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Napoleón y Wellington

¿Venció realmente Wellington a Napoleón en Waterloo?

El general prusiano Clausewitz, teórico de la ciencia militar y filósofo, fue autor de un relevante análisis (publicado en 1835) que cuestionaba el exagerado protagonismo de Wellington

Gran parte de la historiografía acerca de la batalla de Waterloo, así como la filmografía (incluida la última película de Ridley Scott), ha trasladado la idea de que dicho enfrentamiento se ciñe a los combates del día 18 de junio de 1815, entre las fuerzas de Wellington y las tropas de Napoleón. La participación de los prusianos, dirigidos por Blücher, parece que se hubiese limitado a su llegada al final de una larga batalla y, por lo tanto, sólo habrían contribuido a arrollar finalmente a los franceses.

Sin embargo, desde poco después de la batalla, se ha cuestionado la responsabilidad que tuvo Wellington en la misma. Uno de los intervinientes en Waterloo, el general prusiano Clausewitz, teórico de la ciencia militar y filósofo, fue autor de un relevante análisis (publicado en 1835) que cuestionaba el exagerado protagonismo de Wellington.

Clausewitz denunciaba un conjunto de «inexactitudes» en el informe redactado por Wellington el día siguiente a la batalla que, junto a su memorando escrito en 1842, han sido tradicionalmente algunas de las principales fuentes de información. En el presente, aún se mantienen divergencias, acerca de la actuación de Wellington, entre los grandes expertos sobre Waterloo (Chandler, Hofschröer, Schulten, etc.).

Una lenta actuación de Wellington

En primer lugar, se deben considerar los movimientos y sucesos bélicos acontecidos entre el 15 y el 18 de junio para entender la batalla. Estos sucesos tuvieron lugar en un rectángulo formado por cuatro localidades: Waterloo, Wavre, Quatre-Bras y Ligny. Napoleón contaba el 15 de junio con unas fuerzas en el área superiores a los 110.000 hombres con una gran potencia artillera; Wellington tenía unos 93.000 muy dispersos por el oeste de Bélgica, formando un ejército aliado con fuerzas británicas, holandesas y alemanas.

Adicionalmente, Blücher disponía de 117.000 efectivos, de los cuales 27.000 estaban a más de 40 kilómetros del resto. Las tropas del ejército aliado de Wellington se desplegaron, antes del 15 de junio, al oeste de Waterloo y Quatre-Bras, mientras que los prusianos estaban desplegados al este de Ligny.

Dio la orden de retirarse a las fuerzas situadas en Quatre-Bras, algo que desobedecieron sus mandos (holandeses) al ser conscientes del peligro que implicaba ceder la posición a Napoleón

El día 15, a pesar de recibir diversos mensajes desde las 9:00 h respecto a los ataques y avances franceses sobre las vanguardias prusianas por el sur, Wellington no ordenó ni la concentración ni el movimiento de sus tropas. Además, erróneamente dio la orden de retirarse a las fuerzas situadas en Quatre-Bras, algo que desobedecieron sus mandos (holandeses) al ser conscientes del peligro que implicaba ceder la posición a Napoleón.

Con Quatre-Bras, los franceses hubieran podido terminar de destruir completamente a los prusianos en Ligny o, al menos, dificultar su desplazamiento hacia el norte. Por su parte, Blücher, a las 8:30 h, sí dio las órdenes de concentración de su ejército, tras recibir los mismos mensajes que Wellington.

Durante ese día 15, Wellington, al desconocer con precisión la situación del ejército francés, sospechaba que los ataques del sur sólo fueran amagos realizados con pequeñas unidades, temiendo que Napoleón le atacara posteriormente desde el oeste, llegando por la retaguardia aliada a Bruselas.

Mapa de la campaña de Waterloo

La toma de la capital belga era esencial para Napoleón, pues contaba con fuertes apoyos allí, además de poder rentabilizar el prestigio de su conquista. En cualquier caso, a las 15:00 h del día 15, las intenciones de los planes franceses ya parecían evidentes, pues continuaban fuertes ataques por el sur. Sin embargo, Wellington seguía sin dar la orden de marcha para concentrar su ejército en la proximidad de los prusianos, limitándose a las 22:00 h a dar las primeras órdenes de algunos movimientos, pero hacia el suroeste.

Napoleón trataba de destruir a cada uno de los dos ejércitos por separado, por lo que el 16 de junio atacó desde el sur, por el punto de articulación entre ambos, situado entre Quatre-Bras y Ligny. Al mediodía del 16, Wellington ya era plenamente consciente de que el grueso del ejército francés atacaba desde el sur, tal y como le venían indicando reiteradamente los informes prusianos desde el día anterior. Por fin, se dieron las tardías órdenes de marcha hacia Quatre-Bras.

Falta de apoyo a los prusianos

Sin embargo, Wellington no dijo la verdad a Blücher, convenciéndole de que podría disponer de más de 20.000 hombres en Quatre-Bras esa misma tarde para apoyarle frente a Napoleón. Blücher, aunque le faltaba aún una cuarta parte de sus efectivos, convencido del apoyo de Wellington con parte de su ejército aliado, decidió presentar batalla en Ligny esa misma tarde, sufriendo una gran derrota, entre otros motivos porque el ejército aliado apenas dispuso de la mitad de las tropas prometidas para apoyarle.

La batalla de Waterloo, óleo de William Sadler

Wellington, probablemente, consideró que de no convencer a Blücher para enfrentarse a Napoleón en Ligny, los prusianos se hubieran retirado al este a esperar al resto de sus fuerzas, lo que podría haber provocado que Napoleón tomara el camino de Quatre-Bras a Bruselas, sorprendiendo al ejército aliado de Wellington aún disperso y fácil de ser vencido. Las fuerzas de Wellington lograron mantener temporalmente Quatre-Bras, pero no pudieron dar el apoyo prometido a los prusianos.

Puede que Napoleón ya estuviera condenado al fracaso el día 16, al no poder impedir e incluso desconocer el movimiento de Blücher hacia el norte

Tras la victoria en Ligny, Napoleón, dividió su ejército, enviando al mariscal Grouchy, con 32.000 hombres, tras los prusianos con el ánimo de terminar de destruirlos y alejarlos definitivamente. A pesar de la derrota, Blücher no desfalleció, logrando evitar que sus tropas escaparan al este, reorganizándolas tras la batalla y moviéndolas a marchas forzadas, por pésimos caminos, bajo la lluvia, hacia Wavre, al norte.

El papel crucial del ejército de Blücher

Napoleón no contempló esta capacidad de reacción prusiana. Como indica el historiador holandés, Kees Schulten, puede que Napoleón ya estuviera condenado al fracaso el día 16, al no poder impedir e incluso desconocer el movimiento de Blücher hacia el norte, en busca de Wellington, con el que ya había acordado juntarse en Waterloo el día 18. Si Blücher lograba cumplir su promesa a Wellington, Napoleón lo tendría muy difícil.

Encuentro entre el duque de Wellington y Blücher el 16 de junio de 1815

El día 18 se produjo, finalmente, la batalla de Waterloo, donde inicialmente las fuerzas de Wellington eran inferiores, ya que Napoleón contaba con unos 73.000 hombres frente a 68.000 de Wellington y con una clara superioridad artillera por parte de los franceses. La batalla se inició a las 11:30 h, pero a la 13:00 h, Napoleón observó en su flanco derecho, lejanamente, a un cuerpo de ejército prusiano acercándose con más de 20.000 hombres, lo que le obligó a mover hacia el este a una parte de sus fuerzas (9.000 hombres) que tenía destinada a atacar al centro de Wellington. A las 16:30 h, se iniciaban los combates directos en el flanco derecho entre prusianos y franceses, quedando Napoleón en inferioridad numérica en el conjunto de la batalla.

Grouchy, sobre el que Napoleón descargó la culpa de no dirigirse con sus tropas a Waterloo, obedecía expresamente la orden del propio Emperador de perseguir al grueso de los prusianos, hasta que a las 18:00 h recibió la nueva orden de dirigirse a Waterloo; aunque es cierto que uno de sus generales, Gerard, le propuso al mediodía dirigirse hacia donde se oían los cañones.

Cuando Grouchy recibió la orden de ir a la batalla tenía parte de sus tropas trabadas en combate en Wavre contra un cuerpo de ejército prusiano, a más de 15 kilómetros de Waterloo, además, los caminos estaban cubiertos por otras unidades prusianas, lo que le impidió apoyar a Napoleón a tiempo.

Finalmente, sobre las 19:30 h, con las fuerzas de Napoleón y Wellington exhaustas tras ocho horas de combate, Blücher, al mando de otros veinte mil prusianos hizo acto de presencia en el centro de la batalla, siendo las fuerzas francesas arrolladas en las siguientes horas. Días más tarde, el 7 de julio, las tropas de Blücher entraban en París tras perseguir a los restos del ejército de Napoleón.

Blücher supo rehacerse de su derrota en Ligny, inducida en parte por Wellington; logró dirigir a los prusianos hacia el norte en busca de Wellington, en penosas condiciones y a unos ritmos de marcha elevados; consiguió desplazar tropas para atacar el flanco derecho de Napoleón y debilitarle a las pocas horas de empezar la batalla; consiguió retener a las tropas de Grouchy a 15 kilómetros de Waterloo; pudo introducirse con grandes fuerzas en el exhausto centro de la batalla para decidir la misma y, finalmente, cerró la retaguardia del emperador con otras fuerzas prusianas a la misma hora.

Blücher, no dudó en apoyar a Wellington a pesar de sus incumplimientos y retrasos iniciales. Sin la experiencia, conocimiento, astucia y el arrojo incansable de este militar prusiano de 72 años de edad, no se hubiera podido vencer a Napoleón en Waterloo.