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Isabel Alfonsa de Borbón-Dos Sicilias y sus cuatro hijos

Dinastías y poder

Isabel Alfonsa de Borbón: la infanta española que desafío a la Gestapo

Las circunstancias de la Segunda Guerra Mundial, las victorias alemanas y la creación del gobierno títere eslovaco de Josef Tiso, llevaron a la familia a abandonar su residencia e iniciar una arriesgada huida por Europa

Isabel Alfonsa de Borbón, había protagonizado la última boda real en Madrid antes de la precipitada proclamación de la II República. Pero su matrimonio la llevó a Europa oriental. Sobrina de Alfonso XIII, llegó a Eslovaquia para administrar con su esposo las tierras y propiedades de la familia Zamoyski y regentar un complejo termal de lujo en una de las zonas más turísticas de los Cárpatos.

Sin embargo, las circunstancias de la Segunda Guerra Mundial, las victorias alemanas y la creación del gobierno títere eslovaco de Josef Tiso, llevaron a la familia a abandonar su residencia e iniciar una arriesgada huida por Europa en las horas finales de la Segunda Guerra Mundial.

Nada hacía suponer que la vida de esta infanta española fuese a desencadenar los episodios novelescos de los que fue protagonista. Nacida en el Palacio Real en 1904, era hija de Mercedes de Borbón, entonces Princesa de Asturias y hermana mayor del Rey Alfonso XIII, con Carlos de Borbón-Dos Sicilias, conde de Caserta. Su infancia estuvo marcada por la muerte de su madre cuando apenas contaba unos días de vida, lo que hizo que su abuela María Cristina, se volcase en su cuidado.

Piadosa y profundamente católica, su destino cambió de rumbo al conocer a Jan Kanty Zamoyski, conde de ascendencia polaca muy vinculado a la dinastía paterna de la joven. La boda se celebró en 1929 en el Palacio Real marcada por el luto del reciente fallecimiento de la antigua regente. Se casó sin alhajas, con una sencilla guirnalda de flores. Comenzaba una aventura para esta infanta española que pasó los días felices de su matrimonio en la Checoslovaquia anterior al inicio de la gran tragedia europea.

Isabel Alfonsa, Juan Cancio y sus familias el día de su boda

La pareja se había establecido en un palacete a los pies del castillo medieval de Stara Lubovna, al nordeste del país, en la idea de invertir su importante patrimonio en la modernización del lujoso complejo termal del balneario Vysné Ruzbachy. Eran los días en los que las políticas expansionistas del III Reich amenazaban la parte alemana de los Sudetes como consecuencia de los planteamientos de Hitler de anexiones y conquistas.

En septiembre 1939 Alemania invadía Polonia: todos los esfuerzos diplomáticos de las políticas de apaciguamiento habían fracasado y daba comienzo la Segunda Guerra Mundial. La residencia de los Zamoyski-Borbón se encontraba cerca de la frontera y desde el principio se vieron sometidos a las nuevas directrices pronazis resultado del gobierno títere que se había establecido en Eslovaquia.

Zamoyski además, estaba vigilado por la Gestapo ya que sospechaban que colaboraba con las fuerzas de resistencia polacas

En una Europa en guerra, los «turistas» empezaron a escasear y la situación económica de la familia se resintió. Zamoyski además, estaba vigilado por la Gestapo ya que sospechaban que colaboraba con las fuerzas de resistencia polacas. En 1944 fue trasladado a presidio y solo los buenos contactos de Isabel Alfonsa sirvieron para su liberación. Pero la situación era cada día más complicada: el «Alzamiento Nacional Eslovaco» –movimiento guerrillero de liberación partisano contra las tropas alemanas– había fracasado y oficiales de la Wehrmacht ocuparon su residencia. Los nazis estaban perdiendo la guerra, pero habían encontrado en la zona un bastión de resistencia mientras que los tanques soviéticos avanzaban desde el este.

La mediación familiar de la infanta resultó providencial. Consiguieron llegar a la localidad de Rajecké Teplice, al oeste del río Váh –afluente del Danubio– en agosto de 1944. Atrás habían quedado sus propiedades y riquezas. Semanas después llegaron a Bratislava, actual capital de Eslovaquia, y en el mes de octubre a Suiza.

Se establecieron temporalmente en Lausana, lugar de residencia de la exiliada Reina Victoria Eugenia. Aquí esperaron hasta que en abril de 1945, ya terminada la guerra, recibieron un permiso ratificado por Franco que les permitía entrar en España. La mediación de don Carlos de Borbón-Dos Sicilias, padre de Isabel Alfonsa y que tras un primer exilio se había instalado en Sevilla, fue determinante.

Isabel Alfonsa, con sus hijos, se estableció en Andalucía. Jan Kanty, su esposo, en Mónaco, donde trabajó al servicio del príncipe Rainiero. La infanta, de nuevo con la ayuda de su padre, compró una finca en Valencina de la Concepción y se dedicó a las explotaciones agrícolas. Llevó una vida sencilla y familiar, no exenta de la tragedia por la muerte de dos hijos.

Fue muy devota de la Virgen del Rocío y mantuvo una cercana relación con sus hermanas, Mercedes –madre de don Juan Carlos–, María Dolores y Esperanza. Isabel Alfonsa pasó los últimos años de su vida en una residencia religiosa en Pozuelo de Alarcón. Falleció en 1985 y está enterrada en El Escorial, como corresponde a una infanta de la dinastía Borbón.