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Zein Al-Sharaf Talal y Muna al-Husayn

Dinastías y poder

Zein y Muna, las «Metternich del mundo árabe»

En plena escalada en Oriente Próximo conviene preguntarse si sus soberanas pueden influir en el destino de una nación

¿Puede una dinastía cambiar el destino de una nación? A comienzos del siglo XX Jordania se presentaba como un territorio atrasado, aunque clave en la geoestrategia internacional. Terminada la Primera Guerra Mundial, el país comenzaba a definir fronteras y liberarse de la tutela británica. Aquello seguía siendo un polvorín entre palestinos, libaneses, árabes y sirios. Por eso, la aparición de una mujer cosmopolita y elegante en el trono de nueva creación sorprendió a la alta diplomacia.

La definieron como la «Metternich del mundo árabe». Casada con Talal ibn Abd Allah, esquizofrénico y bebedor, se convirtió en el principal respaldo de su hijo, el rey Hussein cuando con apenas dieciocho años accedió al trono para convertirse en uno de los hombres de Estado más trascendentes de Oriente Medio. La reina Zein se implicó en la conquista del voto femenino y su vestimenta sofisticada, presagiaba que el país quería abrirse a la modernidad. Algunos quieren ver en ella un referente para la reina Rania.

Talal ibn Abd Allah

Zein Al-Sharaf Talal, la abuela del actual soberano hachemita ocupó un papel político relevante en la recién creada Jordania. Nació en Alejandría en 1916 en el seno de una familia emparentada con los caudillos de Asia Menor. Recibió educación europea en Egipto, con influencia británica y francesa, aunque dentro de las creencias musulmanas. Durante la Gran Guerra y bajo la promesa de liberación ofertada por los ingleses, se producía la rebelión árabe contra los turcos.

No hubo independencia, aunque si la creación de un nuevo reino que pasó a denominarse Transjordania en el que nombraron rey al hijo del Jerife de la Meca y hermano de Faysal, Abdullah. La zona interesaba como corredor de paso entre Irak y Palestina y ahí empezaron los problemas y las tensiones militares con los vecinos estados árabes de Egipto y Arabia Saudí. En 1934, Zein Al-Sharaf se casaba con el primogénito del monarca, Talal, que estaba recibiendo formación castrense en la academia militar de Sandhurst como casi todos los cachorros de la realeza. En 1935 nacía en Amán su hijo Hussein. Después cinco vástagos más, todos príncipes jordanos. Durante sus años como esposa del heredero, Zein Al-Sharaf se implicó en labores sociales y ayudó a decenas de refugiados derrotados de la guerra árabe-israelí de 1948.

Los hijos del rey Talal. De izquierda a derecha: Príncipe Hassan, Príncipe Hussein, Princesa Basma y Príncipe MuhammadWillem van de Poll / Wikimedia Commons

En 1951, un activista palestino, asesinaba al rey Abdullah en una mezquita de Jerusalén. El soberano estaba acompañado por su nieto Hussein, que dijo que se salvó del atentado gracias al rebote de la metralla en una medalla que llevaba prendida en el pecho. Tatal, ingresado para una cura psiquiátrica en un hospital de Suiza, fue inmediatamente proclamado soberano de Jordania. La nueva reina, Zein Al-Sharaf Talal (por tradición añaden el nombre del esposo) consciente de las limitaciones de su marido, fue quien con determinación tomó las riendas de un país sumido en conflictos fronterizos, religiosos y fuerte atraso social.

Vestía de manera occidental, se movía en las costumbres europeas y apoyaba obras benéficas. Durante el brevísimo reinado de su marido, apenas trece meses, se aprobó una constitución que autorizaba la creación de un gobierno representativo y un Parlamento. Pero en agosto de 1952 los ingleses, que mantenían su influencia en la zona, conscientes de la inestabilidad mental del soberano, forzaron su abdicación y lo enviaron a Turquía.

Hussein de Jordania comenzaba su mandato, aunque su madre Zein Al-Sharaf Talal ejercía como la mujer fuerte de la zona. Llegó a comentarse que durante la fuerte crisis del 58, amenazó a Hussein con sacarlo del trono y reemplazarlo por su hermano Hassan.

Fue también una suegra difícil, que no vio con buenos ojos a las sucesivas esposas del rey. Hussein se casó con Dina en 1955, aunque terminó en divorcio y ella se unió años después a un destacado militante de la OLP, un coronel palestino secuestrado por el Ejército de Israel en 1982. La segunda mujer de Hussein fue Muna, cuyo nombre de nacimiento era Toni Gardiner, inglesa, jugadora de hockey y piloto de aviones. Es la madre del actual soberano, aunque también terminaron divorciados.

Después se casó con Alia, para muchos, la verdadera defensora de los derechos femeninos en el mundo árabe. Pero fallecía en un accidente de helicóptero al regresar de una visita a un hospital en Talifa. Luego apareció en su vida la estadounidense Lisa Halaby, más conocida como Noor, arquitecta de formación y apodada como la nueva «Grace Kelly». Se casaron en 1978, ella con fantástico vestido de Dior y convertida al islam. Hussein, el monarca que más atentados ha sufrido de la historia, fue un conquistador.

A la reina Zein no le gustaron mucho las consortes de su hijo el rey. Pese a la edad, se resistía a ocupar un lugar secundario en la corte de Aman. Falleció en 1994 tras llevar cuarenta años como uno de los pilares de la monarquía hachemita. Cuatro meses antes de su muerte, Rania, de origen palestino aunque nacida en Kuwait, había contraído matrimonio con el actual rey Abdalá.