Jesús de Nazaret, las irrefutables evidencias históricas
Sobre Jesús de Nazaret hay muchas mas fuentes que demuestran su existencia que de personajes históricos como Alejando Magno
Jesús existió de verdad, y no es una afirmación que tenga su origen en la fe. Dejando de lado la cuestión teológica, es posible demostrar que Jesús de Nazaret fue un hombre de carne y hueso que vivió en la Judea de hace 2.000 años gracias a las numerosas fuentes no cristianas: romanas, griegas, judías que lo mencionan en textos escritos poco tiempo después de su muerte. ¿Son fiables esas fuentes? ¿Qué dijeron sobre el Jesús histórico?
El primer autor en mencionar a Jesús no fue cristiano, sino el político e historiador romano Cornelio Tácito, que además arremetió en numerosos textos contra el cristianismo. Tácito vivió entre el 55 y 118 d.C., es decir, pocos años después de la muerte de Jesús. En torno al año 117 escribió sus famosos Annales Historiae Romae, una historia del Imperio romano. En su obra menciona a Jesús, y lo sitúa en un momento concreto de la historia: «Nerón acusó como reos y torturó a los que el pueblo denominaba cristianos, odiados por sus crímenes. Su fundador, llamado Cristo, fue condenado a muerte por el procurador Poncio Pilato, imperando Tiberio. Esta superstición destructora, apenas reprimida, brotaba de nuevo…».
Puede parecer poca cosa, pero aporta bastante información sobre la vida de Jesús: lo menciona, lo sitúa en el tiempo y el espacio, y afirma que Jesús fue el fundador del cristianismo. Con esto se puede afirmar que Jesús nació en tiempos del emperador romano Octavio Augusto (27 a.C y el 14 d.C.) y murió en tiempos de Tiberio, (14 y el 37 d.C.). Y no es el único, Plinio el Joven, Suetonio y el escritor sirio Luciano de Samosata, ofrecen testimonio de la existencia en Judea de un tal Yeshua Ben Yosef, un judío «hijo de José». Son cuatro autores opuestos al cristianismo que lo mencionan, e incluso ridiculizan la nueva religión como hizo Luciano de Samosata en su obra De norte Peregrini.
Una mirada judía sobre Jesús histórico
Flavio Josefo, que es la fuente fundamental para entender el judaísmo y cristianismo del siglo I, fue un historiador y alto dignatario judío que participó en el levantamiento contra los romanos en el año 66 y fue capturado. Cambió de bando, consiguió la ciudadanía romana y vivió entre el 37 y 102 d.C., pocos años después de Jesús. La obra principal de Flavio Josefo es las Antigüedades judías y en ella menciona de pasada a Jesús de Nazaret, al que llama hombre sabio: «En aquella época vivía un sabio de nombre Jesús. Su conducta era buena y era apreciado por su virtud. Fueron numerosos los que se hicieron discípulos suyos, entre los judíos y otras naciones. Pilato lo condenó a ser crucificado y morir, pero los que se habían hecho discípulos suyos se pusieron a seguir sus enseñanzas. Ellos contaron que se les había aparecido tres días después de su crucifixión y que estaba vivo. Y que era el Mesías del que los profetas habían contado tantas maravillas».
Este texto de Flavio Josefo pertenece a una versión árabe de Agapio. Es esencial recordar que es un texto de un judío, que aporta información neutral sobre Jesús, similar a la de Tácito y otros autores. Además, en el Talmud, el inmenso código civil y religioso de los judíos realizado por eruditos hebreos de Babilonia y la Tierra de Israel en torno al siglo II y IV, se ofrece una mirada un tanto negativa hacia el personaje histórico, pero al mismo tiempo es una fuente muy cercana en el tiempo a su vida.
Son más de diez autores paganos, no cristianos, muchos de ellos que vivieron pocos años después de Jesús, y reuniendo todas sus informaciones se puede saber que un hombre llamado Jesús fue un maestro, creó un grupo al que después se conoció como cristianos, fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato, y fue el Mesías, el Profeta, un carácter divino que destacó Flavio Josefo y que se menciona también en varios textos judíos y, posteriormente, en el Nuevo Testamento y otras fuentes cristianas.
Si tantos autores de un mismo periodo, pero de diversa religión, se ponen de acuerdo para hablar de una misma persona es porque esa persona existió de verdad y realizó acciones que merecieron pasar a la historia, y así sucedió, y la humanidad se reconfiguró en torno al cristianismo, aunque eso es otra historia.