julio Cesar. Su hijo adoptivo, Octavio Augusto y su hombre de confianza, Marco Antonio, quien contaba con el apoyo de su antigua amante y entonces pareja del triunviro, la Reina Cleopatra VII de Egipto. La derrota de estos últimos supondrá el final de la guerra civil romana, el colapso de la república y el advenimiento del imperio. Los derrotados consiguen huir a Alejandría, aunque poco después pondrán fin a sus días, según la mayor parte de las fuentes, a través del suicidio.

Sin embargo, la célebre Cleopatra, inmortalizada por la literatura y el cine, habría de seguir librando batallas incluso miles de años más tarde. La última, debido a la muy polémica docuserie de Netflix, La reina Cleopatra en la que una actriz afro-británica, Adele James representa a la Reina de Egipto.

La batalla de Accio, pintada por Lorenzo A. CastroNational Maritime Museum

Aun antes de su estreno, el documental seriado ha recibido un aluvión de críticas, mientras que desde determinados sectores ha sido defendido con vehemencia. ¿Están estas críticas justificadas? ¿Era Cleopatra negra? Y si no lo era. ¿Es aceptable manipular a la audiencia con información históricamente falsa?

El origen étnico de Cleopatra

Cleopatra VII no solo ha sido la última Reina del Egipto antiguo, sino también la última de la dinastía ptolemaica. Así que para responder a estas preguntas tenemos que hablar brevemente de esta dinastía faraónica de origen macedonio.

Ptolomeo Lagos o Ptolomeo I «Soter», (salvador), fue uno de los generales o diádocos de Alejandro Magno que a su muerte se repartieron su imperio. Tras ser proclamado Faraón, fundó la primera dinastía griega de Egipto, la de los Lágidas. Una de las características de esta dinastía es la fuerte endogamia, incluso desde Ptolomeo II y, siguiendo las costumbres faraónicas tradicionales, serán frecuentes el incesto y los matrimonios entre hermanos.

Existen representaciones artísticas de Cleopatra y de la mayor parte de sus antepasados y aunque, curiosamente, no existen descripciones históricas de esta Reina, abundan las referencias a sus predecesores en el trono y de algunos se sabe que no solamente eran blancos, sino que eran de pelo rubio, como el caso de una de sus más célebres antepasadas, la Reina de Cirene, Berenice II, casada con Ptolomeo III Evergetes y que poseía una larga cabellera rubia, inmortalizada en los poemas de Calímaco de Cirene. Precisamente, la espectacular cabellera de la Reina dio nombre a una constelación. En consecuencia, si tenemos una dinastía profundamente endogámica, descripciones y representaciones de artistas de su tiempo que la retratan a ella y a todos sus antepasados como personas caucásicas y entre los principales egiptólogos del planeta existe prácticamente un consenso unánime sobre los rasgos europeos de Cleopatra. ¿Por qué habría de ser negra?

El principal argumento de los defensores de una Reina egipcia negra es el relativo a su hermana Arsinoe IV, que fue ejecutada en Éfeso, por orden de Marco Antonio y de la propia Cleopatra. En 1904 el Instituto de Arqueología de Austria descubrió, en unas excavaciones en esta ciudad de la actual Turquía, un peculiar monumento octogonal y en 1926 se halló una tumba en su interior sin ninguna inscripción. Como los análisis forenses de los restos reflejaron una edad de entre 15 y 17 años, que ajustadamente podría coincidir con la de Arsinoe cuando fue asesinada e incluso análisis posteriores con carbono 14 daban una horquilla de años, muy amplia, pero que también coincidirían en el tiempo, muchos asumieron que los restos eran los de Arsinoe e incluso se envió la calavera a Alemania para que fuese estudiada, aunque esta desapareció durante la segunda guerra mundial, lo que no impidió en 2009, pese a que las pruebas de ADN no fuesen concluyentes, que la arqueóloga Hilke Thür afirmase que los restos correspondían a Arsinoe IV.

Por otra parte, y basándose en las antiguas fotografías de la calavera antes de su desaparición, la antropóloga británica Caroline Wilkinson, la reconstruyó creando un molde facial por ordenador y en base a esa reconstrucción afirmó que la forma del cráneo sugería una mezcla de ancestros incluyendo blancos, antiguos egipcios y negros africanos. Un programa de la BBC sobre Cleopatra dio publicidad a estos «descubrimientos» y de ahí a asumir que Cleopatra era negra ya solo hubo un paso.

Basándose solamente en unas fotos anteriores a la Segunda Guerra Mundial sobre una calavera de dos mil años no se puede determinar con precisión el origen étnico de una persona

¿Y qué dicen los expertos al respecto? Pues, además de sonreír con cierta condescendencia, (me imagino), señalan que, en primer lugar, no se puede afirmar categóricamente que los restos sean de la hermana de Cleopatra. De hecho, es poco probable que una adolescente tan joven se enfrentase militarmente a ella y a César y que fuese paseada, como prisionera, en el desfile de la victoria de Julio César en Roma. Aun suponiendo que lo fuesen, sin análisis de ADN y basándose solamente en unas fotos anteriores a la Segunda Guerra Mundial sobre una calavera de dos mil años no se puede determinar con precisión el origen étnico de una persona. Pero es que, además, Cleopatra y Arsinoe tuvieron distintas madres. Los padres de la primera fueron el Faraón Ptolomeo XII «Auletes» y Cleopatra V, ambos de origen macedonio, mientras que se desconoce la madre de Arsinoe IV, que para algunos defensores de estas teorías habría sido una misteriosa concubina nubia.

El más explícito sobre este asunto ha sido el egiptólogo más célebre del planeta, Zahi Hawass, apodado el «Indiana Jones» egipcio. Para Zawass no hay discusión posible. Los únicos faraones nubios fueron los de la XXV dinastía, los ptolemaicos fueron todos de origen macedonio. Argumenta que solo hay que ver los rasgos de Cleopatra VII en las monedas, en sus estatuas o en los relieves de ella y su hijo Cesarión en el templo de Dendera, en ninguna de estas representaciones hay rasgos nubios. Todo lo cual le lleva afirmar que «Cleopatra no era negra y que nos quieren convencer de una falsedad».

En realidad, no se trata de un debate histórico, sino más bien ideológico, por parte de los sectores woke anglosajones y determinadas plataformas audiovisuales, que ya, con anterioridad, han realizado series en donde actores de color representan a personajes históricos caucásicos. Utilizarlos en series o películas no parece demasiado correcto, en cuanto se adultera, claramente, la realidad, pero siempre cabe contemplarlo más como ciencia ficción que como ficción histórica. Como si Ana Bolena o la Reina Carlota luciesen un casio o un rolex en la serie. Ahora bien, cuando se trata de un documental el asunto es mucho más serio, porque se está, a sabiendas, dando información falsa a la audiencia. Es decir, estamos ante un caso claro de desinformación y noticias falsas vendiendo un producto audiovisual histórico adulterado.

Cleopatra con su corte, en el año 50 antes de Cristo. Imagen creada con IA

Lo absurdo de esta situación es que en la historia ha habido muy numerosas personalidades de origen subsahariano sobre los que se pueden hacer interesantes series y documentales, sin tener que entrar en tergiversaciones étnicas, ni falsear la historia. Sin ir más lejos, se podrían proponer docuseries sobre el conde negro, Juan de Valladolid, mayoral y portero de cámara de los Reyes Católicos; Beatriz de Palacios que acompañó a Cortés en la conquista de Tenochtitlan; Teresa Juliana de Santo Domingo, la primera escritora negra europea; Juan Latino, catedrático de la universidad de Granada; el pintor Juan de Pareja o San Martin de Porres, por citar algunos ejemplos de afro-españoles cuyas virtudes fueron resaltadas de manera muy notable por sus contemporáneos. No hay que olvidar que en España la esclavitud fue más minoritaria y que los numerosos libertos gozaron de mayor libertad y reconocimiento social que en otras potencias de la época. Como se repite en una serie muy popular de una de estas plataformas: this is the way, es decir, rescatar el legado, muchas veces olvidado, de estas fascinantes personas es el camino.