Fundado en 1910

Gregorio Marañón y PosadilloReal Academia de la Historia

Gregorio Marañón, el defensor de la medicina y el liberalismo en una España de dictaduras y repúblicas

Gregorio Marañón murió el 27 de marzo de 1960 a los 72 años, y a pesar de nacer y morir en Madrid, fue un enamorado de Toledo, a la que se refirió como «luz de mi vida»

Más allá del callejero o del hospital, detrás del nombre de Gregorio Marañón está uno de los médicos y humanistas más prestigiosos de la España del siglo XX que vivió el periodo de la Restauración, la dictadura de Primo de Rivera, la Segunda República, la Guerra Civil y el franquismo. Además de ser un prestigioso médico, formó parte como escritor de la Generación de 1914. Pero ¿cómo se convirtió en un prestigioso médico y humanista?, y ¿cómo le afectaron los cambios políticos en su vida?

Nació en 1887 como cuarto hijo de una familia burguesa y de fuertes ideales ilustrados. Su madre, Carmen Posadillo Vernacci, falleció tres años después. Su padre era Manuel Marañón y Gómez Acebo, conocido abogado, consejero del Banco de España y llegó a ser diputado por Madrid. Envuelto en un ambiente burgués, ya desde su juventud Gregorio conoció a grandes intelectuales y artistas del momento, como Benito Pérez Galdós o José María de Pereda.

Estudió Medicina en la Facultad de San Carlos, en Madrid. Junto a tantos otros futuros médicos, fue alumno de Ramón y Cajal. Gregorio empezó sus estudios en 1902, y todavía como estudiante de medicina recibió el Premio Martínez Molina, un reconocimiento único, ya que la Real Academia de Medicina no concedía desde 1904, lo que demuestra la gran capacidad del joven médico madrileño.

En 1910 se licenció obteniendo el premio extraordinario. Así comenzaba su carrera. Tras pasar unos meses en Alemania realizando un doctorado, regresó a España y aprobó una oposición como médico en el Servicio de enfermedades infecciosas del Hospital General. Detrás de su currículum, queda mucha historia que contar.

Médico e intelectual liberal

Hay que retroceder a 1911, cuando Gregorio se casó con Dolores Moya Gastón de Iriarte, joven de origen burgués e hija del periodista Miguel Moya, director de El Liberal, fundador y primer director de la Asociación de la Prensa de Madrid. Del matrimonio entre Gregorio y Dolores nacieron cuatro hijos. Como liberal convencido, participó en los gobiernos liberales de 1919 y 1920 como consejero de Sanidad y de Instrucción Pública. Incluso acompañó al Rey Alfonso XIII en su famoso viaje a Las Hurdes en el verano de 1922.

A nivel cultural, formó parte de la Generación de 1914, junto a Ortega y Gasset, Manuel Azaña, Juan Ramón Jiménez o Ramón Gómez de la Serna, entre otros. Eran defensores del europeísmo y analizaban los problemas de España, la deshumanización del arte (según lo acuñó Ortega). Esos ideales unidos al liberalismo político que defendía le ocasionaron ciertos problemas durante la dictadura de Primo de Rivera. Marañón fue destituido de sus cargos universitarios y cesó como director del Hospital del Rey. Además, tras el golpe de Estado de 1926 conocido como la «Sanjurjada», acabó preso durante un mes, y tuvo que pagar una multa de 100.000 pesetas.

Un republicano liberal contra el comunismo

Era liberal y vio con buenos ojos la constitución de una República española, de hecho, fundó junto a Ortega y Pérez de Ayala la Agrupación al Servicio de la República, con la que buscaban reconstruir España. Además, Marañón fue diputado de las Cortes Constituyentes de la Segunda República española, e incluso le ofrecieron la presidencia del gobierno y ministerios.

Sin embargo, viendo la deriva comunista y radical que estaba tomando la república, renunció a su escaño en 1933 y se alejó de la primera línea política. Por entonces, era catedrático de Endocrinología, siendo la primera cátedra de esa especialidad en España. También continuó su labor de investigación en el Instituto de Patología Médica, junto a colaboradores como el médico Fernando Primo de Rivera, hermano del fundador de la Falange.

Su asesinato en la conocida como Matanza de la Cárcel Modelo del 22 de agosto de 1936 fue una de las muchas razones por las que Gregorio Marañón se exilió a Francia y dejó de apoyar al bando republicano. Marañón vivió los primeros meses de la guerra en Madrid, pasó por las checas, vio asesinatos indiscriminados y la persecución que los republicanos cometieron contra todo aquel que fuese sospechoso de ir en contra de la república. Su exilio no frenó su vocación médica, y siguió ejerciendo la medicina mientras escribía artículos sobre el devenir de España y los españoles exiliados por culpa de la guerra.

En 1941, Marañón regresó a España. Como no sucedió con otros intelectuales, el régimen de Franco respetó sus ideales plasmados en artículos en los que defendió el liberalismo como forma política y social. En 1944 retomó su puesto como médico en Madrid, y dos años después, recuperó la cátedra donde siguió investigando y poniendo las bases de la endocrinología. Aunque también redactó ensayos sobre la historia de España, desde la figura de Felipe II, a los movimientos liberales del siglo XIX y las vidas de exiliados políticos durante la guerra como Raúl Pérez, aportando miradas psicológicas sobre los hechos del pasado (psicohistoria).

Su carrera médica aportó una nueva disciplina al gremio, y a nivel político se convirtió en «el más alto poder moderador que en el orden social hubo en España, el último gran liberal dieciochesco», como dijo sobre Marañón el filósofo José Luis López Aranguren.