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La rendición de Granada, obra de Francisco Pradilla

La toma de Granada por los Reyes Católicos o la rendición que festejó toda Europa

Tras una década de guerra, Boabdil entregaba la ciudad el 2 de enero de 1492 a los Reyes Católicos

Cuando llegó a Roma la noticia de la toma de Granada por los ejércitos de Castilla y Aragón –según recoge el cronista de la época Jerónimo Zurita– toda la ciudad «se puso en regocijo y fiesta» pues había caído el último enclave musulmán de Europa occidental. Lo cierto es que toda Europa celebró la conquista de Granda e incluso el Papa Inocencio VIII acudió a la iglesia de Santiago de los Españoles y ofició una misa por la victoria y el fin a diez años de guerra entre la Corona de Castilla y el emirato gobernado por la dinastía nazarí.

A lo largo del siglo XV, Castilla y Granada firmaron diversas treguas, pero aquello no paralizó las incursiones fronterizas musulmanas en territorio castellano. De este modo, durante la guerra de sucesión castellana, el emir Muley Hacén continuó las operaciones militares y en 1481 arrebató la localidad de Zahara (Cádiz) a Castilla: «Siento las muertes de cristianos, pero me alegro de poner en obra muy presentemente lo que teníamos en el pensamiento hacer», afirmó Fernando el Católico cuando se enteró en Medina del Campo de la caída localidad.

Con el apoyo del Papa Sixto VI, quien instituyó una Cruzada a modo de asistencia financiera, los católicos reyes se dispusieron a realizar la última Cruzada del Occidente cristiano que duraría una década. Los primeros años se caracterizaron por la improvisación y una ofensiva que logró ocupar la Alhama. Mientras tanto, los conflictos internos en el reino nazarí se intensificaron hasta el punto de que Boabdil, «el rey chico», destronó a su propio padre Muley Hacén y obligado a demostrar su poderío, ideó el ataque a Lucena (Córdoba) que terminó fracasando y hecho prisionero.

Entrar de lleno en la crisis interna nazarí

Esto ayudaría a los Reyes Católicos a intervenir desde dentro «en la división y perdición de aquel reino», como declaró el mismo Fernando. A partir de entonces negociaron una tregua con Boabdil, que, a cambio de su liberación, aceptó su vasallaje a Castilla. En 1485 su tío Ibn Sad (conocido como el Zagal) ascendió al trono e infligió varias derrotas a los castellanos. Sin embargo, los partidarios de Boabdil ganaban más fuerza, intensificando la crisis interna y permitiendo las capturas de plazas importantes como Ronda, Loja y Málaga por los castellanos.

Boabdil quedó prisionero una segunda vez y de nuevo pactó su liberación con los Reyes Católicos, quienes le obligaron a reanudar la lucha contra su tío. De esta manera, acrecentaba la influencia de Isabel y Fernando sobre la situación política del cada vez más empequeñecido reino nazarí. La guerra civil continúo y su Boabdil logró instalarse de nuevo en la Alhambra. Entonces, acordó entregar a los reyes cristianos Granada a cambio de recibir un territorio en la zona oriental del reino.

A finales de noviembre de 1489, tras un largo asedio, Zagal sucumbiría ante la ofensiva de las armas castellanas que conquistaron Baza y con ella, se entregaron sin resistencia Almería, Guadix y el Cenete. Llegado el momento de exigir a «el rey chico» el cumplimiento del pacto de vasallaje en vigor, éste no cumplió lo establecido ante la perspectiva de una escasa concesión de territorios y decidió resistir en Granada.

La entrega de la ciudad

Para intensificar la presión sobre Boabdil, los Reyes Católicos comenzaron en abril de 1491 la construcción del campamento de Santa Fe, que serviría como base logística para el final de la campaña. Construido de forma cuadricular frente a Granada serviría como firme ejemplo de que no se moverían de allí hasta que la ciudad no cayese en manos cristianas. Por ello, no trajeron artillería pues en ningún caso pretendían destruir la ciudad. Finalmente, el 25 de noviembre de 1491, los Reyes firmaron con Boabdil el acuerdo definitivo para rendir el último reducto musulmán en la península ibérica.

Registro de las Capitulaciones de Santa Fe (Granada) de Cristóbal Colón con los Reyes Católicos, consevado en el Archivo de la Corona de Aragón

En estas capitulaciones, el rey chico aceptaba entregar la ciudad a Castilla, mientras que los Reyes Católicos garantizaban la libertad de culto, el mantenimiento de la ley coránica y algunas costumbres y la posibilidad de emigrar a territorio musulmán. Así, tras una década de guerra, Boabdil entregaba la ciudad el 2 de enero de 1492 a los Reyes Católicos.