Así era el castillo más emblemático del reino de Asturias que sirvió para proteger Oviedo de los vikingos
Durante el reinado de Alfonso III también se decidió establecer un taller de orfebrería en el castillo y en 908 el Rey mandó confeccionar una de las piezas de mayor esplendor en la historia de España, la Cruz de la Victoria
Corría el año 844 d.C. cuando una gran flota vikinga arribó al mar Cantábrico en su eterna búsqueda de botín. A ellos se enfrentaría Ramiro I de Asturias con gran éxito: las crónicas mencionan la muerte de muchos guerreros y la quema de setenta naves. Sin embargo el embiste escandinavo llegó en dos ocasiones más. En 858 d.C., llegarían a Galicia buscando los posibles tesoros que se escondían en Santiago de Compostela, importante centro de peregrinación.
Ordoño I fue quien tuvo que contener el ataque; sin embargo no pudo evitar que la ciudad fuese asediada. Estas constantes incursiones de los «guerreros del norte» fueron la pesadilla de las todas costas europeas entre los siglos VIII y XII.
Ante esta situación, Alfonso III el Magno –hijo de Ordoño I–, comenzó una colosal campaña de construcción y reacondicionamiento de las fortificaciones costeras para asegurar la protección de su reino de estos invasores. Entre ellas se encontraba el castillo de Gauzón, en la ría de Avilés.
Había sido erigido sobre el peñón de las Raíces donde se encontraban los cimientos de un emplazamiento de época romana. El Rey Magno levantó dos inmensas torres cuadrangulares para amparar la puerta construida a 38 metros sobre el mar y cuya ubicación era perfecta: desde allí se podía controlar la ría que daba acceso a Oviedo, el núcleo del reino asturiano.
Aunque el temor del Alfonso III a una nueva invasión escandinavo en la zona no se llegó a producir –no hay pruebas directas de ataques vikingos en los alrededores–, parece que fue un enclave importante durante el siglo X como fortaleza y centro de operaciones desde donde las fuerzas del reino astur vigilaban las costas en previsión de un posible ataque. No obstante, la labor defensiva de este Rey consiguió que el reino asturiano estuviese mejor preparado ante un tercer ataque que se produjo alrededor del año 966.
La arqueología le devuelve su importancia
A pesar de que el castillo se construyó con un fin defensivo, Alfonso III decidió también instalar un taller de orfebrería donde en el año 908 el Rey asturiano mandó confeccionar una de las piezas de mayor esplendor en la historia de España, la Cruz de la Victoria. La leyenda cuenta que el magno rey recubrió de oro la cruz original que llevó don Pelayo en la batalla de Covadonga. Ese mismo año, Alfonso donó la pieza a la catedral de Oviedo, según atestigua una inscripción en el reverso de la cruz.
Con el paso del tiempo, la fortaleza fue abandonada y quedando en el olvido hasta que en el siglo XV se desmanteló piedra a piedra. Sin embargo con las diferentes campañas de excavación iniciadas en la década de 1970 y realizadas de forma interrumpida desde 2007, los arqueólogos han conseguido «devolver la dignidad al castillo más importante del reino de Asturias», según afirmó Alejandro García Álvarez-Busto, arqueólogo y coordinador de la empresa Castrum que trabaja en el yacimiento del castillo de Gauzón en una entrevista con El Comercio.
Estos trabajos arqueológicos han permitido desenterrar restos de una sede palatina interior que se complementaba con una iglesia dedicada a San Salvador que fue consagrada por tres obispos a finales del siglo IX. De este espacio religioso se recuperaron diversos muros y restos de la necrópolis asociada.
El arqueólogo destacó en la entrevista otros hitos importantes en los más de quince años de excavaciones como poder comprobar que «ya había un castillo desde la época de Pelayo» o que el castillo se levantó sobre «una fortificación previa, más sencilla, de la época en que el reino visigodo de Toledo se hizo con el control del noroeste de la Península».
También subrayó el cambio en la visión de las tribus astures gracias a la arqueología, pues hasta entonces se las consideraba «poco desarrolladas, casi bárbaras», pero con los descubrimientos han «demostrado que aquí ya había una sociedad jerarquizada, con unas élites aristocráticas capaces de controlar el territorio, de edificar castillos, de comerciar con lugares lejanos...».
Reconstrucción 3D
En 2021, a través de la información que los expertos han ido recopilando a lo largo de estos años de trabajo, el equipo arqueológico de Patrimonio y Arqueología Virtual (PAR) pudo recrear el castillo en su época de máximo esplendor, cuando el reino de Asturias luchaba por expandir sus fronteras más allá del río Duero.
Pablo Aparicio Resco, miembro de PAR, confesó en el blog del grupo que «se eligió llevar a cabo la reconstrucción del enclave a comienzos del s. X, ya que este periodo arqueológico del Reino de Asturias es el más representativo del yacimiento, caracterizado por la monumentalización del recinto fortificado, la construcción de su puerta torreada, el taller metalúrgico, el palacio, la iglesia de San Salvador y el poblado a sus pies».
El infógrafo concluye explicando que la intención de esta reconstrucción virtual es «hacer que se comprenda mejor el castillo de Guazón, pero también el reino de Asturias y su registro material». Y subraya la importancia de la reconstrucción virtual en la divulgación no sólo «desde la interpretación y la investigación histórico-arqueológica», sino «más aún cuando aborda periodos cronológicos que normalmente han sido relegados a los márgenes desde el punto de vista e la representación gráfica».