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30 de septiembre de 2024

Composición con cuadro de Ferrer Dalmau

Composición con cuadro de Ferrer Dalmau

Grandes gestas de la Historia

El general Capaz o la gesta del último conquistador español

Lea y escuche el nuevo episodio de esta serie de históricos acontecimientos

La historia de España está poblada de héroes que siguen en el anonimato o permanecen en el olvido. Como ejemplo que, pese a su gesta, resulte casi desconocido el nombre de Oswaldo Fernando Capaz y Montes. Nacido en Cuba 1894, fue hijo de un general de Caballería e ingresó en la Academia de Infantería de Toledo con apenas 16 años.

En 1913 fue destinado a África donde desarrollaría su carrera militar en diferentes unidades del protectorado español. Entre sus destinos asumirá el mando de las tropas de Policía Indígena que eran una fuerza militar, que ejercía labores policiales, compuesta por mandos españoles y tropa indígena.

Fue herido gravemente en 1920 durante la toma de Gorques. Aunque estaba muy grave permaneció dos días al mando de su unidad hasta que, casi sin fuerzas, fue trasladado al Hospital militar de Tetuán. Sin darle el alta partiría con 40 jinetes de la Mehalla a auxiliar una posición que había sido atacada. Ascendió a comandante por méritos de guerra. Había participado en veintitrés hechos de armas

El carisma y la diplomacia de Capaz

Estudió a conciencia la cultura magrebí, llegando a dominar con soltura el árabe norteafricano y sus variantes dialectales. Tanto, que lo utilizaba de forma habitual con sus hombres, algo atípico en los mandos, lo que le hizo estar especialmente próximo y lograría despertar en ellos algo más que respeto. Pronto manifestaría intensos valores de autoridad y carisma a la vez que destacaría por su profundo conocimiento del terreno y de las distintas tribus con las que se enfrentaba. Además se granjeó la amistad personal de notables musulmanes.

Su valentía y eficacia en el combate y su arrojo y serenidad en las acciones frente al enemigo, redondearían una singular personalidad que fue reconocida por sus jefes. Ello le llevó a alcanzar un liderazgo moral por encima de las estrellas de su uniforme.

El general Capaz se granjeó la amistad personal de notables musulmanes

El general Capaz se granjeó la amistad personal de notables musulmanes

Tras formarse como piloto asumió también el mando de Escuadrillas aéreas, con las que realizó vuelos de bombardeo y reconocimiento.

La gesta incruenta de Gómara

Dentro de sus brillantes actuaciones destaca la gesta incruenta de Gómara en el verano de 1926.

Tras el Desembarco de Alhucemas, la derrota del sanguinario Abd el-Krim, jefe de las tropas enemigas rifeñas, y su entrega a las autoridades francesas, la situación en Marruecos era favorable para España. Pero el protectorado seguía dividido. El Oriente desde Melilla llegaba hasta la región de Gómara y la parte occidental seguía sin ser ocupada completamente, y los montes a partir de Xauen aún no dominados.

El mando militar español proyectó completar la pacificación total del protectorado. El alto comisario Sanjurjo decidía que la persona idónea para la operación sería el comandante Capaz al que encargó la difícil misión de someter a las cabilas rebeldes de la región. Tanta confianza tenían en él que le dieron carta blanca para actuar como creyera conveniente.

Se le asignaron mil hombres, servicios sanitarios y de intendencia con transporte de mulas para actuar con gran rapidez. Debía ir avituallado porque abastecerse sería imposible una vez comenzada la misión. Y apoyado por la Armada y aviación española salía de Punta Pescadores e iniciaba el «Raid Capaz» una dura marcha de un mes de duración por un territorio inhóspito y habitado por insurgentes. Capaz decidió apostar todo por la diplomacia y transmitió a sus hombres que evitaran tiros incontrolados y el respeto absoluto a los bienes, personas y religión de los indígenas.

Desembarco del coronel Capaz en Infi

Desembarco del coronel Capaz en Infi

La apuesta fructiferó y con su poder de convicción y conocimiento de la idiosincrasia local fue sometiendo a las cabilas una por una en un total de diez.

A la vez, estabilizó la zona nombrando autoridades indígenas de gran fiabilidad. Y como en el Desastre de Annual, la retaguardia armada se convirtió en una trampa mortal para los españoles, decidió que cuando se produjera la sumisión de una cabila se le retirase el armamento. No podía dejar atrás un fusil, ni un solo cartucho, que se volviera en su contra. Así, confiscaba casi tres mil armas entre fusiles de repetición, de un tiro, ametralladoras y cañones. Apenas había usado la fuerza y todo se desarrolló de forma pacífica.

Para concluir la misión decidió tomar la ciudad santa de Xauen. Era complicado pero a la vez imprescindible para la unión de los extremos del protectorado. Desde el mar, la Armada le prestó continuo apoyo, sobre todo con el Cañonero Dato cuya estación radiotelegráfica le conectaba con el Mando, mientras la Aviación seguía en todo momento su progresión. El mando había enviado importantes fuerzas pero como avanzaban con lentitud. Capaz desconectó la radio para que no le prohibiesen lo que era una acción en exceso arriesgada y avanzó hacia Xauen.

El 10 de agosto, Capaz en un mensaje al hijo del Raisuni, que estaba al mando Xaouén le comunica que estaban rodeados y que «la entregara a la paz o a morir en el combate». En horas había logrado la rendición sin violencia. Instaló la radio en la Alcazaba y transmitió al Mando que se había ocupado la Ciudad Santa sin novedad. José María Campos estima lo incautado en 9.000 fusiles,14 cañones y 18 ametralladoras. También fue importante que capturase a Ahmed Budra, Ministro de la Guerra de Abd el Krim y El Jatach, principal cabecilla de la región de Gómara.

Esta marcha le consagraría como gran líder. Consiguió la Medalla Militar Individual, la segunda recompensa más valiosa tras la Cruz Laureada de San Fernando y fue ascendido a teniente coronel, el más joven del Ejército español tras Muñoz Grandes.

Siguió realizando operaciones de combate sincronizando Infantería, Artillería, Ingenieros y otros apoyos con un eficaz control de todas las tribus, dando por terminada la guerra en el Protectorado español en Marruecos.

Se le designó entonces delegado de Asuntos Indígenas en Marruecos y en 1929 es ascendido a Coronel. De nuevo, el más joven del Ejército. En 1931, al proclamarse la II República Azaña lo cesa y será destinado a Canarias.

La espectacular toma de Ifni

La operación de Gómara había sido un hito pero por lo que Capaz pasó a la historia fue por la toma de Ifni.

En 1463, Enrique IV de Castilla, había concedido a Diego García de Herrera, señor de Canarias, un pequeño territorio Santa Cruz de la Mar pequeña. La Mar Pequeña era el nombre que daban los marineros a la zona atlántica entre Lanzarote, Fuerteventura y la costa africana. Allí se construiría una torre fortificada, y un asentamiento pesquero y comercial.

Once años después, los Reyes Católicos, enviaban una nueva expedición, para dotarla de una guarnición española fija pero con el tiempo fue abandonada. Aún así en 1860, en el tratado de Wad-Ras, la autoridad marroquí seguía ratificando la posesión española de Santa Cruz de Mar Pequeña.

Situación de Ifni

Durante la dictadura de Primo de Rivera, hubo un proyecto inconcluso de retomar la ocupación, pero fue la II República quien la afrontó en serio. Los franceses, al igual que con el Sahara, amenazaban con invadirlo argumentando que era refugio de tribus indígenas enemigas de Francia.

Azaña estaba convencido de que los franceses podrían buscar una salida al mar por nuestra costa del Sáhara y «que lo harán por las buenas si no estamos allí de veras». Rivera Chamorro llama la atención sobre el dato de que los franceses en el 34 aún no hubieran pacificado el protectorado, ya que suele argumentarse que España tardó mucho en hacerlo.

Así pues, en Consejo de Ministros Azaña aprobaba «realizar un acto simbólico de ocupación». El 1 de agosto, enviaba una expedición fallida ya que ni siquiera desembarcó y los dos indígenas que habían enviado como emisarios fueron ejecutados.

El general Capaz

El general Capaz

Al año siguiente las nuevas elecciones darían el triunfo a la CEDA de Gil Robles y el Presidente de la República debía nombrarlo jefe del Gobierno, pero nombra al liberal-radical Alejandro Lerroux que decide tomar posesión de Ifni. Confiaron la misión a Capaz por ser el militar con el perfil más adecuado por su prestigio y experiencia en el mando de unidades indígenas, y sobre todo por sus habilidades políticas y diplomáticas ya demostradas en la pacificación de Gómara

Lerroux, encarga al General Franco Bahamonde, planificar la acción de desembarco y la posterior ocupación de la antigua Santa Cruz de la Mar Pequeña. Diseño que llevaría a la práctica Capaz.

El 27 de marzo de 1934, Capaz se traslada a Cabo Juby, territorio próximo a Ifni. Contacta con los jefes del territorio, y va entablando conversaciones con las diferentes tribus, incluyendo las que habían obstaculizado la expedición anterior. Arriesgando la vida hará una visita en solitario, en el desierto, al sultán Azul, Merebbi Rebuu y logró su apoyo. Tenía a su favor que los indígenas preferían a los españoles antes que a los franceses.

Conseguida la aprobación de los principales clanes baamarani (población principal de Ifni) Capaz informa al Gobierno que la ocupación era posible.

La conquista de Ifni

La conquista del territorio de Ifni se inició el 1 de abril de 1934 con vuelos sobre el desierto. Las órdenes expresas eran que ocupara «todo territorio no ocupado por las tropas francesas y que nos pertenezca según los planos que tiene en su poder. Y también que ocupase aquellos que fueran discutibles ya que los planos tanto franceses como españoles pueden no ser exactos, y el acto de ocupación determinará derechos que negociaríamos más tarde».

Así, el 4 de abril embarcaba en el cañonero Canalejas. Y para preparar su llegada arrojaba desde el aire una carta que informaba de los acuerdos adoptados y avisaba del desembarco español.

Dos días después desembarca en Amezdog, donde se fundaría Sidi-Ifni. Le esperaba el caid Ahmed y los jefes de distintas tribus. La posesión española se formalizaba en el acto de fundación de la futura capital de la provincia Sidi Ifni con una exótica fiesta.

Tras ello, Capaz fue recorriendo todo el territorio dirigiéndose a sus notables en árabe explicándoles las intenciones del Gobierno de España. En algunas zonas solo iba escoltado por quince jinetes, pero consiguió en todas las tribus ratificar lo acordado, organizar y desarmar a las cabilas. Había concluido la misión y fue nombrado gobernador del Territorio de Ifni, ampliado al Sahara y Río de Oro.

Se ha escrito que no disparó un solo tiro y que no hubo muertos, pero hubo siete. Dos españoles, al estrellarse el avión en que viajaban, y cinco musulmanes, al volcar un bote.

Aquella victoria, alcanzada sin una sola gota de sangre, fue aplaudida por todo el Congreso de los Diputados, sobre todo por los canarios. Y ascendió a general de brigada. Tenía 40 años. Se reconoció su gesta bautizando la Punta de Pescadores en la costa de Gómara, con el nombre de Puerto Capaz y su hazaña tuvo repercusión internacional.

Capaz iría danto forma a la capital Sidi-Ifni. En palabras de Lerroux; «transformó aquel territorio yermo en un pedestal donde el derecho de España planta el mástil de su bandera, convirtiéndola en la capital del África Occidental Española». Con el apoyo absoluto de la Confederación de tribus baamarani que lo poblaban inició la delimitación del territorio, construcción de las infraestructuras, un campo de aviación, pozos para conseguir agua dulce, hospital, puestos de policía, dispensarios médicos, escuelas, viviendas, reclutó de policías indígenas y asistió a la llegada de los primeros pobladores españoles. La arquitectura de Sidi Ifni fue una mezcla de estilos canario, andaluz, autóctono, y «art decco» y se le llamó «la ciudad de las flores».

La II República irá dando decretos para organizar la zona, incluida la presencia de la Guardia Civil en Ifni o el Batallón de Tiradores de Ifni que sería crucial en las columnas sublevadas de la Guerra Civil española.

Legado escrito de un militar africanista

Capaz dejó interesantes estudios basados en esta experiencia africanista, geográficos, estudios poblacionales, operaciones tácticas y de combate o las diferencias entre las unidades de Artillería de apoyo directo, la Artillería de acompañamiento y el cañón de Infantería.

Asesinato del general Capaz

Hay cierta confusión con respecto a Capaz y su posible implicación en la sublevación del 18 de julio de 1936.

Lo cierto es que viajó a Madrid pocos días antes del golpe. Algunas fuentes indican que para asistir a una revisión cardiovascular. Otras, que un reconocimiento médico expresó la urgencia de cambio de clima por una anemia concomitante. Otras que viajó para evitar posicionarse ante el alzamiento de una forma explícita o que se le acusara de complicidad.

Otros autores afirman que fue advertido del peligro y que argumentó que nada tenía que temer puesto que era simplemente un servidor del Estado.

Monumento al general Capaz

Monumento al general Capaz

Puede ser que se mantuviese fiel a la II República, pero el 20 de julio, la cuadrilla del socialista García Atadell lo detendría en el Casino Militar donde se hospedaba a punta de fusil… ¿El motivo? Supuestamente, negarse a dirigir un batallón de milicianos. De ahí, a una checa donde sería torturado y trasladado a la cárcel Modelo, aunque no había pruebas contra Capaz de haber participado en la conspiración. En la Modelo vivió situaciones límite como el ametrallamiento desde los tejados a los prisioneros.

Sin perder la calma, Capaz y el coronel Muñoz Grandes, fueron colocando en las esquinas de los patios a sus compañeros para salvarlos de los disparos. Llegó incluso a planear una posibilidad de escape; «Cuando lleguen los nacionales debemos adueñarnos de la prisión, arrollando y desarmando a los milicianos y vigilantes» De otro modo, «nos matarían a todos». Pero no tuvo escapatoria. Al caer la noche, del 22 de agosto fueron buscando, celda por celda, a políticos y militares, seleccionados de antemano para asesinarlos. Se oyó una voz «Ese que le llaman general Capaz, que salga», Capaz se levantó y dio un paso al frente. Quisieron atarle, pero de forma voluntariosa se opuso.

Con una pistola apuntándole a la cabeza, se lo llevaron, ante los gritos airados del propio general a sus verdugos: «¡Sois unos cobardes! ¡Miserables! ¡Un hombre como yo tiene derecho a que le maten de frente!». Tras atarlo, y a empujones, lo condujeron a los sótanos de la cárcel. En la Pradera de San Isidro milicianos de la CNT-FAI, le daban un tiro en la nuca. Su cadáver fue fotografiado y arrojado en la Ciudad Universitaria. Tenía 42 años.

Por el sino de los tiempos que le tocó vivir, este fue el triste e injusto final de Capaz, el brillante militar. Africanista en el mejor sentido, había sido uno de los hombres que había dado a la República mayor prestigio internacional.

Y estas frases finales no son de un relato épico, sino del propio presidente de la República Alcalá Zamora. Para él Capaz había sido «el último conquistador español, que ensanchó el mapa e hizo crecer la tierra española».

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