Intrigas, conspiraciones y la caída de Godoy: los eventos que condujeron al levantamiento del 2 de Mayo
Durante el gobierno de Carlos IV, se vendió el 7 % de los bienes de la Iglesia en España, una desamortización pactada que afectó a la popularidad de Manuel Godoy, nuevo secretario de Estado del rey
Detrás del levantamiento popular del 2 de mayo contra los invasores franceses hay un cambio de alianzas y una conspiración real. Hay que remontarse a la batalla de Trafalgar, en 1805, cuando Manuel Godoy empezó a crear nuevas alianzas que se materializaron dos años después, con el tratado de Fontainebleau, en el que se permitió que tropas napoleónicas atravesaran los Pirineos y la península para invadir Portugal. Aunque esto solo fue el final de una consecución de alianzas, traiciones y destituciones.
Carlos IV tuvo que afrontar un reinado de cambios, en los que intentó crear una política de conciliación, aunque parecía algo inalcanzable. En 1792 el monarca eligió a Manuel Godoy como nuevo secretario de Estado, que afrontará la Guerra de la Convención, y los pactos surgidos de la Paz de Basilea de 1795. La situación en Francia tras la revolución francesa y el impulso de las ideas ilustradas determinaron la aplicación de una política exterior diferente. En 1795, con el tratado de San Ildefonso se puso fin a los pactos de familia porque la revolución francesa había decapitado con la guillotina a Luis XVI.
Desde entonces, Godoy se movió en ambientes napoleónicos. Francia y España se aliaron para atacar a Portugal en 1801, en la brevísima guerra de las Naranjas. El objetivo era cortar el comercio entre Inglaterra y Portugal, y acabó con una paz blanda entre ambos países que no gustó a Napoleón. Desde entonces, Napoleón miró a Godoy con desconfianza. Cuatro años después, en este tablero de poderes se produce la Batalla de Trafalgar, tras la que Godoy se plantea cambiar de alianzas.
De la traición a la invasión francesa
Fernando, el hijo mayor del monarca Carlos IV, participó en una conspiración contra su padre, porque el príncipe tenía miedo de no heredar el trono, por la influencia de Godoy en las decisiones del monarca. Esta trama se destapó en 1807 y se abrió el Proceso del Escorial. Fernando consiguió la inmunidad, pero sus colaboradores, nobles como el duque del Infantazgo, son acusados de traición.
Es un proceso complicado porque el Consejo de Castilla juzgó a nobles principales de la corte, amigos del que sería el futuro rey de España, por lo que termina por desestimarse la causa y nadie es condenado, aunque Carlos IV exigió el exilio de los implicados. Esto abrió una brecha dentro de la corte, que sin entrar en más detalles puede resumirse en una crisis interna que aprovechará Napoleón para hacerse con el poder. En este contexto, las tropas francesas ya habían cruzado los pirineos y ante la sorpresa de los españoles, habían tomado la ciudad de Pamplona, Barcelona y San Sebastián.
España estaba siendo invadida por las tropas francesas, y Napoleón Bonaparte propuso al monarca español cambiarle las provincias del norte del Ebro por Portugal. La respuesta fue no, y es entonces cuando Godoy se plantea que hay que iniciar una resistencia militar contra el invasor. Sin embargo, en el entorno de Fernando ven a Napoleón como aliado.
En marzo de 1808, los franceses ya campaban por España ante la pasividad del monarca, y es entonces cuando se produjo el motín de Aranjuez, el 17 de marzo de 1808, donde una turba apoyada por varios nobles invadió la casa de Godoy y el palacio del monarca. Al día siguiente, Carlos IV renunció a la corona, y Godoy fue destituido poco después. A partir de este momento empieza el reinado de Fernando VII, que mantuvo el gobierno íntegro y una camarilla de confianza que lo aconsejará, aunque no duraría ni un mes. Esta situación derivó en un levantamiento del pueblo de Madrid el 2 de mayo de 1808, que supuso el comienzo de la guerra de independencia contra los franceses.