El «Gran Marruecos» y las reivindicaciones territoriales de Hassan II a costa de España
La política expansionista del rey alauita dirigida a la creación del «Gran Marruecos» no era más que una forma de intentar enmascarar su frágil posición política. La pretendida anexión del Sáhara español era parte de esta estrategia
A principios del año 1958 el Gobierno español tomó una decisión de gran calado: Ifni y Sáhara se convertirían en provincias. Sus capitales pasaron a ser, respectivamente, Sidi Ifni y El Aaiún. Las nuevas provincias estarían regidas por un gobernador general con mando sobre las tropas asentadas en su territorio. Muy poco después, probablemente en gran medida debido a las presiones estadounidenses, se firmaría el tratado de Cintra. España se comprometía a entregar al recién independizado reino de Marruecos la zona sur de su Protectorado: Cabo Juby. Estas medidas no consiguieron frenar la intensa ofensiva diplomática del Gobierno marroquí, que desde principios de 1959 estaba dirigida a hacerse con Ifni.
En este contexto histórico, Hassan II ascendió al trono de Marruecos a finales de febrero de 1961 tras la repentina, por algunos considerada misteriosa, muerte de Mohamed V.
El Gran Marruecos
Arrancaban entonces los denominados «años de plomo», época caracterizada por una intensa represión política y la virtual desaparición de las garantías legales, todo esto aderezado por actos del Estado al margen de la ley. Lógicamente, existía una fuerte contestación interna en Marruecos por la oposición política. La oposición izquierdista estaba liderada por la Unión Nacional de Fuerzas Populares, organización que en aquella época se veía favorecida por el auge de la Argelia republicana y socialista tras la consecución de su independencia. Los franceses se habían visto obligados a claudicar tras prácticamente ocho años de guerra.
La oposición nacionalista estaba encabezada por el Partido Istiqlal, que presionaba para plantear reclamaciones territoriales encaminadas a crear el denominado «Gran Marruecos». Este concepto clave del nacionalismo marroquí, nacido en la primera mitad del siglo XX, incluye el Sáhara Occidental, la totalidad de Mauritania, zonas occidentales de Argelia y la zona noroccidental de Malí. También Ceuta y Melilla, así como las plazas de soberanía española. Algunas corrientes van más allá y llegan incluso a reclamar las islas Canarias.
Hassan II quería atribuirse algún éxito en materia territorial que le permitiese afianzarse en el poder, por lo que decidió asumir este discurso reivindicativo. Más aún, lo transformó en uno de los ejes clave de su actuación política. El monarca alauí no tuvo remilgos en utilizar la acción exterior de Marruecos como instrumento para afianzarse en el poder en un momento de gran complejidad política.
Barajó entonces dos posibilidades. Una sería el establecimiento de algún acuerdo relativo a la frontera con Argelia. La otra pasaría por la integración en el reino de Marruecos de los territorios en suelo norteafricano administrados por España.
Dos golpes de estado consecutivos
Pero lo cierto es que desde que Hassan II llegó al poder, Marruecos estaba viviendo una extremadamente convulsa situación social que culminó a principios de la década de 1970 en graves disturbios sociales y dos intentos de golpe de Estado.
Durante la celebración, el 10 de julio de 1971, del 42.º cumpleaños del monarca alauí en su palacio de verano de Sjirat, en las inmediaciones de Rabat, los cadetes de la Academia Militar de Ahermumu se sublevaron. El palacio fue asaltado, acción en la que se produjo una auténtica carnicería. Se estima que en el ataque perdieron la vida un centenar de personas, entre los cuales había diplomáticos, empresarios y varias autoridades. También algunos ministros y cuatro generales. La represión que siguió al fracasado golpe de estado fue de extrema dureza.
Grandes gestas españolas
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El 16 de agosto de 1972 hubo un nuevo intento de regicidio protagonizado por militares marroquíes: la operación Buraq. Hassan II volvía de pasar unas vacaciones en su castillo de Francia a bordo de su avión oficial. Cuando la aeronave sobrevolaba Tetuán, seis cazas F-5 de la Real Fuerza Aérea de Marruecos ametrallaron el avión real. El monarca no fue alcanzado.
Las consecuencias: incremento de la presión sobre el Sáhara español
En vista de su comprometida situación política, Hassan II decidió alejar al ejército del reino. Dispuso entonces el envío de algunas unidades a los altos del Golán para luchar contra Israel durante la guerra del Yom Kippur en octubre de 1973. Pero la rápida conclusión del conflicto bélico, que solo duró 19 días, hizo que las fuerzas marroquíes tuviesen que ser repatriadas de forma apresurada.
A Hassan II no le quedó más remedio que replantear su estrategia para alejar a los militares de los círculos de poder. Ordenó desplegar unidades expedicionarias del Ejército Real de Marruecos en las inmediaciones de la frontera norte de la provincia española del Sáhara. Su misión sería alentar todo tipo de acciones de hostigamiento contra los españoles.
En una clásica maniobra dirigida a proyectar en un enemigo exterior el fracaso de la política interna propia, Hassan II dirigió la atención de los marroquíes hacia la invasión de la provincia española del Sáhara como parte fundamental de su quimérico «Gran Marruecos». La proyectada invasión culminaría en la Marcha Verde de noviembre de 1975.