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Así se perdió América

Cómo Estados Unidos robó Florida a España: la guerra sucia del presidente Madison

El gobierno de Washington, lejos de agradecer la ayuda de Madrid en su guerra de independencia, fijó inmediatamente como uno de sus objetivos el hacerse con el control de Las Floridas

Durante los trescientos años de dominación española, Florida había sido un territorio muy escasamente poblado, situado en la periferia septentrional del imperio. Por entonces, el territorio se extendía mucho más allá de los límites del actual Estado, dividido entre la Florida Occidental (hoy parte de los Estados de Misisipi, Luisiana y Alabama) y la Florida Oriental (la península que hoy constituye el Estado propiamente dicho). «Las Floridas», en plural, se encontraban en una situación complicada, porque colindaban con las crecientes y mucho más pobladas colonias británicas, que en 1783, gracias a la ayuda española, se convirtieron en los Estados Unidos de América.

El gobierno de Washington, lejos de agradecer la ayuda de Madrid, fijó inmediatamente como uno de sus objetivos el hacerse con el control de Las Floridas, que le darían nuevas tierras para sus colonos y una salida estratégica al Golfo de México y el Caribe.

España resistió durante años las ambiciones estadounidenses, pero la catastrófica situación provocada por la invasión napoleónica en 1808 y el subsiguiente inicio de las guerras de independencia en la América española dieron a Estados Unidos la ocasión perfecta. Aprovechando la debilidad española, el presidente James Madison empleó sin escrúpulos una mezcla de presiones diplomáticas, amenaza militar y operaciones ilegales hasta consumar una invasión encubierta.

En septiembre de 1810, Madison animó a un grupo de colonos estadounidenses introducidos en la Florida Occidental a proclamar la independencia de una supuesta «República de Florida Occidental» separada de España. El ex diplomático estadounidense Fulwar Skipwith fue proclamado primer presidente y los colonos rebeldes consiguieron derrotar a la pequeñísima guarnición española de la ciudad de Baton Rouge, pero cuando intentaron ocupar las ciudades de Pensacola y Mobila fueron rechazados por las tropas leales a España.

Aprovechando el caos, Madison ordenó a sus tropas entrar en el territorio bajo posesión rebelde, que sin oposición alguna fue anexionado a los Estados Unidos en diciembre.

El distrito de Mobila y Pensacola se mantuvo leal a España, pero aislado y sin refuerzos no pudo hacer nada ante la anexión ilegal del resto del territorio. En 1812 estalló una guerra entre Estados Unidos y Gran Bretaña debido a sus rivalidades comerciales. Dado que España estaba en ese momento aliada con el gobierno británico en la lucha contra Napoleón, las autoridades españolas esperaban que aquello pudiese propiciar una intervención británica en defensa de los derechos españoles sobre la Florida Oriental.

Sin embargo, fue todo lo contrario. La guerra sirvió de excusa a Madison para lanzarse a la conquista del resto del territorio alegando que España, por ser una aliada de los británicos, representaba una amenaza para Estados Unidos. En 1813, bajo pretexto de que podía servir para aprovisionar a tropas británicas, un poderoso contingente estadounidense atacó Mobila y pese a que no existía una declaración de guerra entre Estados Unidos y España, obligó a la pequeña guarnición española a capitular, apropiándose de la ciudad. Con ello, toda la Florida Oriental quedaba anexionada a Estados Unidos bajo la ocupación ilegal de su ejército.

Florida Occidental y Florida Oriental españolas 1810-1821

En 1815 la expedición británica a Nueva Orleans fue derrotada por las tropas estadounidenses del general Andrew Jackson, acabando con la última esperanza española de recibir ayuda. Londres y Washington firmaron la paz ese mismo año sin que los británicos hiciesen el menor esfuerzo por conseguir la retirada de las tropas estadounidenses del territorio ocupado a España.

El gobierno de Madrid protestó esta invasión ilegal, pero las pocas tropas disponibles se necesitaban para combatir la rebelión en México y el resto de Sudamérica, así que no pudo hacer nada. Durante los siguientes años, los estadounidenses centraron su atención en la Florida Occidental, repitiendo la misma mezcla de presiones y juego sucio hasta conseguir que un arruinado y exhausto gobierno español se la vendiera en 1819 por cinco millones de dólares.