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El rey Hasán II saludando al público de camino a la oración en Marrakech, en 1967

Los intentos de asesinato de Hassan II de Marruecos

Hassan II, el monarca que en el momento de su muerte más tiempo había gobernado en el mundo árabe, sobrevivió a varios intentos de regicidio

Durante el reinado de Hassan II se vivió en Marruecos una época de intensa represión política, los «años de plomo». En este periodo era habitual la desaparición de disidentes y enemigos del régimen. Pero, aunque la acción del monarca había provocado una fuerte oposición popular, a principios de la década de 1970 daba la impresión de que Hassan II estaba firmemente afianzado en el poder.

El primer atentado: la matanza de Sjirat

Sin embargo, la situación en Marruecos cambió drásticamente en el verano de 1971. Más exactamente el 10 de julio, cuando el monarca alauí estaba disfrutando de la fiesta conmemorativa de su cuadragésimo segundo cumpleaños en su palacio de verano, situado en la localidad costera de Skhirat. Durante la celebración, más de mil cadetes de la cercana Academia Militar de Ahermumu irrumpieron en el palacio y abrieron fuego sobre los invitados. Hassan II resultó indemne, pero cerca de un centenar de personas murieron en el asalto, entre las que se encontraban generales, ministros, diplomáticos, empresarios y otras autoridades. Resultaron además heridas más de 130 personas, entre las que estaba el hermano del rey.

A la izquierda, tropas leales al rey Hassan II luchan durante el intento de golpe de Estado de 1971

En Rabat, mientras tanto, un grupo de rebeldes luchaba por hacerse con el control de la radio, el cuartel general del ejército y el Ministerio del Interior. De hecho, los sublevados llegaron a anunciar a través de la radio que habían asesinado con éxito al rey y que se había establecido una república. Sin embargo, las fuerzas leales a la corona al mando el general Mohamed Ufqir, quien había creado en 1956 las Fuerzas Armadas Reales, consiguieron mantener el control de la situación.

La represión que siguió al levantamiento fue durísima. Cuatro generales, cinco coroneles y un comandante fueron ejecutados sumariamente tres días después de la acción. El asalto produjo un enorme impacto en la opinión pública nacional e internacional, puesto que el ejército había sido un pilar fundamental del régimen de Hassan II. Éste, desde su llegada al trono en febrero de 1961, había basado su poder absoluto en el control de las Fuerzas Armadas Reales.

Pero ahora se había demostrado que no todo el ejército estaba con su monarca y, lo más preocupante, que los militares tenían la capacidad de propiciar un cambio de régimen.

El segundo atentado: la operación Buraq

De hecho, un año más tarde se repitió el intento de acabar con Hassan II. Y, de nuevo, los protagonistas fueron miembros de las Fuerzas Armadas Reales.

El 16 de agosto de 1972 el monarca alauita viajaba desde París a Rabat a bordo de un Boeing 727. Cuando el avión pasaba por la vertical de Tetuán, hizo aparición una escuadrilla de seis cazas Northrop F-5 marroquíes que rodearon al avión real. Aparentemente, se trataba de una maniobra de escolta. Pero los cazas marroquíes abrieron fuego contra el Boeing 727, causando daños en la aeronave aunque sin conseguir derribarla. Algunos de los pasajeros y tripulantes resultaron heridos.

Según la versión oficial, el mecánico de vuelo consiguió comunicarse con los atacantes, indicándoles que tanto el piloto como el copiloto habían muerto. También el rey. Pero les pidió que no disparasen más ya que iba a intentar realizar un aterrizaje de emergencia en el aeropuerto de Kenitra para salvar al resto de los pasajeros. Tras hacer un amago de aterrizaje, el avión remontó el vuelo para dirigirse a Rabat. Pero más recientemente se ha descubierto que los daños causados al avión en el que viajaba Hassan II no fueron de gran importancia, debido una combinación de impericia de los pilotos atacantes y diversos fallos técnicos, incluyendo armamento deficiente.

En su momento se aseguró que el intento de regicidio había sido instigado por el general Mohamed Ufqir y que este militar se suicidó un día después del atentado al no poder soportar la humillación del fracaso de la acción. Sin embargo, algunos testimonios indican que el cuerpo del general tenía cuatro o cinco impactos de bala.

Apertura política

Los fallidos atentados contra Hassan II llevaron a que el monarca prometiese acometer una cierta apertura política para apaciguar el descontento de los marroquíes, aunque lo suficientemente controlada como para no comprometer su continuidad en el poder.

En cuando a su política exterior, comenzó en este momento una agresiva ofensiva dirigida a la construcción del mitificado «Gran Marruecos». Utilizó esta entelequia para alejar importantes unidades militares de las cercanías de la capital. Fueron desplegadas a la frontera sur de Marruecos, la que tocaba con el Sáhara español. Por otra parte, Marruecos inició una campaña de acercamiento al Frente Polisario y aumentó el hostigamiento a las guarniciones españolas en el Sáhara a través del Frente de Liberación y Unidad del Sáhara. Su misión no era otra que infiltrarse en territorio español para llevar a cabo golpes de mano.

Todos los esfuerzos marroquíes dirigidos a derrotar militarmente a España fueron totalmente infructuosos. Y Hassan II era plenamente consciente de esta circunstancia.