Tras la muerte repentina del sultán Hamad bin Thuwaini, quien cooperaba con la administración colonial británica en la gestión de su país, su primo fue quien tomó el poder pocas horas después. Sin embargo, se produjo un choque de intereses: el autoproclamado sultán, Khalid bin Barghash, no tenía intención alguna de seguir colaborando con los británicos de la misma manera que su primo. Sin embargo, desde que la isla africana pasó a ser colonia británica en 1890, esta tenía derecho de veto sobre el nombramiento de sultanes. Por esta razón, el cónsul Basil Cave propuso como nuevo gobernador a Hamad bin Muhammed, mucho más afín a los intereses del país europeo.