¿Quiénes fueron 'los flechas' españoles, la organización juvenil más famosa del franquismo?
Se impulsó con el objetivo de encuadrar a la juventud española y difundir en ella los ideales falangistas de la Nueva España que se estaba construyendo y que, según la propaganda, contaría con esos jóvenes para regir sus destinos en el porvenir
Si los carlistas, con una gran experiencia de organización y encuadramiento de sus bases sociales desde el siglo XIX, había enmarcado a sus adolescentes en la agrupación llamada «pelayos», los falangistas también organizaron a sus jóvenes simpatizantes antes de la guerra. En un principio, se les llamó «balillas», a imitación del fascismo italiano. Durante la guerra civil española, estas organizaciones juveniles sufrieron el Decreto de Unificación de 1937, disolviéndose definitivamente e integrándose en el Frente de Juventudes el 6 de diciembre de 1940.
En su ley fundacional aceptaba la existencia de afiliados voluntarios y no afiliados, llamados «encuadrados», divididos en escolares de todos los niveles educativos, aprendices del mundo laboral y rurales. Varias unidades se organizaron como el Sindicato Español Universitario (SEU), las Secciones centrales de Enseñanza, que se responsabilizaron de todo lo relacionado con la actividad docente que el Frente de Juventudes tenía asignado por ley.
En este sentido, se encargó del profesorado de Formación del Espíritu Nacional, Educación Física y Enseñanza de Hogar, así como de los libros de texto de esas asignaturas. Cabe recordar los «Concursos de Formación Profesional» que llegaron a alcanzar nivel internacional para formar a aprendices y futuros obreros, así como cursos dirigidos a los rurales, es decir, la juventud campesina. Niños y niñas se encuadraron separadamente, salvo en la coordinación de sus mandos y la subordinación de todos a las directrices generales.
Su misión fue formar futuros falangistas e inculcar valores como la religiosidad, la abnegación, el sacrificio, el servicio, la disciplina, etc. Con esta educación se pretendía construir una nueva identidad para los españoles, identificar y proyectar principios e ideales rectores de la recuperación nacional.
Si la Sección del Aire no se llegó a crear finalmente, se organizó la Sección Naval del Frente de Juventudes, que ayudó a formar a niños y jóvenes en su vocación marinera y llegó a contar con veintiocho escuelas repartidas por toda la geografía española. Pues su fin fue la formación de los jóvenes que normalmente realizaban su servicio militar en la Armada, así como los que deseaban trabajar en la Marina de Guerra o Mercante, la flota pesquera o sus servicios auxiliares.
Las Falanges de Voluntarios se dividían en «legiones»: los «flechas», de once a diecisiete años; los «cadetes», de diecisiete a dieciocho años, y los «cadetes mayores», posteriormente llamados «guías», de los dieciocho a veintiún años.
El Frente de Juventudes cambió su nombre, en noviembre de 1961, por la de Delegación Nacional de Juventudes, en un cambio de vocabulario más próximo a los ideales del segundo franquismo. Finalmente, una reorganización de la Secretaría General del Movimiento, máximo órgano político del Régimen cambió en enero de 1970 su apelativo por la de Delegación Nacional de la Juventud hasta su desaparición siete años después.
La revista más famosa de esta organización fue Flechas, creada en San Sebastián el 23 de enero de 1937 por sus responsables de Prensa y Propaganda. Esta revista se fusionaría con su homóloga carlista, Pelayos, a finales del siguiente año. Su misión no solo fue adoctrinar, sino captar a los jóvenes lectores, por lo que sus editores empezaron a explicar con un lenguaje más compresivo el dogma oficial, utilizando el humor y la diversión.
La sección La Falange os dice fue encargada a Álvaro de la Iglesia con tan solo 15 años, que en el futuro sería un famoso escritor y humorista. Esta sección ofreció retratos asequibles a una mente infantil de José Antonio Primo de Rivera o Manuel Hedilla o el decálogo del buen flecha. Adaptado a los Puntos de la Falange, la revista propugnó el amor al prójimo, el respeto a la jerarquía y el orden, además de la ilusión por la construcción de una Nueva España que superara los problemas del pasado en el campo y la ciudad.
En la sección Precursores de la Falange se trató de enlazar a sus líderes con personajes históricos fundamentales como Cristóbal Colón, Cisneros, El Cid, Hernán Cortes o Vasco de Gama. También apostó por la revalorización del catolicismo en Las religiones en el mundo y el fomento del deporte para lograr una juventud sana, fuerte y bien dispuesta para el trabajo futuro. No obstante, lo que predominó en la revista fue un contenido de entretenimiento, humorístico y satírico donde «los rojos» demostraban continuamente su torpeza y fallos. Los dibujantes crearon personajes muy populares en el primer franquismo como el gánster Pat O'Sho o la pareja de Sherlock López y Watso de Leche. Su último número apareció en 1949.
Otra revista importante fue Mandos, en la que se disponía, mes a mes, las consignas que debían enseñarse y los temarios específicos que debían tratarse en sus asignaturas en las escuelas. Pero no solo actuaron en el mundo escolar, sino en el extraescolar, organizando campamentos, colonias de verano, desfiles, etc.