Picotazos de historia
El corsario alemán que fue derrotado por la carne de cerdo
El SS Kronprinz Wilhelm era uno de los cuatro transatlánticos de la clase káiser propiedad de la Hamburg America Line
El barco fue botado el 30 de marzo de 1901 y bautizado como SS Kronprinz Wilhelm. Tenía una longitud (eslora) de 194 metros y una anchura máxima (manga) de 20 metros. También contaba con un desplazamiento bruto de 24.900 toneladas impulsadas por dos hélices laterales alimentadas por dos máquinas alternativas de triple acción. Estas máquinas podían desarrollar una potencia de 33.000 CV en cada eje, lo que permitía al transatlántico alcanzar con facilidad los 23 nudos de velocidad.
Podía llevar más de 1.700 pasajeros y estaba considerado como uno de los barcos de pasajeros más rápidos y lujosos de su tiempo. El transatlántico contaba con calefacción central, sala de fumadores biblioteca, salón social, sala de música y un comedor con una capacidad para 414 personas, además de otras comodidades. Todo ello presentado con un alto grado de elegancia y refinamiento.
231 días de navegación
El SS Kronprinz Wilhelm, uno de los cuatro transatlánticos de la clase káiser propiedad de la Hamburg America Line, ganó en septiembre de 1902 el preciado trofeo Cinta Azul al establecer una nueva marca mundial de velocidad. El Kronprinz tardo, desde el puerto de Cherburgo hasta el de Nueva York, cinco días, 11 horas y 57 minutos.
En agosto de 1914 el SS Kronprinz pasó a la flota alemana como crucero auxiliar. Se instalaron dos cañones de 88 milímetros, una ametralladora y la tripulación fue sustituida por otra de guerra bajo el mando del capitán de navío Paul Thierfelder. Durante 231 días de navegación continuada el Kronprinz Wilhelm ejercería como corsario, con el objeto de hacer el mayor daño posible a las comunicaciones y transporte de mercancías con los países de la Entente, en el océano Atlántico. Durante ese tiempo hundió 14 barcos con un registro bruto de 56.000 toneladas, liberando un decimoquinto con el objetivo de que transportara a puerto a las tripulaciones prisioneras que se acumulaban a bordo.
A medida que pasaba el tiempo el Kronprinz se fue encontrando con problemas derivados del constante funcionamiento de las máquinas y de la larga permanencia seguida en alta mar. Tenía cada vez mayor dificultad para carbonear y el deterioro progresivo de la nave afectaba a la velocidad de navegación y al consumo del preciado carbón. Entre los oficiales a bordo estaba el teniente de navío Alfred conde von Niezychowski que nos dejó unas detalladas memorias de sus aventuras como corsario. Gracias a él y al informe del nutricionista y dentista Carl Rose conocemos el principal problema a bordo.
La oficialidad y marinería del prisionero comían como verdaderos gourmets, afirmó el conde y lo confirmó el buen doctor. La ración diaria era de tres libras de carne (un kilo 360 gramos), pan blanco y verduras enlatadas. El problema era que el pan blanco es bajo en fibra y las verduras enlatadas han sido hervidas previamente para su conservación, por lo que no pueden aportar el refuerzo nutricional necesario. Como resultado de esta dieta tan descompensada una cuarta parte de la tripulación cayó enferma de escorbuto, quedando el resto afectada en diferentes grados.
El capitán Paul Thierfelder, tras ocho meses seguidos en alta mar, viendo que las máquinas propulsoras empezaban a tener graves problemas que afectaban a la navegación y que no podían ser reparadas a bordo; que el casco del barco estaba cada vez más cubierto de lapas que afectaban a la velocidad y el mal estado de su tripulación, decidió entrar en la bahía de Chesapeake y entregar su barco en el entonces neutral Estados Unidos de Norteamérica. La tripulación fue internada y el Kronprinz confiscado y entregado a la marina de guerra norteamericana, quienes lo rebautizaron como USS Von Steube y sería utilizado como transporte de tropas durante el resto de la guerra. En este caso el corsario alemán fue derrotado por comer demasiada carne de cerdo.