¿Tambores de una Tercera Guerra Mundial?
Las carreras armamentísticas no siempre han servido para preservar la paz, y las últimas guerras mundiales describen situaciones parecidas
La situación de la guerra de Ucrania se encuentra en una situación difícil. La falta de munición de artillería y la escasez de soldados junto al aumento de la destrucción de equipamiento armamentístico occidental muy sofisticado, como los blindados Abrams, los sistemas antiaéreos Patriot y los sistemas de artillería Himars; construidos y vendidos por los Estados Unidos, amenazan con la posibilidad de un colapso del frente ucraniano.
Algunos mandatarios, como el presidente francés Emmanuel Macron, aludieron inicialmente al posible envío de tropas de su país, que tuvo el apoyo entusiasta de los presidentes de los países bálticos.
La Comisión Europea ha asignado 500 millones de euros previstos en la Ley de apoyo a la producción de municiones (ASAP). Esto permitirá a la industria europea de defensa potenciar su capacidad de producción de municiones hasta dos millones de proyectiles al año para finales de 2025.
Además, se sumarían a otras cantidades como la comprometida por la comisión, de más de 4.000 millones de euros en proyectos I+D colaborativos en materia de defensa. A su vez también Rusia aumentó el gasto total en defensa hasta alcanzar aproximadamente el 7,5 % del PIB, la creación de 520.000 nuevos puestos de trabajo en el sector militar-industrial, y el incremento del número de efectivos del Ejército en un 15 % hasta alcanzar la cifra de 2,2 millones de miembros.
La «Paz Armada»
Sin embargo, las carreras armamentísticas no siempre han servido para preservar la paz, y las últimas guerras mundiales describen situaciones parecidas. Antes de la Primera Guerra Mundial, Francia, Gran Bretaña, Rusia y Alemania incrementaron sus gastos militares e incorporaron los últimos adelantos tecnológicos surgidos de la Segunda Revolución Industrial.
La configuración en dos bloques y el aumento de los nacionalismos empujaron a Europa hacia el camino sencillo de la guerra. Este período previo a la guerra fue denominado de la «Paz Armada» y fue el preámbulo del primer gran conflicto mundial. Gran Bretaña incrementó sus gastos militares, de los 44 millones de libras de 1899 a los 77 millones de 1914.
La Alemania del kaiser Guillermo II subió de 90 millones de marcos a finales de siglo XIX a los 400 millones del inicio de la guerra. Artillería pesada, nuevos modelos de aeroplanos, submarinos y una potente flota de alta mar fueron los destinatarios de aquel presupuesto respaldado por nacional liberales y conservadores. Las consecuencias de la Primera Guerra Mundial serán traumáticas por ser la primera experiencia de una guerra total y donde la muerte de millones de soldados provocó el nacimiento del pacifismo y el nacimiento de los movimientos de masas.
Una carrera de armamentos
Los años previos a la Segunda Guerra Mundial también muestran un escenario similar con una carrera de armamentos evidentes. El gasto militar de la república de Weimar (Alemania) fue en 1924 de 458 millones de marcos, pasando en 1930 a 794 millones, aunque por la obligatoriedad del Tratado de Versalles, gran parte de ese gasto estaba camuflado en otros gastos, incrementándose de forma visible con el triunfo de Adolf Hitler a partir de 1933.
En Francia, en 1930, se gastaron en municiones 359 millones de francos, aunque luego la construcción de la línea defensiva Maginot se llevó gran parte del gasto para hacer invulnerable la frontera con Alemania. La Unión Soviética dedicó un 14 % de su presupuesto en aumentar el volumen de su ejército, llegando a producir anualmente en la década de los treinta del siglo XX tres mil blindados y 2.500 aviones, aunque el número de ejemplares imperó sobre la adaptación a modelos competitivos.
La capacidad de producción industrial estadounidense se mostrará decisiva para ganar la Segunda Guerra Mundial y situarse como principal potencia mundial
No obstante, el rearme era un gran estímulo para la economía, cuando el New Deal no fue suficiente para reducir el enorme desempleo que afectaba a los Estados Unidos, la autorización presidencial para duplicar la marina de guerra, la creación de 84 nuevos grupos de escuadrones de aviones y la movilización de un millón de hombres en 1940 supuso un despegue que despertó a un gigante, cuando los países europeos estaban al máximo de sus límites. La capacidad de producción industrial estadounidense se mostrará decisiva para ganar la Segunda Guerra Mundial y situarse como principal potencia mundial.
Sin embargo, el efecto benéfico a nivel económico de una carrera de armamento es temporal cuando el armamento y sus municiones se acumulan en los almacenes. La posibilidad de usar esos arsenales, darles salida y mantener unos niveles de producción altos, con grandes beneficios, pleno empleo y obtención de objetivos territoriales que alimentan el nacionalismo provoca una tentación de usarlo de difícil contención.
La Guerra Fría con un arsenal nuclear que podía aniquilar la tierra varias veces será una excepción que evite una Tercera Guerra Mundial a través del equilibrio nuclear. A pesar de todo, los arsenales de armamento convencional se irán usando en numerosos conflictos africanos y asiáticos que causaron más pérdidas humanas que las propias guerras mundiales.
La Guerra Fría con un arsenal nuclear que podía aniquilar la tierra varias veces será una excepción que evite una Tercera Guerra Mundial a través del equilibrio nuclear
Por estas causas, la actual guerra de Ucrania ha supuesto una demanda de material para una guerra de desgaste, como munición y vehículos blindados. También los países vecinos de Rusia, pertenecientes a la OTAN, han aumentado significativamente sus carteras de compras de armamento a empresas estadounidenses. Alrededor del 55 % de las importaciones de armas realizadas por los países europeos en 2019-23 fueron suministradas por Estados Unidos.
Las exportaciones de armas de Estados Unidos crecieron un 17 % en los últimos años, y su participación en las exportaciones totales de armamento a nivel mundial aumentó del 34 % al 42 %. Francia, a su vez ha pasado a convertirse en el segundo mayor exportador de armas, justo por delante de Rusia. En nuestra frontera sur, Marruecos se ha convertido en un cliente importante de ambas potencias buscando una equiparación militar con España, de la cual demanda sus territorios situados geográficamente en África.
El carácter benéfico que provoca en la economía y su uso para liberar tensiones sociales fomentando el nacionalismo expansionista como en el caso de nuestro vecino norteafricano puede hacer que la guerra sea nuevamente vista como un uso diferente de la política internacional.