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08 de septiembre de 2024

Batalla de Tampico en Pueblo Viejo (Ca. 1925)

Batalla de Tampico en Pueblo Viejo (Ca. 1925)

La expedición de Barradas o el intento de recuperar México

Las nuevas ideas de libertad y progreso social se fueron transformando en el autoritarismo corrupto criollo, origen de muchos de los males que subsisten en la actualidad en las repúblicas iberoamericanas

La independencia de México produjo en el país unos años de desorganización y violencia. El revuelto clima político y social favoreció el encumbramiento de un personaje extravagante como Agustín Iturbide y el ascenso al poder de un ambicioso de pocos escrúpulos tal que el general Santa Anna. Las nuevas ideas de libertad y progreso social se fueron transformando en el autoritarismo corrupto criollo, origen de muchos de los males que subsisten en la actualidad en las repúblicas iberoamericanas.

Santa Anna, un español que comenzó del lado realista, fue un maniobrero con suerte que alcanzó la presidencia de la República en varias ocasiones. Como militar logró éxitos ante el ejército español decadente, sin refuerzos y mermado por las deserciones; pero fue derrotado por los norteamericanos, perdiendo casi la mitad del territorio.

Los españoles que no se resignaban a perder la vinculación con España trataban de hacer política involucionista

Los republicanos americanos fueron crueles con los españoles realistas. No solo por imponer su poder sino también por confiscar los abundantes bienes de los vencidos. Así las cosas, los españoles que no se resignaban a perder la vinculación con España trataban de hacer política involucionista. Se quejaban del trato recibido y de las injusticias sufridas y, en muchas ocasiones, soñaban con reestablecer el virreinato.

En México, la ilusión se convirtió en distorsión y, en 1829, pensaron que había llegado el momento de recuperar el territorio perdido. Influenciaron al gobierno de Madrid con noticias fabulosas de un apoyo general a la unión del que carecían, sin que los gobernantes españoles se interesaran por tener una mejor información de la situación. Habían decidido intervenir en México aprovechando el ofrecimiento del general Barradas, un viejo combatiente realista en Venezuela y Colombia, canario enfrentado a los mantuanos. Buen militar en la guerra americana, se puso de parte de Fernando VII y el absolutismo.

Carta de la invasión de Barrada a Tampico

Carta de la invasión de Barrada a Tampico

Fue el elegido para volver a Cuba y preparar la reconquista, era un veterano de la isla. Llevaba al capitán general Vives, un viejo enemigo, las reales órdenes con las instrucciones para la expedición. El 5 de julio de 1829 partió la flota que mandaba el almirante Laborde llevando unos tres mil combatientes. Cuba está muy cerca de Veracruz y las noticias de los preparativos llegaron pronto a Santa Anna que tuvo muy fácil organizar el recibimiento.

El escaso número era consecuencia del optimismo propiciado por las noticias de que el pueblo mexicano aclamaría al rey español, movidos por el clero, y lograrían restaurar el virreinato. Irónicamente el escritor mexicano Rafael F. Muñoz señala en su biografía de Santa Anna que «el mar es enemigo de las flotas de España». El temporal dispersó la flota española frente a las costas de Campeche. Una fragata con quinientos soldados acabó en Nueva Orleans. Barradas se enfadó de tal manera que le tiro los platos al almirante durante una cena.

Al llegar frente a Cabo Rojo, con el mar picado, tienen que desembarcar andando quinientos metros con el agua por la cintura, perdiendo armas y equipos. Laborde dejó a los desembarcados sin apoyo y regresó a Cuba con su flota.

Santa Anna preparaba el combate, aunque cometió el error de enviar sus tropas por mar. El último de los barcos españoles vio llegar a la flota mexicana, pero no hizo ningún gesto a favor de sus compatriotas desembarcados y siguió la navegación de retorno a Cuba. Mientras Barradas caminaba con sus hombres por un desierto, se hundían en la arena y sufrían enfermedades que diezmaron la expedición.

No obstante, llegaron a Tampico y se instalaron en la ciudad al ser abandonada por las fuerzas mexicanas del general Felipe de la Garza. Poco pudo resistir con una fuerza sin asistencias. Los españoles de la zona no se pusieron de su parte ni se levantaron contra el gobierno mexicano. No querían apoyar una aventura que no veían fuerte y, a la postre americanos, prefirieron vivir tranquilos y adaptarse a la nueva situación con una fuerza dominante distinta. El estado de cosas no era reversible. El nacionalismo mexicano era ya poderoso, con un arraigado sentimiento nacional. La capacidad militar española no era la de otros tiempos.

Plano topográfico de Tampico

Plano topográfico de Tampico

Mientras Barradas y el grueso de sus fuerzas estaban en Altamira, a 24 kilómetros de Tampico, las fuerzas de Santa Anna ocuparon Tampico. Fueron expulsados por los españoles. Barradas dividió sus tropas entre la ciudad y el fuerte de la Barra, en la desembocadura del río Pánuco para asegurar el desembarco de refuerzos o la retirada. Poco pudo hacer frente a un enemigo numeroso. Primero, dejó la ciudad. Después, sitiados en el fortín, capitularon finalmente ante Santa Anna el 11 de septiembre de 1829.

Tras la derrota y rendición, Barradas tuvo que exiliarse en Nueva Orleans, pasar a Nueva York y El Havre y desde allí a España, mientras a su mermada tropa era repatriada hacia La Habana. Al tiempo de la derrota, el capitán general Vives dictada orden de detención. La enemistad por encima de la razón de Estado. Barradas, conocedor de esta circunstancia, decidió exiliarse en París.

España no volvió a intentar reconquistar América. Prim volvería a México, pero en otras circunstancias. La República Dominicana estuvo unos meses bajo el dominio español a petición de sus gobernantes y la Guerra del Pacífico en 1865-66 contra Chile y Perú fue un episodio extraño y sin consecuencias territoriales.

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