Los tópicos de la Leyenda Negra usados por la prensa británica para justificar las independencias de América
Reproducían proclamas y documentos con fines propagandísticos y servían de espacio para la discusión sobre la política del gobierno
El público británico siguió con avidez el desarrollo de las guerras de independencia en la América española. Los periódicos ofrecían un seguimiento de las operaciones de ambos bandos, reproducían proclamas y documentos con fines propagandísticos y servían de espacio para la discusión sobre la política del gobierno. Aunque no era fácil obtener noticias recientes y fiables de América, dada la distancia y el estado de caos en el que se encontraba el continente, el dominio de las rutas marítimas permitía a los ingleses recibir un caudal constante de información que casi siempre llegaba incluso antes a Londres que a la propia España.
Aunque el gobierno británico conservador era cauto en posicionarse oficialmente, la oposición whig, y sobre todo su ala radical, estaba volcada abiertamente con la causa independentista.
La fuerza de la Leyenda Negra se mantenía muy viva en la visión británica de la América española, y era omnipresente el tópico de la crueldad e injusticia de la conquista española, mezclado con las habituales acusaciones de fanatismo religioso, pereza e incompetencia como características esenciales de la administración del continente.
La idea de la crueldad de los españoles en América, que hundía sus raíces en la propaganda del siglo XVI y la utilización de las críticas de Bartolomé de las Casas, cobró nueva vitalidad con las guerras de independencia. El celebrado poeta Samuel Taylor Coleridge, por ejemplo, condenó reiteradamente el trato inhumano que los españoles aplicaban a los nativos. Llegó al punto de afirmar la superioridad racial de los pueblos protestantes ingleses y holandeses sobre los ibéricos basándose en el trato dado a los indios, pues sostenía que los primeros habían sido mucho menos crueles que «los degenerados e idólatras españoles y portugueses».
Estos tópicos de la crueldad española en la conquista de América se utilizaban para atacar a los ejércitos que combatían leales a España, acusados de atrocidades y crímenes. La imagen estereotipada del conquistador se trasladaba así a los soldados del ejército realista, como en una carta publicada por el Morning Chronicle donde se justificaban los crímenes de Bolívar como una mera represalia por la crueldad del general Morillo:
«La conducta de 'los Dioses', como se hacen llamar, ha sido horrible. Morillo capturó a varios del Ejercito Patriota, y todos ellos, como todos los que han caído en sus manos desde entonces, fueron masacrados a sangre fría. Ni la edad ni el sexo fueron protección para estas crueldades ¿de verdad puede sorprender tras esto que debieran aplicarse represalias [por parte de Bolívar]».
Este texto era propaganda, por supuesto. Referirse a los soldados realistas como «los Dioses» era una pura invención que traía inmediatamente a la memoria el recuerdo de Pizarro y Cortés. El mismo periódico, al referir la victoria de Bolívar sobre Morillo en Calabozo, se refería al general español como «el Alba de América y su banda de rufianes». Comparaba así a Morillo con el famoso duque de Alba, el temido comandante de Felipe II convertido en epítome de crueldad desde el siglo XVI por su aplastamiento de la rebelión de Flandes. El público informado británico, familiarizado con las historias de la Leyenda Negra, no habría tenido problemas en entender esta referencia que el periodista ni siquiera sintió la necesidad de explicitar.
Como ahora, la información que llegaba sobre las guerras estaba enormemente manipulada con fines propagandísticos. Las manipulaciones y tópicos de la Leyenda Negra sirvieron eficazmente para crear una poderosa opinión publica en Gran Bretaña a favor de las independencias de América, tras la que se escondían poderosos intereses mercantiles de la élite comercial británica.