La verdad que no quiere ver la izquierda: la Reconquista empezó en Covadonga con Don Pelayo
La realidad es que Covadonga no fue una gran batalla. En realidad podemos calificarla de encuentro o refriega. Ahora bien, tuvo un gran impacto en la moral. Aquel fue el inicio de un movimiento de resistencia al invasor
El pasado lunes, Santiago Abascal realizó un acto de campaña en el Real Sitio de Covadonga (Asturias) y atendió a los medios de comunicación a los pies de la estatua de Don Pelayo. Al día siguiente, o incluso pocas horas después, algunos medios de izquierda criticaron en el lugar escogido e incluso calificaron como «mitología del Imperio» todo lo relacionado con la Reconquista. Pero ¿es de verdad un mito lo que allí ocurrió?
Dice un dicho popular asturiano que «España es Asturias y lo demás tierra conquistada». Exagerado o no el dicho, lo cierto es que la Reconquista empezó en la antigua Astur con Don Pelayo y su victoria en la batalla de Covadonga.
Pelayo –Pelagius en latín y Belai al-Rumi en árabe– fue el primer monarca del reino de Asturias. La historiografía moderna no alberga duda sobre su existencia histórica real y aunque su origen aún sigue siendo controvertido la mayor parte se inclina por asignarle un origen astur.
Durante el reinado de Witiza se enemistó con el Rey godo y se exilió al Norte, donde los godos nunca llegaron a controlar la zona. Esta es la primera toma de contacto con los clanes astures. Se sabe que incluso peregrinó a Tierra Santa y que regresó cuando Don Rodrigo se coronó monarca tras derrotar a los hijos de Witiza. El nuevo monarca lo nombró miembro de la guardia real. Luchó junto al Rey en la batalla de Guadalete. Tras la derrota del 711, Don Pelayo pudo escapar con un grupo hacía Toledo, capital del reino visigótico. En el 712 Toledo se rinde sin oponer resistencia y Don Pelayo abandonó la capital con sus hombre escoltando a Urbano, arzobispo de Toledo, quien custodiaba las sagradas reliquias cristianas. Se establece en la cornisa cantábrica y su primera labor es intentar atraer a su causa a los bravos montañeses.
En el 714 la expedición de Muza llega hasta León, Astorga y Lugo, dejando una pequeña guarnición en Gijón a las órdenes de Munuza. Se cree que establecieron contacto Munuza y Don Pelayo. En el 718 aprovechando una reunión en Cangas de Onís por los clanes montañeses más importantes es coronado Rey. Don Pelayo con este nombramiento buscaba unificar el mando y establecer una monarquía hereditaria. Falleció en el 737, siendo enterrado en la iglesia de Santa Eulalia de Abamía. Alfonso X el Sabio mandó que su cuerpo fuera trasladado a la Santa Cueva de Covadonga.
Recuperar Hispania para los cristianos
La batalla de Covadonga tuvo lugar el 28 de mayo del 722. El ejército de Don Pelayo estaba formado por 300 soldados y tuvo 200 bajas. El ejercito musulmán de Al-Qama contaba con 10.000 soldados y tuvo 1.000 bajas. Si bien es cierto que la victoria de Don Pelayo fue heroica, no lo es menos que el nivel de bajas fue enorme, pues ¾ parte de los soldados fallecieron.
Cuenta la tradición que el moro Munuza, gobernador musulmán de la zona, quiso conseguir a la hermana de Don Pelayo, para lo cual envió a éste a Córdoba como rehén, pero en el verano de 717 pudo escaparse y retornar a su tierra. Se opuso al enlace de su hermana con el gobernador y huyó, buscando refugio en el macizo de los Picos de Europa.
Aquel grupo de astures irreductibles, decidieron unirse a Don Pelayo y se alzaron en armas con él
Acudió a Cangas donde los cristianos sometidos celebraban una asamblea. Este les reprochó un ignominioso y cobarde comportamiento y les animó a la rebelión ante el opresor musulmán. Aquel grupo de astures irreductibles, decidieron unirse a Don Pelayo y se alzaron en armas con él. Como hemos dicho, les convocó a una asamblea general y en ella le reconocieron como caudillo. De esta forma el antiguo espatario se convirtió en jefe de un levantamiento popular.
Asturias era gobernada y controlada por Munuza desde Gijón. Al principio los astures fueron vasallos, pero poco a poco se fueron convirtiendo en rebeldes populares hasta que dejaron de pagar tributos al gobernador musulmán. En el 718, los nobles astures a las órdenes del caudillo Don Pelayo, decidieron recuperar su legitimidad y el territorio perdido. Recuperar Hispania para los cristianos, su lucha se iba a convertir también en una guerra de religión. Don Pelayo se niega a seguir pagando tributo, ya no es vasallo de los musulmanes. Se inicia la sublevación con hombres vascos, astures, gallegos, todos ellos dispuestos a levantar su espada contra el invasor musulmán. Desde Córdoba se envía un ejército al mando de Al-Qama que era uno de los mejores generales de Muza para rendir a los sublevados y evitar nuevos levantamientos. Entre tanto, Don Pelayo ampliaba su control sobre la zona desde el valle de Cangas e inquietaba a Munuza. Los nobles se fueron sumando a la rebelión.
Como hemos dicho Don Pelayo contaba con 300 soldados. El cuartel general lo estableció en Cangas de Onís, desde donde, por aquellos estrechos desfiladeros, los musulmanes son un blanco muy fácil. Por su parte Al-Qama contaba con 10.000 soldados. La historia cuenta que los hombres de Al-Qama lanzaban flechas y piedras contra los hombres de Don Pelayo. Por intercesión divina se volvieron contra aquellos que las lanzaban. Los musulmanes estaban teniendo demasiadas bajas, y decidieron retroceder. En este momento, Don Pelayo lanzó un ataque desesperado desde la Cova Dominica. Los soldados saltaron como posesos sobre las fuerzas musulmanas. El espíritu combativo era enorme. Los cristianos anhelaban la victoria. Los hombres de Al-Qama seguían retrocediendo por aquellos estrechos desfiladeros. Al-Qama murió en el combate y Oppas fue hecho prisionero en el mismo campo de batalla. Al ver muerto a su jefe, lo musulmanes se dividieron y el pánico le obligó a huir desordenadamente.
La realidad es que Covadonga no fue una gran batalla. En realidad podemos calificarla de encuentro o refriega. Ahora bien, tuvo un gran impacto en la moral de las fuerzas de resistencia al poder emergente. Esta victoria llenó de orgullo y seguridad a los hombres de Don Pelayo. Aquel fue el inicio de un movimiento de resistencia al invasor. Los escritos árabes de época recogieron en varios escritos que algo ocurrió en esas fechas en Covadonga. Don Pelayo fue caudillo hasta su muerte en el 737, le sucedió su hijo Fávila, que gobernó sólo dos años, ya que en el 739 murió a causa del abrazo de un enorme oso. Después llegó Alfonso I, llamado el Católico, Alfonso era yerno de Don Pelayo, se había casado con su hija y fue un gran Rey.