La historia de la enorme bandera española capturada por los ingleses en la batalla de Trafalgar
La bandera que ondeaba el buque de guerra fue trasladada para ser expuesta como trofeo de guerra en el funeral de Estado de Nelson, quien murió durante la batalla
Hubo un tiempo en el que las banderas gigantescas que ondeaban en los enormes navíos de guerra eran el temple y orgullo en tiempos en los que el mundo se encontraba en guerra. Con esos mismos sentimientos, la insignia rojigualda ondeó imponente hace más de 200 años en la popa del navío San Ildefonso, un barco de guerra español que luchó contra la flota británica liderada por el almirante Nelson en la batalla de Trafalgar.
Sin embargo, esta valiosa bandera fue capturada por los ingleses tras el combate naval y desde hace décadas está en posesión del Museo Marítimo Nacional de Greenwich de Londres.
El combate naval
Tuvo lugar el 21 de octubre de 1805 en el contexto de las Guerras Napoleónicas (1803-1815), cuando el Emperador francés se encontraba inmerso en su campaña por la conquista de Europa. El vicealmirante Lord Nelson sería el responsable de dirigir con ingenio la ofensiva de la flota británica que tendió una emboscada a la flota franco-española frente al cabo de Trafalgar, en el suroeste de España.
Aquella mañana las tres grandes potencias navales del siglo XIX se enfrentarían en una batalla cruenta y feroz. La flota británica estaba en inferioridad numérica: mientras que España y Francia disponían de más de 30.000 hombres y 2.632 cañones, las filas inglesas estaban dotadas de 18.000 hombres y 2.148 cañones.
Cuando comenzó el combate, la escuadra combinada adoptó una formación en columna un tanto desorganizada compuesta por tres divisiones: vanguardia (contraalmirante Dumanoir), centro (vicealmirante Villeneuve) y retaguardia (teniente general Gravina). Por su parte, el vicealmirante Nelson organizó su escuadra en dos divisiones: una de 12 navíos, comandada personalmente por él, con insignia en el HMS Victory, y la otra de 15 navíos al mando del vicealmirante Collingwood. Ambas divisiones formaron en columna, y navegaron de manera separada y paralela, en dirección oblicua y perpendicular respecto a la formación naval franco-española.
Fue en esos momentos cuando Nelson pronunció su memorable arenga: «Inglaterra espera que cada hombre cumplirá con su deber». Hacia mediodía, las dos divisiones británicas lograron la concentración táctica: rompieron y atravesaron el centro enemigo en dos puntos separados, provocando una desorganización mayor de la columna rival, que quedó desarticulada: su vanguardia quedó aislada del resto y le resultó imposible volver a la batalla y auxiliar a las otras dos divisiones.
Finalmente la victoria fue inglesa, pero las consecuencias fueron devastadoras para ambos bandos que se tradujeron en 449 muertos y 1.241 heridos del lado británico y más de 3.200 muertes, 2.538 heridos y 7.000 prisioneros. Además, 17 barcos de la flota conjunta fueron capturados y otro fue consumido por las llamas.
Expuesta en contadas ocasiones
Uno de ellos fue el San Idelfonso, construido en Cartagena y botado el 22 de enero de 1785, víspera de san Idelfonso, con 53 metros de eslora, 14 de manga y siete de puntal; además de una dotación de 505 hombres, fue capturado por los ingleses y la Marina Real británica lo incorporó a su flota rebautizándolo con el nombre de HMS San Ildefonso.
La bandera que ondeaba el buque de guerra fue trasladada para ser expuesta como trofeo de guerra en el funeral de Estado de Nelson, quien murió durante la batalla convirtiéndose en héroe nacional. Aquellos que se congregaron en la catedral de San Pablo de la capital inglesa el 9 de enero de 1806 pudieron contemplar la gigantesca bandera española.
Después de varias décadas expuesta en la catedral de San Pablo, las autoridades británicas decidieron que se trasladara al Museo Marítimo Nacional de Greenwich en 1907 para que fuera conservada, exponiéndose en contadas ocasiones en todo su esplendor, como en la celebración del centenario y después en la del bicentenario de la batalla de Trafalgar, cuando los responsables del museo de Greenwich la volvieron a mostrar al público.
El año pasado el Museo Marítimo Nacional de Greenwich volvía a exhibir la gigantesca bandera española «que se convirtió en un conmovedor símbolo tras ser capturada por la Royal Navy en 1805», reza la página web del museo.
Cuando no se expone, la bandera permanece envuelta en papel tisú para optimizar su conservación guardada en los fondos de la institución, ya que por su tamaño se hace muy difícil de exponer de manera segura y permanente en las instalaciones del museo.
Las medidas actuales de la bandera del navío San Ildefonso son realmente impresionantes: cuenta con 14.5 metros de largo y otros 10 de ancho, y confeccionada en empavesado de lana tejida con una proporción de 29 hilos por pulgada, si bien es muy probable que su dimensión original fuera aún de mayor extensión, aunque el deterioro y las abundantes agresiones de los cazadores de recuerdos la ha podido acortar en largura.
En cuanto a los colores nacionales rojo y amarillo fueron los elegidos en un concurso público del Estado en 1785 donde primaron los criterios científicos de alta visibilidad en la mar para ser bien identificada a lo lejos o entre el denso humo producido por los cañones y la artillería en las batallas navales, ya que si la bandera permanecía en alto, significaba que aún seguía activo en la batalla, y de esta manera se evitaba el fuego amigo por accidente durante los combates navales.
Los jirones y pedazos de tejido que le faltan a la enseña del San Ildefonso no se deben solamente a los daños producidos en el combate de Trafalgar, sino que también están causados por la acción vandálica que los propios marinos británicos del HMS Victory, participantes en el cortejo fúnebre de Nelson, cortaron trozos de la bandera, a modo de amuletos o relicarios, para así tener un memento de aquel hito histórico que estaban viviendo.