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Cristóbal Colón, junto a unos indígenas.

Primer homenaje a Cristóbal Colón , óleo de José Garnelo y Alda

El 'wokismo': la nueva maquinaria propagandística que alimenta la leyenda negra antiespañola

El movimiento woke ha derivado en un confuso activismo en el que se mezclan falsas acusaciones a personajes históricos que provocan acciones vandálicas

El racismo ha sido una lacra inherente a la historia del ser humano. De alguna manera todas las sociedades lo han sido o lo han sufrido en mayor o menor escala, por eso hay que defender la tolerancia cero contra estos comportamientos. Pero en la lucha contra el racismo no todo vale. El movimiento estadounidense woke, (palabra inglesa que significa «despierto» y que se podría aquí traducir más bien por «concienciado»), ha sido útil en ciertos momentos, sin embargo, ha derivado en un confuso activismo en el que se mezclan falsas acusaciones a personajes históricos que provocan acciones vandálicas, aunque aplaudidas por ignorantes, derribando o atacando efigies o monumentos, en muchos casos de exploradores, militares, misioneros o intelectuales españoles y aunque también han rodado estatuas anglosajonas y se ha realizado mucha autocrítica, sobre todo en lo relativo a la violencia policial, al mismo tiempo está detrás de un descarado blanqueo del racismo histórico.

Generalmente, la inmensa mayoría de las culturas importantes han tenido comportamientos racistas, pero, parafraseando a Orwell, en este sentido algunas han sido mucho más «animales» que otras. Aunque, una vez más, determinada propaganda «negrolegendaria» ha atribuido, paradójicamente, a una de las culturas como la hispana, posiblemente la más avanzada en su época en temas de derechos humanos, el marchamo no solo de genocida sino también de racista, basándose en asuntos como el estatuto de limpieza de sangre, la expulsión de los judíos o un pretendido sistema de castas que habría establecido el mestizaje iberoamericano.

La realidad, sin embargo, es muy distinta. La limpieza de sangre y la expulsión de los judíos o la posterior de los moriscos, no respondían en modo alguno a criterios raciales, sino puramente religiosos, de ahí la posibilidad de hacerse converso. Pero esta visión tan intolerante de la iglesia entonces era absolutamente general en la Europa de la época y muchos otros países europeos superaron a España con creces en este apartado. Por poner un ejemplo, tan solo en la matanza de San Bartolomé en Francia apiolaron a más de cuatro mil hugonotes. En relación a las expulsiones; los judíos, desde la edad media hasta bien entrado el siglo XVII, fueron expulsados con violencia de la mayor parte de los países europeos, pero solamente parece haber trascendido la de los Reyes Católicos y sobre el dramático holocausto de la Alemania nazi, ocurrido ya en pleno siglo XX, mejor ni hablar.

En cuanto a la segunda afirmación, resulta una boutade que tampoco se sostiene seriamente. El matrimonio mixto, del que deriva el mestizaje, fue uno de los grandes avances en materia de derechos humanos protagonizado por España. En 1503 los Reyes Católicos le enviaron una ordenanza al gobernador Ovando en el que pedían fomentar los matrimonios mixtos, lo que veían además como útil en su labor evangelizadora y desde la real cédula de 1514 pasaban a ser legales. Aunque es indudable que se produjeron abusos individuales con mujeres indígenas, la corona les otorgó un estatus tremendamente avanzado para la época. Además, muchos de los grandes protagonistas de la conquista de América no tuvieron problemas en casarse con locales, incluso algunas afro-españolas libres participaron en la conquista. Ese fue el caso de una de las más notables mujeres soldado de Hernán Cortés, la mulata Beatriz de Palacios, esposa de Pedro de Escobar.

Ahora bien, el hecho que la sociedad española del XVI no fuese especialmente racista en comparación a otros países europeos, no quiere decir que no fuese clasista. En ese sentido, ese pretendido sistema de castas no dependía tanto de la menor claridad de la piel sino de la clase social de los progenitores y… ¡ojo! No solamente del lado español, sino también del lado americano. De hecho, los descendientes de caciques fueron ennoblecidos y obtuvieron prebendas. Una real cédula de 1572 eximio a los caciques del pago de impuestos, equiparándolos fiscalmente con la nobleza española, muchos obtuvieron títulos nobiliarios, fueron admitidos en órdenes de caballería o incluso recibieron terrenos, rentas vitalicias o privilegios como el de ser enterrados en iglesias. Sus descendientes, fueron en consecuencia tratados como nobles, mientras que los descendientes de clases sociales más modestas ocuparán una jerarquía social menor.

La Corona siempre trató a los indios como súbditos, no como esclavos

En cualquier caso, la Corona siempre trató a los indios como súbditos, no como esclavos, e incluso estableció escuelas absolutamente pioneras, como Santa Cruz de Tlatelolco, fundada en 1536 y dedicada a los indígenas que querían seguir estudios universitarios. Por otra parte, el que España fue una cultura menos racista lo demuestra el hecho de que, en Nueva España, por ejemplo, la esclavitud siempre afectó a menos del 1% de la población. Además, España contó con catedráticos de color, como Juan de Sessa, (conocido como Juan Latino), la primera persona originaria del África subsahariana en recibir estudios universitarios en Europa, (cuando en la mayor parte del continente tenían prohibido el acceso a la educación), conquistadores y militares, como Juan Valiente, que participó con Almagro en la conquista de Chile, alcanzó el grado de capitán y llegó a ser terrateniente o el general Eusebio Puello que luchó contra los independentistas dominicanos primero y cubanos después o religiosos e incluso santos como Martín de Porres por quien sentían auténtica devoción desde el virrey hasta el más humilde de los limeños. También podemos recordar aquí brevemente la fascinante historia de Fuerte Mosé, defendido por milicias de afroamericanos liberados por los españoles en la Florida a la que llegaban huyendo de la esclavitud a la que estaban sometidos por los ingleses.

Frente a esta realidad, las potencias rivales, con sus campañas de desinformación hacían pasar a España por un estado genocida, racista y déspota. Campañas que se extendieron hasta el siglo XX, (solo hay que ver las películas de piratas del Hollywood clásico) o incluso algunas no tan clásicas como Amistad de Spielberg, en donde se «vende» a un beatifico Estados Unidos rescatando a africanos de los malvados esclavistas españoles.

Pues bien, el genocidio se dio en las guerras indias por parte de unos Estados Unidos ya independientes en las que prácticamente aniquilo a los pueblos originarios para quitarles unas tierras que la Corona española siempre les defendió. Por esa misma razón indios y afros siempre apoyaron a España en las guerras de independencia, porque sabían que los criollos ambicionaban quedarse con sus tierras, como así sucedería luego. Por eso la población indígena en Nueva España tras la independencia pasó del 50 % al 15 % en la parte heredada por México y al 2 % en los territorios heredados por EE. UU. En cuanto a las conductas racistas, tres cuartas partes de lo mismo. Frente a los matrimonios mixtos, el mestizaje y un esclavismo muy minoritario, en países como Inglaterra, Estados Unidos y otras potencias occidentales existió un verdadero apartheid hasta hace no tanto. Los primeros matrimonios mixtos en Gran Bretaña datan de poco más de un siglo, eran muy minoritarios y enfrentaban todo tipo de discriminaciones sociales e incluso gubernamentales. La situación en Estados Unidos fue mucho peor. En Estados como Misisipi o Carolina del sur, antes de la guerra de secesión, el porcentaje de esclavos sobrepasaba el 55 % de la población o el 45 % en Alabama o Luisiana. Muchos de ellos viviendo en condiciones lamentables y el matrimonio mixto no llegó a ser legal en todos los estados hasta 1967. (Más de cuatro siglos y medio después de España).

El wokismo actual y con este movimiento sus enormes y poderosas plataformas audiovisuales y terminales mediáticas, lejos de admitir estos lamentables hechos pasados se han embarcado en un sorprendente blanqueo de aquel racismo y están produciendo, como rosquillas, series y películas de época, de pésima calidad por cierto, en la que no solo no muestran la humillante situación de los esclavos africanos en aquel tiempo, sino en la que estos ocupan papeles protagonistas como lores británicos, respetados empresarios estadounidenses, cantantes de ópera francesas o incluso en el papel de reinas de Inglaterra, al tiempo que se ocultan obras de arte que si reflejaban esa realidad histórica, como gone with the wind. La lucha contra el racismo no es eso, no es falsear burdamente la historia, no es reescribirla dando una mentirosa imagen de un pasado multirracial. Es reconocer los errores del pasado y que otros países como España, a los que se ha pretendido denigrar injustamente, han estado, en realidad, a la vanguardia de los derechos civiles con siglos de adelanto.

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