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José I retratado hacia 1809 por Joseph Flaugier

Así se perdió América

¿Quiso José Bonaparte ser Rey de México? Las conspiraciones bonapartistas para independizar México

La presencia de un Bonaparte en el hemisferio americano no dejaba de presentar problemas políticos, especialmente en el turbulento estado en que se encontraba el Imperio español en América, que estaba sumido en las feroces guerras de independencia

Después de la caída del Imperio Napoleónico y la restauración de la monarquía en Francia en 1815, José Bonaparte, quien brevemente reinó como José I de España, optó por el exilio en Estados Unidos. Se estableció en Filadelfia, donde, gracias a las joyas y obras de arte que robó al huir de España, adquirió una lujosa residencia conocida como Point Breeze y adoptó el título de Conde de Survilliers.

Allí disfrutó de una vida tranquila, convirtiendo su casa en un prestigioso centro de la alta sociedad estadounidense, encantada de poder asistir a las fiestas de un anfitrión que, además de ser hermano del hombre más famoso del mundo, había sido durante años reconocido por la mayoría de las cabezas coronadas de Europa como uno de ellos.

El futuro de un México independiente

Sin embargo, la presencia de un Bonaparte en el hemisferio americano no dejaba de presentar problemas políticos, especialmente en el turbulento estado en que se encontraba el Imperio español en América, que estaba sumido en las feroces guerras de independencia. Desde Estados Unidos se miraba con especial atención el futuro de México, en el que desde 1810 las tropas realistas intentaban sofocar los numerosos focos revolucionarios que se negaban a reconocer la autoridad de Fernando VII.

Aprovechando el caos, fueron numerosos los aventureros que, en busca de dinero o fama, intentaron sacar provecho inventando los más descabellados planes para lograr la independencia.

Uno de los proyectos más comentados fue el de colocar a José Bonaparte al frente de la rebelión y coronarle como Rey de un México independiente. A fin de cuentas, durante su breve etapa como monarca español, José había sido oficialmente coronado «Rey de España y de las Indias», lo que le hacía, a ojos de sus partidarios, un legítimo candidato al trono mexicano.

Una colonia de exiliados bonapartistas

La mayoría de los planes vinieron por parte de otros exiliados franceses, pues en Estados Unidos se había refugiado una gran comunidad de militares y políticos bonapartistas que, por su lealtad a Napoleón, se habían negado a reconocer el nuevo gobierno monárquico francés. Los más activos fueron los hermanos Charles y Henri Lallemand, ambos generales veteranos de las Guerras Napoleónicas y condenados a muerte en Francia por su oposición a los Borbones.

Batalla de Tampico en Pueblo Viejo (Ca. 1925)

Charles Lallemand, que había combatido en Egipto, la fallida expedición a Haití, la guerra de España y la campaña de Rusia, llegó a Estados Unidos en 1816 y se convirtió en presidente de la French Emigrant Association, con la que consiguió presionar al Congreso estadounidense para que le autorizase a formar una colonia de exiliados bonapartistas en Texas, junto a la frontera con México.

Este asentamiento, bautizado como Champ d’Asile (Campo de Asilo), aseguraba servir únicamente como un retiro pacífico para antiguos soldados de Napoleón que se dedicarían a la agricultura. Sin embargo, las autoridades españolas sospechaban que sus intenciones eran mucho más hostiles.

Texas era un territorio disputado entre Washington y Madrid, y el asentamiento francés aprobado por el Congreso estadounidense estaba en territorio reclamado por España. El embajador español en Estados Unidos, Luis de Onís, estaba convencido de que las intenciones de Lallemand eran utilizar Texas como base de operaciones para ayudar a los rebeldes mexicanos y establecer a José Bonaparte en el trono.

El trono a cambio de apoyo financiero

Efectivamente, Lallemand visitó numerosas veces a José Bonaparte en Point Breeze y parece que buscó que se pusiera al frente de la empresa, aunque sin éxito. Según los informes de la embajada española y francesa, todo lo que consiguió fue que el antiguo Rey financiase parte de la expedición. En 1817, el embajador francés, Hyde de Neuville, interceptó un plan dirigido a José Bonaparte y firmado por otro exiliado francés, el antiguo sacerdote convertido en diputado revolucionario Joseph Lakanal, en el que afirmaba tener dispuesta la formación de 900 hombres para actuar como «apoyo de las tropas independientes de México» y situarle en el trono mexicano a cambio de su apoyo y financiación.

No, ya he llevado dos coronas, no daré pasos para intentar llevar una terceraJosé Bonaparte

Aunque José Bonaparte participó en estas conspiraciones y su casa siempre estuvo abierta a los exiliados franceses, no existe prueba de que aceptase nunca el ofrecimiento de un nuevo trono. Según su sobrino Napoleón III, ante estas peticiones, su tío contestó tajante: «No, no, ya he llevado dos coronas, no daré pasos para intentar llevar una tercera».

Pocos años después, en 1821, México conseguiría finalmente su independencia bajo otro Emperador, el general Agustín de Iturbide, que reinó apenas unos meses antes de ser derrocado y dejar paso a una república. Muchos años después, otro Bonaparte, el mismo Napoleón III, intentaría restablecer la monarquía en México, esta vez en la corona del infortunado Maximiliano I, pero, como todos los planes anteriores, se vio abocado al fracaso.