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Los españoles republicanos y antifascistas prisioneros en Mauthausen despliegan una pancarta para saludar a los aliados que acaban de liberar el campo de concentración nazi: «Los españoles antifascistas saludan a las fuerzas liberadoras»

Los españoles republicanos y antifascistas prisioneros en Mauthausen despliegan una pancarta para saludar a los aliados que acaban de liberar el campo de concentración nazi: «Los españoles antifascistas saludan a las fuerzas liberadoras»

Exterminio y heroísmo español durante el Holocausto nazi de la Segunda Guerra Mundial

Más de 9.000 españoles pasaron por los campos de concentración de Hitler, mientras otros como Ángel Sanz, apodado el Ángel de Budapest, salvaron a miles de personas españolas y de otras naciones

En 2005 la Organización de las Naciones Unidas aprobó asignar el 27 de enero como el Día Internacional de Conmemoración en Memoria de las Víctimas del Holocausto. ¿Por qué ese día? Sobre las tres de la tarde del 27 de enero de 1945, las tropas del Ejército Rojo entraron en Auschwitz. Este fue el principio para que se conocieran a nivel mundial lo que sucedió en los campos de concentración durante el nazismo.

Las tropas aliadas que liberaron los campos descubrieron una pequeña fracción de lo que fue la solución final. Los corresponsales y militares realizaron fotografías y recopilaron documentación que, junto a los testimonios de los supervivientes de la solución final, fueron esenciales para juzgar a los líderes nazis en los Juicios de Núremberg.

Después de casi 80 años, los expertos aseguran que entre cinco y seis millones de personas fueron exterminadas por los nazis por el simple hecho de ser judíos, gitanos, vagabundos, opositores políticos, católicos, homosexuales, discapacitados psíquicos… Hombres, mujeres, niños y ancianos, cada uno con una historia detrás. Entre ellos también hubo varios españoles de origen judío, muchos republicanos, algunos miembros de la resistencia francesa y varios católicos.

Entre los presos de los campos de exterminio nazi se diferenciaba a los judíos con la distorsión de una estrella de David de color amarillo, a los homosexuales con un triángulo invertido rosa, para los delincuentes comunes era de color negro y para los presos políticos un triángulo invertido de color rojo. En el caso de los españoles y otras nacionalidades debían bordarse la inicial de su país en su identificación.

Entre ellos estaba Jaime Colet Balart, un español que llegó a Auschwitz en 1941 y sobrevivió allí hasta su liberación cuatro años después. Como él, más de 3.500 españoles consiguieron sobrevivir al Holocausto, pero no fue el caso de Miguel Martín y más de 5.000 personas, que murieron ejecutados o por las condiciones extremas en las que se encontraban en los campos.

Héroes españoles olvidados contra el Holocausto

Si bien, muchos otros españoles y ciudadanos de otras nacionalidades consiguieron salvar la vida gracias a diplomáticos y funcionarios españoles de consulados y embajadas de toda Europa. En marzo de 1944 Alemania invadió Hungría y empezó una deportación masiva de más de 400.000 judíos húngaros.

En ese momento, Ángel Sanz Briz, un joven diplomático encargado de la sección comercial de la misión española en Budapest, descubrió que había un decreto de Primo de Rivera de 1924 en el que «se concedía la nacionalidad por carta de naturaleza» a los sefardíes, es decir, los judíos originarios de España. Entonces empezó a entregar salvoconductos y pasaportes a «200 judíos sefardíes», que después se convirtieron en familias enteras y multitudes. Como relata el diplomático, «con el simple procedimiento de no expedir salvoconducto o pasaporte alguno a favor de los judíos que llevase un número superior al 200», consiguió salvar a más de 5.000 judíos.

No fue el único. Desde el consulado de Salónica en Grecia, Sebastián de Romero Radigales salvó a cientos de personal; el embajador español en Bulgaria, Julio Palencia, se jugó la vida al adoptar a los hijos de un sefardí y salvar a otros tantos. En París, el cónsul general Bernardo Rolland de Miota custodió los bienes de muchos sefardíes y salvo a más de 70 personas de ir a los campos de concentración. Estos diplomáticos españoles arriesgaron su posición, su dinero y su vida por una causa que creían justa, y consiguieron salvar a muchas personas fuesen sefardíes o no en toda Europa.

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