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La batalla de Accio, pintada por Lorenzo A. Castro. National Maritime Museum

¿Cómo se alimentaban los marineros romanos en alta mar?

Era importante mantener a todos los ocupantes del barco bien alimentados para asegurar la supervivencia y el éxito de la misión durante las largas travesías

¿Cómo lograban cocinar en alta mar los soldados del Imperio romano y qué alimentos formaban parte de su dieta durante esas largas travesías? Estas han sido las preguntas clave que intenta resolver el experto en Historia Marítima, Herman J. van Vliet en un nuevo estudio publicado en el Journal of Maritime Archaeology.

Esta investigación arqueológica revela cómo los marineros romanos lograban alimentarse en medio del Mediterráneo para hacer frente a los largos y peligrosos viajes con ingeniosas técnicas de cocina a bordo.

«Viajar estaba en la sangre de muchos romanos, por lo que a menudo los pasajeros y los soldados, que a menudo eran trasladados y transportados dentro del gran imperio, viajaban con los marineros. Con el aumento del comercio y el desarrollo de la navegación, también aumentó el tamaño de los barcos, así como la duración de los viajes y el tamaño de las tripulaciones», reza el estudio titulado Preparación de la comida a bordo en época romana. ¿Por qué sufre el marinero romano?

Por ello, el gran reto al que tuvieron que hacer frente aquellos que iban a bordo era el de mantenerse bien alimentados el tiempo (días o incluso semanas) que durasen las travesías. Tal fue su importancia, que la preparación de la comida llegó a convertirse en «la principal tarea diaria de algunos miembros de la tripulación», resalta el experto en su estudio.

Van Vliet revela que, a diferencia de lo que se pensaba, los romanos no dependían solo de alimentos frescos o conservados. Yacimientos submarinos por todo el Mediterráneo muestran restos de cocinas rudimentarias equipadas con grandes calderas y hornillos primitivos, lo que permitía preparar comidas calientes, un lujo para soportar las duras condiciones de navegación: «Con el crecimiento de los barcos y las tripulaciones, se necesitó más espacio para almacenar y preparar la comida, lo que se tradujo en ollas más grandes y más espacio para la leña», advierte la investigación.

Recreación artística de un quinquerreme romanoWikimedia Commons

En este sentido, en 2019, otra investigación sacó a la luz una extraña salsa de pescado fermentada cocinada como liquamen o garum en muchas de las 300 jarras de cerámica sellas que quedaron cubiertos de arena y sedimentos tras hundirse frente a Mallorca el barco de hace 1.600 años que las transportaba.

¿Qué alimentos había a bordo?

La preservación de los alimentos era fundamental, por los marineros del Imperio romano optaron, entre otras cosas, por el pan de cebada como pieza fundamental de su dieta, pues este tipo de alimento podía conservarse durante largos periodos sin descomponerse. El pescado también fue esencial durante los largos viajes, según sugiere Van Vliet, que indica que se han recuperado anzuelos y redes en varios naufragios lo que confirmaría que durante las travesías pescaban para obtener proteínas de manera fresca.

Su dieta se completaba con cereales y legumbres, ingredientes que empleaban para hacer sopas y gachas, que proporcionaban de manera rápida y fácil calorías a los marineros. «Preparar pescado, gachas y sopas, traer pan de tierra firme y comer alimentos en conserva, podía garantizar que los marineros no murieran de hambre», subraya Van Vliet en el artículo publicado en Journal of Maritime Archaeology.

Además, los arqueólogos encontraron restos de grano, aceite y frutos secos en diversos pecios y puertos romanos, lo que hace pensar que estos alimentos también formaban parte de la dieta a bordo.

¿Cómo se cocinaba en alta mar?

Asimismo, el estudio del experto holandés aporta datos hasta ahora poco conocidos como la descripción de los procesos culinarios a bordo sin comprometer la seguridad del barco. Así, explica que se usaban braseros y estufas de carbón «para producir calor sin llama abierta» y evitar los incendios: un riesgo mortal para las embarcaciones de madera. También se han encontrado azulejos y baldosas para proteger las áreas de cocina.

En cuanto a los sistemas innovadores de cocción, el estudio revela que los braseros contaban con un depósito de agua que controlaba la temperatura para evitar que el plomo del brasero se derritiera como el que se encontró frente a la costa de Israel. Este invento demuestra el ingenio de los romanos para adaptarse a las exigencias de la navegación durante periodos largos. Por otro lado, también se han documentado enormes calderos de cerámica capaces de resistir altas temperaturas y firmes y estables para poder cocinar en medio de las duras condiciones de mar.

Entre los naufragios más importantes mencionados en el estudio, destaca el del Yassi Ada, donde se encontraron baldosas, braseros y grandes ollas que habrían sido utilizadas para cocinar. Este tipo de hallazgos confirma que la cocina a bordo no solo era posible, sino que estaba extendida durante la época romana.

Van Vliet destaca en su informe la importancia de una buena alimentación para la moral y la eficiencia de la tripulación y recuerda que, aunque los pasajeros libres eran responsables de su propia comida, la alimentación de los esclavos y de los soldados a bordo era responsabilidad del Estado. Esto refleja la importancia de mantener a todos los ocupantes del barco bien alimentados para asegurar la supervivencia y el éxito de la misión.

«Aun así, algunas fuentes hablan de ayunos involuntarios prolongados, que dejaban exhaustas a las tripulaciones. El sufrimiento del marinero romano era grande, pero sin la cocina a bordo habría sido mucho peor», concluye el artículo.