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Prince Edward  and Wallis Simpson Duke & Duchess of Windsor in the grounds of Charters in Sunninghill, Berkshire.

El Príncipe Eduardo y Wallis Simpson, Duques de Windsor en los terrenos de Charters en Sunninghill, BerkshireGTRES

Wallis Simpson estuvo dispuesta a no casarse con Eduardo VIII a cambio de dinero

Unos documentos descubiertos por el biógrafo de la Familia Real Christopher Wilson certifican un acuerdo que no se llevó a cabo

Sir Horace Wilson ha pasado a la historia como el alto cargo que recomendó al primer ministro británico Neville Chamberlain ceder a todas las pretensiones territoriales de Adolf Hitler sobre Checoslovaquia durante la dramática cumbre que se celebró en Múnich los días 29 y 30 de septiembre de 1938. Por lo tanto, uno de los personajes en la sombra que, indirectamente, contribuyó a acelerar el estallido de la Segunda Guerra Mundial. Su infausto papel viene perfectamente descrito en el best seller de Tim Bouverie, Apaciguar a Hitler: Chamberlain, Churchill y el camino a la guerra.

Antes de ser el asesor áulico de Chamberlain, Wilson lo fue igualmente del antecesor inmediato de este último en el número 10 de Downing Street, Stanley Baldwin, jefe del Gobierno del Reino Unido entre 1935 y 1937. En otras palabras: Wilson tuvo acceso a toda la información confidencial durante las semanas de tensión institucional que culminaron en la abdicación de Eduardo VIII el 10 de diciembre de 1936.

Desde esa posición privilegiada, Wilson recibió el día 7 –tres días antes de que el Rey tomase su drástica e irreversible decisión, la visita de Theodore Goddard– el abogado personal de Wallis Simpson, la norteamericana dos veces divorciada por la que Eduardo VIII no estaba dispuesto a transigir. La conversación entre el alto funcionario y el letrado empezó con un intercambio de generalidades hasta que, «después de hablar un poco más», según apuntó Wilson en un documento, «descubrí que lo que el señor Goddard estaba diciendo en realidad era qué precio se le podía pagar a la señora Simpson por quitarse de en medio».

Eduardo VIII y Wallis Simpson en sus vacaciones en 1936

Eduardo VIII y Wallis Simpson en sus vacaciones en 1936Wikimedia Commons

Es la principal revelación que acaba de hacer el periodista y biógrafo de la Familia Real Christopher Wilson –sin parentesco con sir Horace– en las páginas de The Daily Telegraph. Prosigue sir Horace Wilson: «Esto fue un problemón para mí en la medida en que no se me había ocurrido antes y en mi experiencia anterior no podía encontrar ninguna ayuda al respecto».

Apunta Christopher Wilson: «El alto funcionario, curtido en muchas crisis de Gobierno, se queda sin palabras ante la idea de ofrecer un pago masivo para deshacerse del problema», antes de añadir que Goddard «abandonó la idea como quien tira una patata caliente cuando se da cuenta de que se ha pasado de la raya». El periodista y biógrafo ha tenido acceso al documento porque el actual Gobierno británico lo ha desclasificado.

Puede parecer inverosímil que se mantengan bajo siete llaves los archivos relativos a la abdicación 88 años después de que ésta se produjera. Sin embargo, los sucesivos gobiernos hicieron lo propio durante décadas para no correr el riesgo de incomodar a la Reina Madre Isabel, que vivió de muy cerca el proceso de abdicación de su cuñado. Cuando quien era conocida como «Queen Mother» murió en 2002 a los 102 años, el Gobierno de Tony Blair empezó a desclasificar paulatinamente los archivos, cuyo contenido no aportó nada relevante. Al menos nada que igualase la última revelación de Christopher Wilson sobre un hipotético pago a Wallis Wilson.

En cuanto a la idea de pagar para comprar el silencio de una persona o alejarla, no era por entonces una práctica habitual en la Familia Real de cara a la resolución de un conflicto personal. De ahí la incomodidad inicial de sir Horace Wilson. Sí que lo fue décadas más tarde: sin ir más lejos, se sabe que el capitán Mark Philips, primer marido de la Princesa Ana recibió una cantidad ingente de dinero al finalizar su divorcio para no revelar secretos de sus vivencias entre los Windsor. Un compromiso que el antiguo oficial de los «Queen’s Dragoon Guards» ha respetado a rajatabla.

Volviendo a la oferta del abogado Theodore Goddard en representación de los intereses de Wallis Simpson, llama la atención que la realizara cuando la abdicación era inminente, estaba ya en boca de todos, durando además la crisis desde hacía más de un mes. ¿Era sincera la oferta de Simpson? ¿O fue una mera maniobra dilatoria? Será interesante saber si otras revelaciones terminan de resolver el entuerto histórico.

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