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Pardo Bazán frente a una máquina de escribir

Dinastías y poder

¿Qué une a Pardo-Bazán con los Franco?

La que fue residencia de verano de Franco en Galicia, perteneció durante décadas a de la ilustre escritora

La ilustre escritora era la propietaria del polémico Pazo de Meirás. La que fue residencia de verano de Franco en Galicia, perteneció durante décadas a doña Emilia Pardo-Bazán. Desde la torre de Levante, la más alta, con vistas a las marismas, la señora condesa escribió muchas de las páginas más aplaudidas de su literatura. Allí también contrajo matrimonio su hija Blanca con el laureado coronel Cavalcanti, héroe de la Guerra del Rif y uno de los principales impulsores del golpe de Miguel Primo de Rivera.

De ella se ha escrito de todo: que traficó con armas para los carlistas y que fue amante de Galdós. «Ansiosa y trepadora», dijo Baroja. «De espléndida verbosidad», apostilló Josep Pla. La tacharon incluso de conservadora-libertaria. Exuberante, en el amplio sentido de la palabra. Y vital. Pero ¿quién iba a decirle a la insigne autora de Los pazos de Ulloa que el suyo estaría durante años en el punto de mira de la política?

Emilia Pardo Bazán junto a Nervo y Canalejas, Bonilla y MarquinaGTRES

«Si en mi trabajo pusiera Emilio qué distinta habría sido mi vida», parece que pronunció en la madurez. Cuando nació, en la coruñesa calle Tabernas en 1851, pocos auguraban un futuro literario tan prometedor para la joven. Su padre, diputado liberal durante los años del Sexenio Democrático, lucía con orgullo el título de «conde pontificio de Pardo Bazán» concedido por Pío IX.

De joven, viajó a Madrid, aprendió idiomas, leyó los volúmenes de la biblioteca de su progenitor y pasó muchos meses de la temporada estival en la residencia familiar de Meirás, a escasos kilómetros de La Coruña. Se aficionó desde siempre a la escritura y muy jovencita conoció a José Quiroga Pérez de Deza, con cierto abolengo y entonces estudiante de Derecho en Santiago de Compostela. Con él se casó, no por amor ni conveniencia, pero en respuesta a los cánones sociales de su tiempo.

Dicen que fue su marido quien la acercó al pensamiento tradicionalista, aunque no está del todo claro. Tuvieron tres hijos, aunque él nunca comprendió del todo los afanes literarios de su esposa. Doña Emilia colaboraba en El Imparcial, La Época… hasta que con la publicación de «La cuestión palpitante» en 1883 sobre el naturalismo de Zola, llegó el escándalo. El matrimonio se separó y ella siguió escribiendo en periódicos y plasmando su talento en obras como La Tribuna, La madre naturaleza o en la revista cultural Nuevo Teatro Crítico de la que fue fundadora. Sus artículos sobre la mujer española (1891) en La España Moderna tampoco se libraron del escándalo.

En 1910, su hija María de las Nieves, a la que llamaban Blanca, contraía matrimonio en el pazo de Meirás con el insigne José Cavalcanti de Alburquerque, elevado a conde de Taxdirt por Alfonso XIII, a raíz de sus méritos en aquella célebre carga de 1909 durante la Guerra del Rif.

Había nacido en Cuba en 1871, cuando todavía era provincia española y se convertirá en cabecilla del «cuadrilátero» que hará posible, junto a los generales Berenguer, Saro y Dabán, el triunfo de Miguel Primo de Rivera en 1923. El casamiento fue portada del diario gráfico ABC (30 octubre 1910). Otro de los hijos de doña Emilia, Jaime Quiroga de Pardo Bazán era capitán de Caballería y también escritor, pero en agosto de 1936 fue detenido por milicianos y asesinado con su hijo de 17 años. Fue su viuda, quien años más tarde donó la biblioteca de Doña Emilia al Pazo de Meirás. Su otra hija, Carmen, falleció sin hijos en 1935.

Doña Emilia había muerto en 1921 a causa de diabetes. Nunca se admitió su ingreso en la Real Academia de la Lengua, como tampoco en 1911 se había admitido la entrada de Marie Curie en la Academia de Ciencias de París. Aunque Pardo Bazán sí desempeñó un papel destacado en el Ateneo y en la Universidad. «La inteligencia no tiene sexo», puede leerse en un artículo de El Liberal. La biografía escrita por Isabel Burdiel –autora también de otra estupenda sobre Isabel II de Borbón– es muy aclaratoria al respecto. La hija de doña Emilia y su nieta cedieron el pazo de la discordia a una compañía religiosa.

Una vez terminada la Guerra Civil, se creó una comisión recaudatoria para ofrecerla al nuevo jefe de Estado como residencia veraniega. Durante décadas los Franco y los Martínez-Bordiú disfrutaron de la costa gallega, las playas de Bastiagueiro y Santa Cristina. Luego llegó la polémica y hasta hoy. ¿Qué diría doña Emilia?