Jueves Hispanófilos en Bruselas
Diego de Pantoja, un español en la corte de la dinastía Ming
Su relevancia reside en su carácter multifacético y su corazón universal para abrazar en fe a los chinos desde la ley natural y el Evangelio
Nuevo jueves hispanófilo en Bruselas antes de la llegada de las vacaciones de verano, con el habitual centenar de asistentes convocados por la asociación RAS de Bruselas y la de Héroes de Cavite. El ponente invitado fue en esta ocasión Ignacio Ramos Riera, ilustre sinólogo y especialista en la figura de Diego de Pantoja.
Diego de Pantoja nació el 24 de abril de 1571 en Valdemoro (Madrid). Ingresó en la Compañía de Jesús en 1589 y tras años de estudios intensivos, en 1596 partió hacia China. Llegó a Macao en 1597 y en 1600 entró en el continente chino disfrazado de comerciante para unirse a Matteo Ricci en Nanjing. Junto a Ricci, fue uno de los primeros extranjeros permitidos en vivir en Pekín durante casi 20 años. Pasó 17 años en Pekín hasta su expulsión en 1617 debido a tensiones entre la corte imperial y los misioneros católicos. Falleció en Macao a los 47 años en 1618. Es el misionero occidental que más tiempo pasó en la capital china en la etapa final de la dinastía Ming.
Evangelizar China en el siglo XVII, sin Google Translator ni ayudas similares, es una empresa sólo apta para gigantes de la humildad y de la caridad. En ese encuentro de dos mentalidades tan opuestas, de dos civilizaciones que dominaban el mundo en ese momento, el diálogo hacia la fe comenzaba necesariamente desde muy lejos, concretamente desde la ciencia para llegar al Creador. Las contribuciones científicas de Diego de Pantoja no pueden valorarse en toda su profundidad si se sacan del contexto de la evangelización. Destacamos algunas: Pantoja colaboró en la traducción de la «Geometría de Euclides», trabajó en la fabricación de relojes solares europeos, que fueron más precisos que los chinos tradicionales, mejorando el conocimiento técnico en China sobre la medida del tiempo. Su oído y conocimiento musical le llevó a crear un método para estudiar chino que mejoraba los existentes en ese momento, a partir de la transcripción del chino al alfabeto latino. Su aportación sería reconocida más tarde por los jesuitas Nicolas Trigault y el alemán Athanasius Kircher, quien atribuyó su comprensión de la fonética china a las explicaciones de Pantoja sobre los cinco tonos del idioma.
En su interés por establecer puentes entre China y el exterior y gracias a su formación cartográfica, Pantoja dibujó un mapamundi para el emperador Wan Li; también redactó su obra El mundo fuera de China para dar a conocer a la élite cultural china el exterior, describiendo detalladamente regiones como Asia, Europa, África, América y Australia. Particularmente extensa era la parte dedicada a España, en la que se describía la monarquía y los colegios de Salamanca y Alcalá de Henares.
Compuso en mandarín su Tratado de las siete victorias, un tratado moral acerca de los siete pecados capitales y las virtudes para vencerlos, que fue incluido en el catálogo de libros excelentes por el emperador Qianlong. El libro mostraba la superación de los pecados mediante virtudes cristianas reconocidas también por la tradición confuciana.
El gobierno de la República Popular de China dedicó el año 2018 como «Año Diego de Pantoja» en reconocimiento a la ingente labor para la cultura china que realizó. El Papa Francisco quiso sumarse al reconocimiento del español con una carta en la que le llama «el embajador de la cultura china en Occidente». Destaca dos de sus obras, Tratado de las Siete Victorias y la Relación de la entrada de algunos padres de la Compañía de Jesús en la China, una carta escrita por Pantoja al provincial de Toledo Luis de Guzmán, que cambió la concepción europea de China y demostró su esfuerzo por inculturar la fe cristiana. El Papa destaca además el acierto apostólico de Pantoja para ir a la esencia del Evangelio y proponer la fe en categorías culturales chinas. En su larga Relación, Pantoja ofrece todo un tratado sobre la geografía, la historia, el sistema de gobierno y la cultura de China. La carta acabaría siendo un best seller de la época siendo traducida del español al francés, alemán, latín e inglés.
La relevancia de Diego de Pantoja reside en su carácter multifacético y su corazón universal para abrazar en fe a los chinos desde la ley natural y el Evangelio. Su recuerdo no deja de ser actual por la validez de su esfuerzo de inculturar la fe, transmitiéndola desde el esfuerzo por comprender al otro. Pantoja es una figura crucial en la historia de la Compañía de Jesús, en la evangelización en Oriente y en las comunicaciones culturales entre Europa y Asia.
De nuevo un español universal, nos dejó una lección con el testimonio de su vida y su obra. Diego de Pantoja pertenece tanto a España como a China, y su vida deja a toda la humanidad un valioso legado.