Álvaro Obregón, el magnicidio más dramático en la historia de México

Hijo de una familia numerosa –18 personas– con ascendencia española, Álvaro Obregón Salido nació el 19 de febrero de 1880 en la hacienda de Siquisiva, en estado mexicano de Sonora. De niño trabajó en las faenas del campo y convivió con los indios, aunque no por ello dejó de acudir a la escuela. Trabajó más tarde como cultivador de tabaco, tornero, fotógrafo, vendedor ambulante, carpintero, etc.

En 1903 contrajo matrimonio con Refugio Urrea y, tres años más tarde, logró comprar una pequeña finca, Quinta Chilla. Inventó una máquina cosechadora de garbanzo y su negocio comenzó a prosperar mientras su familia iba deshaciéndose. Su mujer y dos hijos murieron pronto, quedando viudo con otros dos vástagos, Humberto y Refugio. Durante un tiempo fue maestro y alcalde del pueblo de Huatabampo, en tiempos del gobierno del presidente Porfirio Díaz, considerado un verdadero dictador.

Ante la situación social donde el 2 % de la población era dueña del 85 % de la tierra, se desencadenó una revolución política en 1910, situación que envolvió a Álvaro Obregón. Se convirtió en el líder de unos de los grupos revolucionarios de Sonora, llegando a ser nombrado teniente coronel. Dos años más tarde, solicitó su baja del Ejército y se dedicó la explotación de su finca.

El nuevo presidente Madero no logró gobernar un país tan convulso y, ante la falta de una reforma agraria, el líder revolucionario Zapata tomó las armas nuevamente y solicitó la entrega inmediata de la tierra para los indios. Madero fue asesinado por seguidores del general Huerta, el cual ocupó la presidencia, pero levantó en su contra a otras fuerzas revolucionarias. Obregón volvió a tener importantes responsabilidades en el ejército constitucionalista, combatiendo a las tropas rebeldes de Pancho Villa, a quien finalmente venció.

El 3 de agosto de 1914, Obregón entró triunfalmente en Ciudad de México al frente de 18.000 soldados. Ordenó ejecutar algunas medidas políticas y económicas como la imposición de impuestos al clero y a los ricos, obligando a los acaparadores a entregar parte de sus productos almacenados. Tres años más tarde se retiró nuevamente a su finca pero en 1920 se presentó como candidato presidencial de la mayoría de jefes revolucionarios, salvo el presidente Venustiano Carranza que se negó a apoyarle.

Como respuesta, Obregón encabezó una sublevación que provocó la huida y, más tarde, el asesinato de Carranza. Las elecciones otorgaron la presidencia a Obregón que, inicialmente, se mostró moderado en política, promoviendo la tecnificación del campo y la aplicación del descanso dominical son sueldo.

Logró el reconocimiento de los Estados Unidos a cambio de las inevitables concesiones políticas y económicas. Entre 1920 y 1924, México se convirtió en el segundo productor de petróleo del mundo y las arcas de la Hacienda nacional se llenaron de dinero. De ahí que se pudiera dedicar 50 millones de pesos a la educación pública. El 20 de julio de 1923, mientras vivía tranquilamente en su rancho, el caudillo revolucionario Pancho Villa sufrió una emboscada y fue asesinado. Se sospechó que sus autores habían sido miembros del círculo de fieles de Obregón, temeroso de que Villa volviera a sublevarse.

Una vez finalizado el plazo de su mandato, Obregón se negó a abandonar el poder. Intentó gobernar a través de su protegido Plutarco Elías Calles, por lo que tuvo que realizar cambios en la cúpula militar que provocaron una sublevación, derrotada a cambio de 7.000 muertos.

Elías Calles, antiguo maestro de escuela y jefe de policía en un pueblo, había aprovechado la anarquía de los años revolucionarios para ajusticiar a presos comunes y enemigos personales sin juicio alguno. Durante su presidencia provocó la guerra civil en México –la Cristiada– con su política religiosa contra los católicos, distinguiéndose por su prevaricación e inmoralidad, mostrándose sumiso ante Estados Unidos. En 1928 intentó favorecer la elección como presidente, nuevamente, de Obregón, el cual salió ileso de varios atentados, mientras la opinión pública se mostraba contraria a su figura.

En medio de dudas sobre las elecciones, Obregón fue proclamado presidente el 1 de julio de 1928 y, dieciséis días después, asistió a un banquete en el restaurante La Bombilla en San Ángel. Un joven que dibujaba retratos a lápiz le hizo un esbozo y se acercó para enseñárselo. En ese instante, el presunto artista sacó un revólver y mató al presidente de seis disparos.

José de León Toral –tal era su nombre– fue detenido y torturado con el objeto de saber quiénes estaban detrás del asesinato, pero solo se sabe que se declaró católico y se reconoció como el único autor. Fue fusilado junto a otros cuatro sospechosos, ya que el cadáver presentaba balas de diferentes calibres, supuestamente de varias armas. Obregón fue enterrado en Sonora y su muerte permitió a Calles consolidar su poder, extendiendo su dominio por seis años más.