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La Naticidad, de Federico Barocci

La Natividad, de Federico BarocciMuseo Nacional del Pradoº

Grupo Natividad-CEU

La mula y el buey: los también protagonistas del pesebre que en realidad no aparecen en los Evangelios

Ni Marcos, ni Mateo, ni Lucas, ni Juan mencionan a estos dos animales presentes en los belenes de todos los hogares. Es en los textos apócrifos, los no reconocidos por la Iglesia como canónicos

La celebración de la Natividad del Señor es un evento ampliamente celebrado a nivel global, arraigado en una tradición histórica milenaria. Los cristianos conmemoramos el nacimiento de Jesucristo, y la forma en que vivimos y apreciamos este acontecimiento, también plasmado en el arte a lo largo de más de dos mil años, se atribuye a la preservación de una serie de textos que detallan minuciosamente su ocurrencia. Tanto los autores de los evangelios canónicos como los apócrifos contribuyeron a la transmisión de un relato que perdurara en la conciencia de los creyentes, a pesar de haber concluido con diferencias tan notables. Es por esto por lo que detalles no mencionados en los textos oficiales de Mateo, Marcos, Lucas o Juan, tales como el buey y la mula, una cueva o las parteras hebreas, han perdurado en el tiempo y se han integrado en nuestra tradición actual.

Los evangelios apócrifos están enlazados entre la historia y la tradición. Fueron redactados con el propósito de abordar aquellas partes que el canon no lograba explicar por completo o que no habían sido plena y correctamente comprendidas. Además, gracias a ellos, se abrió una fuente de inspiración que permitió nuevas oportunidades para el desarrollo del arte sacro y su estética, gracias a haber sido moldeados mediante una amplia gama de elementos fantasiosos a través de sus múltiples versiones. De esta manera, el relato de la Natividad de Jesús, según lo expresan los evangelios apócrifos, se transformó en un gran mosaico de interpretaciones.

Por lo tanto, estas fuentes no oficiales contribuyeron a la escritura de una narrativa diferente, como se aprecia especialmente en la escena del nacimiento de Jesús. Este fenómeno, del cual somos testigos en la actualidad, se remonta a los primeros siglos del cristianismo, mucho antes de que san Francisco de Asís iniciara la tradición del Belén de Navidad en Greccio en 1223 para que después perdurara en lugares como España, Italia o Polonia. Es la riqueza de esta tradición la que nos conecta con las raíces más profundas de la Fe cristiana y su expresión artística a lo largo de la historia.

Algunos ejemplos más significativos de esta pluralidad de interpretaciones se reflejan en la manera en que los evangelios apócrifos ofrecen diferentes personajes que intervienen en la Natividad de Cristo. Desde pastores a parteras, o incluso los hijos del anterior matrimonio del viudo San José, pero también en la mula y el buey, o en el lugar en que el Señor nació con gran humildad y sencillez.

Según la versión a la que se atiende, el alumbramiento de Jesucristo se produjo en un establo, o en una cueva. El establo, propio de la tradición occidental, se remonta al evangelio canónico de san Lucas, donde se explica que María y José no pudieron hospedarse en un albergue o posada debido a la falta de espacio. Por otra parte, pseudo Mateo habló de una cueva, que después permanecería en la tradición oriental, y también escribió en su evangelio apócrifo sobre la oscuridad del lugar, que fue eclipsada por la luz del Mesías, «como si el sol estuviera allí dentro». También el protoevangelio de Santiago hizo referencia a una cueva como el lugar donde José había dejado a María mientras se dirigía a buscar unas parteras que pudieran asistirle.

A pesar de las diferencias entre portal, establo, cueva o gruta, lo que todas las fuentes comparten es la necesidad de encontrar un lugar de cobijo urgentemente donde María pudiera alumbrar al Señor, pero siempre aludiendo al carácter sencillo y humilde de la escena. También esto se subraya con la participación de otros dos agentes en el belén. El buey y la mula siempre aparecen arrodillados participando en la adoración del recién nacido referenciando el reconocimiento de su Gracia tanto por los seres humanos, como por los animales. Sin embargo, los evangelios no presentan una única versión relativa a qué seres acompañaron al Señor el día de su nacimiento. Dependiendo que la fuente que se consulte, la mula y el asno se alternan complementando al buey. El evangelio armenio de la infancia, por ejemplo, reconoce que Jesús fue depositado «en el pesebre de los bueyes»; Pseudo Mateo evidencia que la adoración la realizaron «el buey y el asno», y en el protoevangelio de Santiago, bueyes y asnos son mencionados antes y después del nacimiento.

Esta naturaleza única de las fuentes apócrifas introdujo detalles que no solo fueron omitidos en los evangelios canónicos, es decir, los de Mateo, Marcos, Lucas o Juan, sino que también generaron diferenciaciones entre unos y otros. Fue esta diversidad la que permitió las primeras representaciones artísticas de la Natividad con gran variedad donde tanto el buey como la mula asistieron fielmente al nacimiento del Señor o estuvieron presentes en una escena definida por una cueva, o por un establo. Aunque no había una preferencia única en la representación detallada de bueyes, mulas o asnos, lo crucial es cómo estos animales fueron integrados por los artistas en cada representación. En muchas ocasiones, no fueron meros observadores externos, sino que frecuentemente flanqueaban el pequeño pesebre de Jesús e incluso le adoraban al saber que era el Mesías.

Gracias a los evangelios apócrifos, los belenes pudieron integrar tantas variaciones como diferentes personajes o elementos porque fueron empleados como fuentes históricas y literarias que los artistas podían consultar. Solo por la multiplicidad de descripciones de la escena central de la Navidad podemos distinguir su gran diversidad. En la columnata de Bernini, en la plaza de la basílica de San Pedro del Vaticano, cada año se exponen cientos de belenes diferentes que enfatizan, como la propia naturaleza de los evangelios apócrifos, la pluralidad en la homogeneidad del nacimiento del Señor.

  • Grupo Natividad CEU: es un grupo de investigación sobre el origen y las manifestaciones de la Navidad formado por profesores y alumnos de Facultad de Humanidades y C.C. de la Comunicación de la Universidad CEU-San Pablo.

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