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La masacre de la plaza de Tiananmén

A 35 años de la masacre de Tiananmén, la matanza perpetrada y silenciada por el régimen chino

El movimiento de protesta surgió de forma espontánea el 15 de abril de 1989, tras la muerte de Hu Yaobang, un ex secretario general del Partido Comunista de China que había intentado una serie de reformas que apuntaban a liberalizar el régimen

El gobierno chino denominó lo ocurrido en Tiananmén, entre el 15 de abril al 4 de junio de 1989, como un incidente, la realidad es que lo podemos calificar de masacre. Es más, un alto responsable chino, en ese año, reconoció que el 4 de junio murieron 10.000 personas. Esa fue la respuesta de las autoridades contra el movimiento juvenil. En 2014 la revista Next, sobre documentos de la Casa Blanca, cifraba la masacre en 10.454 muertos y más de 40.000 heridos.

La revuelta estudiantil

Lo ocurrido en Tiananmén se puede calificar como una de las más emblemáticas luchas por la libertad. Ha pasado a la historia el hombre del tanque, llamado Wang Weilin, de 19 años, que con dos bolsas de comida se plantó delante de la fila de tanques Tipo 59, y quiso impedir que los tanques avanzaran. Intentaron esquivarlo, pero no pudieron. Al pasar se subió al primero y habló con uno de los militares. Varios hombres fueron a buscarlo, lo empujaron contra la multitud y los tanques continuaron su camino. La fotografía fue portada a nivel mundial y la hizo Jeff Widener para Associate Press. ¿Por qué estalló aquella revolución estudiantil?

Estudiantes asisten a la ceremonia de fundación de la República Popular China el 1 de octubre de 1949

El detonante fue la muerte de Hu Yaobang. Este, en febrero de 1980, había sido nombrado por Deng Xiaoping secretario general del Partido Comunista de China. Al ser considerado reformista, lo obligaron a dimitir el 16 de junio de 1987. Falleció de un ataque al corazón el 15 de abril de 1989. Llegó a la juventud china por sus ideas sobre la libertad de expresión y libertad de prensa. Al conocerse el fallecimiento la sociedad china pidió –mejor sería decir forzó– al Partido Comunista para que se le hiciera un funeral de estado. Oficialmente el Partido Comunista dijo de Hu Yoabang que era «un acérrimo guerrero comunista, un gran revolucionario proletario y hombre de Estado, y un destacado líder del Ejército Comunista».

Esta declaración era para quedar bien a nivel internacional. El Partido Comunista creía que había cometido errores y se había apartado del camino. No entendían ni respetaban su reformismo. La ciudadanía, por su parte, lo elogiaba por su trabajo restaurando la norma política y promoviendo el desarrollo económico. Como que el Partido Comunista no movía ficha, la gente empezó a concentrarse en la Plaza de Tiananmén –que significa Puerta de la Paz Celestial–, donde está el Monumento a los Héroes del Pueblo. Un obelisco que rinde honor a los mártires de la lucha revolucionaria en los siglos XIX y XX. Así empezaba el luto ciudadano por Hu Yaobang.

La Plaza de Tiananmén a principios del siglo XX

Aquel gesto sorprendió al gobierno chino. No estaban acostumbrados a este tipo de manifestaciones. Entre los estudiantes que se manifestaron estaba Wang Dane, el cual comentó que «éramos una generación preocupada por la situación política. Nos preocupaba nuestro futuro político. Jamás pensamos que el gobierno enviaría tropas contra su propio pueblo. Pensábamos que sólo querían asustarnos».

Tal vez los asustados eran los miembros del Partido Comunista. Se quedaron fuera de juego. Por eso no sabían como reaccionar. El gobierno quedó dividido en dos posturas. Los que estaban por acabar con aquella manifestación y los que esperaban el paso del tiempo. Se impusieron los primeros.

La muerte de Hu Yaobang fue una excusa para protestar sobre los problemas que estaba viviendo China

Aquel 15 de abril un millón de manifestantes ocuparon Tiananmen. La protesta era pacífica. Por efecto dominó, las movilizaciones se extendieron a otras ciudades y universidades. Con el paso de los días se fueron concentrando no solo estudiantes, todos los ámbitos laborales se concentraron en aquellas protestas pacíficas. Los manifestantes se quejaban de la inflación, de los salarios, de los problemas de vivienda, de la falta de libertades democráticas o de la corrupción. En definitiva, la muerte de Hu Yaobang fue una excusa para protestar sobre los problemas que estaba viviendo China.

Temiendo que se les escapara de las manos, el 20 de mayo de 1989 se declaró la ley marcial. El 3 de junio se envió a los tanques y a la infantería para desalojar la Plaza de Tiananmén. Según Lu Jinghua «las balas silbaban a mi alrededor y alcanzaban a la gente. Un cuerpo cayó a mi lado, luego otro. Corrí sin parar para quitarme de en medio. La gente gritaba pidiendo ayuda, pidiendo ambulancias. Y entonces, alguien más moría». Aquellas muertes, las 10.454, no se produjeron todas en Tiananmén. El ejército abrió fuego mientras iba avanzando.

Zhao Ziyang, Deng Xiaoping y Li Peng en el funeral de Hu Yaobang en el Gran Salón del Pueblo, el 22 de abril de 1989

La Plaza de Tiananmen quedó desierta, sin manifestantes, el 5 de junio. El gobierno chino frenó las reformas políticas iniciadas en 1986 y el programa Reforma y Apertura no se volvió a reactivar hasta 1992. Oficialmente Tiananmén fueron turbulencias. Sin embargo, lo ocurrido aquellos días sigue siendo tabú en China. Semanas antes del 4 de junio el gobierno chino activa la censura. Toda mención a Tiananmén, en redes sociales, son eliminadas. Aquellos que intentan reivindicar lo pasado pueden acabar en la cárcel.

En la actualidad gran arte del pueblo chino apenas conoce lo ocurrido en Tiananmén. La juventud, los nacidos después de 1989, nunca ha oído hablar de ello. Los medios de comunicación y los libros de historia han borrado lo ocurrido en 1989. Desde el punto de vista político Tiananmén no significó nada, no hubo cambios. En el poder continuó el Partido Comunista.

Respecto a la economía tampoco hubo consecuencias significativas. Siguió avanzando en el desarrollo de un nuevo sistema económico. Se contuvo y estabilizó la economía para controlar la inflación. Con lo cual el aparato del Partido Comunista consiguió que una vez cerrada la crisis de Tiananmén todo volviera a la normalidad, sin cambiar nada y como si nada hubiera pasado.

Ahora bien, mientras para el gobierno chino nunca ocurrió nada digno de ser destacado, para muchos de aquellos jóvenes que se manifestaron aquel acto de valor nunca lo olvidaran. Tampoco hubo muertos y consideran que hicieron lo correcto. El problema es que todo esto, aún hoy, lo tienen que manifestar en silencio o en el exilio.