De cómo los familiares de Hitler repudiaron su apellido para sobrevivir tras la Segunda Guerra Mundial
Una investigación periodística revela la suerte que corrieron los familiares del dictador alemán
La reciente investigación del escritor y periodista británico David Gardner arroja luz sobre la suerte que corrió la familia de Adolf Hitler tras su muerte en un búnker de Berlín en 1945. El periodista inglés, redactor en la revista Newsweek hasta 2021, ha pasado dos años intentando dar respuesta a la pregunta de qué pasó con su familia, con el linaje de un apellido maldito desde la Segunda Guerra Mundial. Y el resultado de su trabajo se publica ahora en un libro titulado El linaje de Hitler.
Durante su búsqueda, Gardner pudo acceder a la vida de los hermanos y parientes del dictador llegando a descubrir secretos y detalles intrigantes sobre la infancia de Hitler, unos años marcados «por el abuso y la complicada relación con un padre autoritario, violento y alcohólico, Alois Hitler, un hombre sombrío, funcionario del servicio de aduanas austriaco».
En El linaje de Hitler (Pinolia), el escritor inglés revela, el destino de los hermanos de Hitler. Aunque otros cayeron en la sombra del infame legado de su hermano, otros lograron sobrevivir y establecerse en Estados Unidos.
Asimismo, a través de su investigación, el autor logró ponerse en contacto con tres hermanos supervivientes de la familia Hitler, quienes acordaron no casarse nunca ni tener hijos para asegurarse de «el gen Hitler se extinguía con ellos», indica Gardner, quien confiesa que ha respetado el deseo de «ocultar el apellido que la familia eligió para sustituir a Hitler, la ciudad donde crecieron en Long Island y el lugar en el que residen en la actualidad».
Esos tres hermanos eran hijos de William Patrick Hitler, que había sido bautizado por el propio dictador nazi como «mi repugnante sobrino», y cuya tumba encontró Gardner, aunque con un apellido diferente.
Nacido en marzo de 1911 en Inglaterra, William Patrick había recorrido Estados Unidos y Canadá dando conferencias sobre el malvado líder alemán y se había alistado en la Marina estadounidense para luchar con los aliados hacia el final de la Segunda Guerra Mundial. La historia tampoco fue muy amable con la madre del sobrino de Hitler, Bridget, que, según Gardner, fue «acusada de intentar aprovecharse de su posición como cuñada de Hitler gracias a un matrimonio infeliz con su hermanastro mayor, Alois junior».
Con sus pesquisas, no solo descubrió que William Patrick tuvo cuatro hijos, uno de los cuales murió en un accidente de tráfico, sino que el mayor de estos hijos fue bautizado con el nombre de su tío, Adolf, como parte del nombre completo, Alexander Adolf Hitler. Pero el autor advierte que ésta no es la única contradicción de esta familia, pues el propio William Patrick escogió como nuevo apellido una parte del nombre de un escritor inglés pro-Hitler.
Aunque los historiadores han descartado que la admiración de Hitler por Inglaterra se debiera a una visita al país, extremo que; por el contrario, defendía Bridget en sus memorias –hoy depositadas en la Biblioteca Pública de Nueva York– y calificadas de «fantasía» por los miembros de la familia Hitler supervivientes porque de ser ciertas aumentaría el interés por ellos y el riesgo de perder el actual anonimato, según considera el autor de El linaje de Hitler.
En este sentido, Gardner ha podido hablar con un miembro de la familia quien le ha confirmado la veracidad de los hechos narrados en las memorias, que fueron escritas por William Patrick y su madre Bridget, que detallan una visita de Hitler a Liverpool, Londres e Irlanda.
En el libro, Gardner incluye fotografías de los cuatro hijos de William Patrick recogidas en el anuario de la escuela secundaria: Brian, Luis, Alexander Adolf y Howard, el único que se casó y que murió en un accidente en septiembre de 1989.