Las exposiciones patrimoniales que Urtasun debería buscar
Los socialistas, con Negrín y Largo Caballero a la cabeza, fueron los principales artífices del expolio y saqueo de bienes durante la Guerra Civil como el llamado «Oro de Moscú» o las joyas de los depósitos privados del Banco de España, entre muchos otros piezas y objetos
Estamos acostumbrados al profundo desconocimiento que los dirigentes de la izquierda caviar de Sumar tienen por la historia, aunque no de ciertas tiendas de lujo. Sin embargo, el señor ministro ha resaltado un tema olvidado, como las expoliaciones patrimoniales del pasado. En este caso, el más grave es el que fue protagonizado por los allegados del gobierno de Francisco Largo Caballero, líder socialista de infame recuerdo.
La destrucción del patrimonio
Cómo antecedente para ilustrarnos tenemos el trabajo de José Ramón Hernández Figueiredo, doctor en Historia eclesiástica por la Universidad Gregoriana de Roma y profesor de Historia eclesiástica en el Instituto Teológico del «Divino Maestro» (Orense): Destrucción del patrimonio religioso en la II República (1931-1936). Dónde a la luz del Archivo Secreto Vaticano nos describe de manera sistemática la destrucción del patrimonio religioso español durante la Segunda República. Trabajo que sirve de antecedente al de Ismael Arevalillo García, OSA: Memoria del pasado. Así se destruyó y expolió el patrimonio artístico-religioso en España durante la Guerra Civil (1936-1939), dónde se nos relata la destrucción, profanación y expolio de los edificios religiosos y de todas sus manifestaciones artísticas en las 20.000 iglesias y templos religiosos que fueron destruidos por un odio extremo hacia la religión, junto a su personal religioso martirizado.
En estudios locales destaca el trabajo que realizó el que fue responsable de la cátedra Gaudí, el arquitecto Joan Bassegoda Nonell: La destrucción sistemática del patrimonio religioso catalán (1936-1939), y que sirvió de ejemplo a otros como José Jiménez Guerrero: La destrucción del patrimonio eclesiástico en la Guerra Civil. Málaga y su provincia.
El saqueo del patrimonio en la retaguardia frentepopulista no fue realizada por elementos descontrolados, si no por comités de expropiación que se incautaron de todos los bienes religiosos materiales preciosos de propiedad particular mediante amenazas. En el caso catalán, Mosén Manuel Trens preparó un informe para el Vaticano con información recopilada de todas las diócesis de España. Su base servirá a Josep Maria Martí i Bonet, delegado episcopal del Patrimonio Cultural del Arzobispado de Barcelona e historiador, a escribir su obra: El martiri dels temples a la diòcesi de Barcelona (1936-1939).
Sin embargo, el expolio del patrimonio artístico no será el único. El principal saqueo será el que sea protagonizado por los socialistas, cuando el ministro de Hacienda, Juan Negrín, por orden de Francisco Largo Caballero proceda a la apropiación de las 708 toneladas de oro fino que custodiaba el Banco de España y que fueron enviadas a la URSS como garantía del envío del armamento para el ejército republicano, al final del conflicto, los dirigentes comunistas soviéticos apelarán que no sobró ninguna onza de oro en pago al material enviado.
No obstante, Negrín también dio orden de incautar las joyas de los depósitos privados del Banco de España, del Monte de Piedad de Madrid, y los objetos religiosos de la Catedral de Toledo. Aquel tesoro arrebatado a sus legítimos propietarios será enviado a México donde será arrebatado por Indalecio Prieto y sus partidarios, que se acomodarán a vivir en la tranquila dictadura mexicana del PRI. Al país centroamericano también llegaron los fondos provenientes de las colecciones de monedas antiguas de oro y plata robadas del Museo Arqueológico Nacional y del que se perdió toda pista.
El 'Servicio de Recuperación Artística'
Aunque no todos son malas noticias, el Servicio de Recuperación Artística, que se creó en el bando nacional en enero de 1937 con el objetivo de recuperar y proteger las obras de arte buscó el patrimonio expoliado para devolverlo a sus legítimos dueños y el posterior Servicio de Defensa del Patrimonio Artístico Nacional, fundado el 22 de abril de 1938, fue el que recuperó los bienes artísticos de nuestra principal pinacoteca, el Museo del Prado, cuyo patrimonio acabó en Ginebra, en la sede de la Sociedad de Naciones y fueron devueltos a Patrimonio nacional. Éxitos de recuperación fueron posibles gracias a la heroicidad de combatientes nacionales, como el estellés Jesús Urtasun, quien fue herido gravemente en el conflicto, pero consiguió sobrevivir, fundar una familia y tener un nieto que llegó a ministro de Cultura.