El público británico siguió con avidez el desarrollo de las guerras de independencia en la América española. Los periódicos ofrecían un seguimiento de las operaciones de ambos bandos, reproducían proclamas y documentos con fines propagandísticos y servían de espacio para la discusión sobre la política del gobierno. Aunque no era fácil obtener noticias recientes y fiables de América, dada la distancia y el estado de caos en el que se encontraba el continente, el dominio de las rutas marítimas permitía a los ingleses recibir un caudal constante de información que casi siempre llegaba incluso antes a Londres que a la propia España.
Aunque el Gobierno británico conservador era cauto en posicionarse oficialmente, la oposición whig, y sobre todo su ala radical, estaba volcada abiertamente con la causa independentista.
La fuerza de la Leyenda Negra se mantenía muy viva en la visión británica de la América española, y era omnipresente el tópico de la crueldad e injusticia de la conquista española, mezclado con las habituales acusaciones de fanatismo religioso, pereza e incompetencia como características esenciales de la administración del continente. Tópicos como la crueldad española en la conquista de América se utilizaban para atacar a los ejércitos que combatían leales a España, acusados de atrocidades y crímenes.