La bandera de España a lo largo de la historia
Es ondeada con orgullo y simboliza la identidad y la unidad de la nación. Su evolución a lo largo de los siglos es el resultado de años de historia
El empleo de la bandera como enseña nacional está estrechamente ligado a la guerra y a la tradición marina. Existían estandartes, pendones reales y enseñas vinculadas a las casas reales, pero el concepto de «bandera nacional» fue mucho posterior. Al principio, las embarcaciones españolas se identificaban con el escudo propio de cada reino.
Con el matrimonio de Isabel y Fernando se produce la unión dinástica de los reinos de Castilla y Aragón, un suceso que marcará el primer paso para la ansiada unificación de la península. En representación a esta unión se crea el escudo de los Reyes Católicos.
La Cruz de Borgoña llegó a España de la mano de Felipe de Austria, apodado `el hermoso´ y casado con una de las hijas de los Reyes Católicos, Juana de Trastámara, más tarde conocida como «Juana la loca.» La cruz roja representa el martirio de San Andrés, patrón de Borgoña, que fue crucificado en aspa. Felipe el hermoso era duque de Borgoña, por lo que a su llegada, decidió incorporar la enseña en los uniformes y estandartes del ejército español, pasando a convertirse en símbolo oficial de la monarquía imperial.
Con el advenimiento de los Borbones, Felipe V decidió sustituir la bandera por otra de fondo blanco con las armas reales en el centro. El blanco era el color utilizado por otras monarquías borbonas de Europa, por lo que no facilitaba la distinción de las embarcaciones españolas.
La bandera rojigualda
En 1785, Carlos III establece un Real Decreto y se adopta una bandera mucho más específica con tres franjas de colores: rojo, amarillo y rojo. La nueva bandera presentaba un escudo de armas más simplificado, emplazado en el lado izquierdo de la franja central amarilla.
Durante la Guerra de la independencia (1808-1814) la bandera se consolidó como un símbolo de resistencia y unión nacional frente a los invasores franceses. Por Real Decreto de 1843, Isabel II extendió el uso de la bandera bicolor al ejército y a la milicia nacional. Más tarde se amplió a todas las dependencias del Estado.
Con la llegada de la Primera República (1873-1874), la bandera perdió su escudo, pero subsistieron los colores. Con el fin de este periodo se reestableció la bandera hasta la proclamación de la Segunda República (1931-1933). En esta ocasión la bandera cambió la última franja roja a una morada.
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Tras la Guerra Civil (1936-1939) el bando sublevado recuperó la bandera rojigualda y añadió el antiguo escudo heráldico de los Reyes Católicos: el águila, el yugo y las flechas. Además, integró la frase: «Una, grande, libre».
Actual escudo
Durante la dictadura el escudo experimentó varias modificaciones. No fue hasta el año 1981 cuando se definió el modelo de escudo que hoy luce en la bandera. La ley 33 de este mismo año manda ondear la bandera nacional en «la Administración central, institucional, autonómica, provincial o insular y municipal del Estado».
El escudo que ahora conocemos está formado por un león (representando al antiguo reino de León), un castillo (símbolo del reino de Castilla), las franjas rojas y amarillas asociadas a Aragón, las cadenas de Navarra y la granada que da nombre al antiguo reino.
En el circulo central se enmarca la flor de lis, símbolo de la dinastía de los borbones. La corona que preside el escudo representa la soberanía nacional, la monarquía.
Las columnas laterales, simbolizan las columnas de Hércules que antaño representaban el confín del mundo. Con el lema plus ultra (más allá) se quiere significar la proeza de España al traspasar el límite del mundo conocido con el descubrimiento del Nuevo Mundo.
La coronas que encabezan cada una de las columnas son diferentes: la de la derecha es la corona de España y la de la izquierda, la del Sacro Imperio Romano Germánico que heredó Carlos I.